(Santiago Alsina) En 1925 un grupo de universitarios pertenecientes a la Congregación Mariana de la calle Caspe de Barcelona se interesó en ampliar su formación para poder colaborar con mayor provecho en la revista de la asociación.
El jesuita mallorquín Ramón Orlandis Despuig (1873-1958), que dirigía el Apostolado de la Oración, fue el encargado de esta labor formativa. Orlandis, estudiante brillante y dedicado, había decidido su vocación cuando un profesor de Deusto le recordó que no debía preocuparse tanto por los exámenes: «hay un examen mucho más trascendental: el de toda la vida ante el Juez supremo». La espiritualidad del padre Orlandis estaba informada por la ciencia de santo Tomás de Aquino, inspirada en la entrega confiada de santa Teresita de Lisieux al amor misericordioso del Sagrado Corazón de Jesús, y guiada por los deseos de establecer el reinado de este amor en el mundo.
Este es el carisma que el padre Orlandis transmitió a los jóvenes cuya formación le encomendaron. Providencialmente el jesuita había tenido un año antes la intuición de fundar «una agrupación, así de varones como de mujeres, legión de almas pequeñas, instrumentos y víctimas del amor misericordioso de Dios, desengañadas de sus propias fuerzas, que pondrían toda la confianza en la sincera devoción al Sagrado Corazón de Jesús».
Bajo la prevención «hacer bien, no hacerlo bien», el jesuita puso su biblioteca de 25.000 volúmenes al servicio de los jóvenes: filosofía, Escritura, literatura, teología, historia, sociología, política... mediante multitud de conferencias y conversaciones que rastreaban el plan de Dios en la historia, el padre Orlandis transmitió las enseñanzas de Enrique Ramière acerca de la sobrenaturalización de la vida personal y social mediante la devoción a los Corazones de Jesús y María, tal como se practicaba en el Apostolado de la Oración, para instaurar en Cristo todas las cosas. Orlandis estaba persuadido de que el único remedio a la fragilidad humana era la conciencia del amor misericordioso del Señor.
El grupo de estudiantes agrupados en torno al padre Orlandis se llamó primero Juventus, después Schola y, tras la guerra, Schola Cordis Iesu. Varios de sus socios cayeron en la contienda, e incluso uno de ellos fue el encargado de explorar la posible liberación del obispo mártir Irurita. En 1958 falleció Ramón Orlandis; y apenas unos años más tarde Schola creció con un nuevo grupo de jóvenes enviados por el padre José María Alba SJ. La agrupación se fue convirtiendo en una familia de familias, donde los más pequeños recibían catequesis mientras sus padres asistían a las conferencias semanales.
En 1944 los miembros de Schola publicaron el primer número de la revista Cristiandad, para difundir el ideal de la asociación: la consideración sobrenatural de todos los acontecimientos humanos como preparación esperanzada de la llegada del Reino de Cristo. La revista ha publicado ya 1.126 números y sus páginas siguen siendo testimonio de la devoción al Sagrado Corazón, al Espíritu Santo, a la Madre de Dios, a san José, a la Iglesia, a la sabiduría de santo Tomás y a la radical pequeñez de santa Teresita; y también un refrescante descubrimiento en la actualidad de los designios divinos, la presencia social de Dios, y la armonía de fe y razón, todo iluminado por la vigencia orientadora del magisterio de la Iglesia.
En 1960 Schola Cordis Iesu fue erigida como una sección del Apostolado de la Oración, y en 1996 como asociación privada de fieles. Su fecundidad apostólica se expande por varias regiones españolas (Bilbao, Pamplona, San Sebastián, Mallorca, Madrid), incluso en Chile. De Schola nació la Escuela Tomista de Barcelona, con presencia en numerosos congresos internacionales. Muchos socios están involucrados en la vida diocesana y participan en las actividades de la Adoración Nocturna. No pocos miembros de Schola han abrazado la vida consagrada, y varias de sus vocaciones sacerdotales viven el ideal del padre Orlandis agrupados desde 1993 en la Hermandad de Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón (HHNSSC).
Las fiestas del centenario de Schola se inauguraron el jueves 15 de mayo, mes de María, con una solemne vigilia nocturna de adoración en el templo expiatorio del Sagrado Corazón en el Tibidabo, la cima de Barcelona. Con la cripta llena de familias y jóvenes, el obispo auxiliar don Javier Vilanova recordó que la Eucaristía es el centro de la vida cristiana, donde el cristiano se alimenta del amor de Cristo, y animó a los socios de Schola a perseverar en su vocación de adoradores.
Al día siguiente más de 300 personas llegadas de toda España se reunieron en el Seminario de Barcelona para participar en un acto académico presidido por mosén Emili Gil, vicario de la diócesis. La doctora Mercedes Palet invitó al padre José Ignacio Orbe a glosar la figura del padre Orlandis, objeto de su próxima tesis doctoral. El dr. Antonio Prevosti recordó después la fructífera vida de Jaime Bofill, uno de los primeros socios de Schola y catedrático de Metafísica en la Universidad de Barcelona. Finalmente el dr. José María Alsina meditó sobre el ideal de la asociación, recordó a algunos socios carismáticos e insistió en la afinidad de la vocación de Schola con las enseñanzas del papa Francisco sobre santa Teresita, san José o el Sagrado Corazón. El acto fue clausurado con una cena de gala en el claustro del Seminario, presidida por el obispo auxiliar don David Abadías, que animó a permanecer fieles al carisma del padre Orlandis, y compartió un cariñoso mensaje del cardenal Omella, cuya asistencia excusó por hallarse en Roma para participar en la misa inicial del pontificado de León XIV.
El programa de fiestas se clausuró el sábado por la tarde con una misa de acción de gracias en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en la calle Caspe, donde nació Schola Cordis Iesu. Concelebraron numerosos sacerdotes y acudieron representantes de varios movimientos eclesiales de la diócesis. Mosén Xavier Prevosti, consiliario de la asociación, presidió la celebración y recordó en su homilía la inexcusable vocación apostólica de Schola. Después de la misa, más de 500 personas compartieron alegremente en los jardines de la parroquia de Santa María Reina una cena informal preparada por las familias de Schola.
Las celebraciones seguirán durante todo el año con numerosas actividades. La más notable será seguramente, coincidiendo el aniversario con los 350 años de las apariciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, la peregrinación en agosto de más de 700 miembros de Schola a Paray-le-Monial.
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