(CatholicWorldReport/InfoCatólica) La sátira y la ironía suelen tender puentes entre lo serio y lo trivial. Actualmente, una película que lidera la taquilla parece encajar en esa categoría: «Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos». Se presenta como un éxito comercial más, pero su trama está construida sobre ideas poco habituales en este tipo de producciones, con un mensaje que promueve la vida y la familia.
En paralelo, la actualidad en Estados Unidos muestra un fuerte contraste: James Craig, dentista de Denver, ha sido condenado a cadena perpetua por el asesinato de su esposa, mientras legisladores demócratas han iniciado acciones legales contra la Administración Trump por su decisión de impedir que Planned Parenthood reciba reembolsos de Medicaid. Mientras en un tribunal de Colorado se condena un asesinato, en otros tribunales del país se defiende el aborto, lo que algunos califican como una «matanza de inocentes» que continúa de forma sistemática.
En este contexto, resulta sorprendente que una de las películas más vistas sea abiertamente provida. «Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos» transmite un mensaje de unidad familiar y defensa de la vida, ambientado en una versión retrofuturista de la década de 1960, época en la que comenzó la llamada «revolución sexual», que trajo consigo el aborto, la pornografía y el aumento del divorcio.
La trama gira en torno a un matrimonio con superpoderes que espera a su primer hijo, acompañado por dos «tíos» igualmente dotados que completan el grupo. Cuando un gigantesco monstruo espacial amenaza con destruir el planeta a menos que entreguen al bebé, la familia decide proteger al niño a toda costa. Con un tono más cercano al cuento de hadas que al cómic tradicional, la película se aleja de los mensajes ideológicos dominantes en gran parte de Hollywood.
El filme enfatiza la belleza de traer nueva vida al mundo, la importancia de la unidad familiar y la elección de proteger a los más vulnerables, incluso por encima de la supervivencia del planeta. Este compromiso parental es presentado como el núcleo de la redención y la salvación, una visión poco habitual en el cine de superhéroes contemporáneo.
El arzobispo emérito de Filadelfia, Charles Chaput, ya advertía en 2016 que «el niño no nacido significa exactamente cero en el cálculo de poder de los líderes del Partido Demócrata, y el derecho al aborto, antes descrito como una necesidad trágica, es ahora una especie perversa de “sacramento santísimo”».
Aunque «Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos» no sea una obra maestra, y su narración dé más peso al espectáculo que a la coherencia argumental, su mensaje central es claro: los lazos familiares y la disposición a sacrificarlo todo por proteger la vida son más poderosos que cualquier enemigo, incluso uno aparentemente invencible.
En un Hollywood que suele estar marcado por posiciones ideológicas contrarias a este tipo de valores, la aparición de un largometraje con este contenido resulta, como mínimo, llamativa. Para algunos, la cinta podría suponer un primer paso hacia un reconocimiento cultural más amplio de que toda vida es preciosa y que el sacrificio es parte esencial del acto de dar vida.







