(LSN/InfoCatólica) A mediados de noviembre de 2025, la Sisters of Charity Health System anunció el nombramiento de Kait McNeeley como directora ejecutiva del «Joseph and Mary’s Home», una institución que ofrece atención médica y cuidados paliativos a personas sin hogar y gravemente enfermas. El anuncio generó preocupación en diversos sectores católicos cuando se supo que McNeeley había colaborado previamente con organizaciones dedicadas a la promoción del aborto.
This morning, we published an article about a charity in Ohio, run by the Sisters of Charity. I reached out to them yesterday, alerting them to the coming article and asked two questions, which were not answered. Just now, I received the following email: pic.twitter.com/Jrzd2eqkmn
— Lepanto Institute (@LepantoInst) November 25, 2025
Tras la difusión de esta información, numerosos fieles y defensores de la vida señalaron la contradicción entre la misión cristiana del centro —fundado por religiosas y orientado a la atención de los más vulnerables— y la trayectoria pública de la nueva directora. En pocas horas, el perfil profesional de McNeeley fue modificado para eliminar referencias a su activismo pro-abortista, lo que incrementó la inquietud entre los críticos.
Ante la presión pública y las quejas dirigidas tanto a la institución como a autoridades eclesiásticas, la Sisters of Charity Health System anunció finalmente, el 25 de noviembre de 2025, la destitución de McNeeley y su salida inmediata del puesto. La organización afirmó que su misión exige un liderazgo coherente con los valores de la vida y la dignidad humana.
El caso ha reabierto el debate sobre la necesidad de que las instituciones católicas revisen cuidadosamente los perfiles de quienes ocupan cargos de responsabilidad, especialmente en centros asistenciales que sirven a personas en situación de vulnerabilidad extrema.
Para la Iglesia Católica, la vida humana posee un valor inviolable desde la concepción hasta la muerte natural. La promoción o defensa del aborto contradice directamente este principio fundamental. Por ello, resulta moralmente incoherente que una persona con un historial de activismo pro-abortista dirija una institución católica. En este marco doctrinal, la destitución de McNeeley se interpreta como una medida necesaria para salvaguardar la identidad, la misión y la integridad ética del centro.








