InfoCatólica / Razones para nuestra esperanza / Categoría: Moral

24.07.11

Las “parejas en nueva unión”

Recientemente el quincenario de la Arquidiócesis de Montevideo publicó en su primera plana la fotografía de un hombre y una mujer visiblemente enamorados entre sí. Esa fotografía no anunciaba un artículo edificante sobre el noviazgo o el matrimonio cristianos, como cabía esperar, sino que estaba asociada a una noticia titulada “Parejas en nueva unión”, que remitía a un artículo titulado “Pastoral de personas separadas en nueva unión. Grupo “El Alfarero”” (véase “Entre Todos”, Nº 257, 9/07/2011, pp. 1 y 4). Ambos textos contienen varias afirmaciones más que preocupantes. A continuación citaré en letra itálica algunas de esas afirmaciones e intercalaré mis comentarios en letra normal.

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11.04.11

15.01.11

“Obrar la verdad” (Josef Pieper)

La prudencia, como base formal y “madre” de todas las virtudes humanas, es el troquel delicado pero firme de nuestro espíritu, que moldea el conocimiento de la realidad transformándolo en ejecución del bien. Encierra en sí la humildad del escuchar silencioso, es decir imparcial, la íntima fidelidad de la memoria, el arte de dejarse informar de algo, la serenidad ante lo inesperado. La prudencia es gravedad pausada y, por decirlo así, filtro de la reflexión, a la par que audacia frente a lo definitivo del decidir. Denota nitidez, rectitud, apertura, imparcialidad de ánimo por encima de todos los enredos y utilitarismos únicamente “tácticos”.

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13.01.11

Dos antropologías en conflicto (6)

6. Dos espíritus contrapuestos

A lo largo de esta serie de artículos he descrito el conflicto entre las dos antropologías principales de nuestro tiempo: la antropología cristiana y la antropología individualista. En este artículo final procuraré mostrar que esas dos antropologías provienen de dos espíritus contrapuestos y tienden a producir frutos contrarios entre sí.

Dos amores construyeron dos ciudades: el amor de Dios hasta el desprecio de uno mismo, la ciudad de Dios; el amor de uno mismo hasta el desprecio de Dios, la ciudad terrena” (San Agustín, La Ciudad de Dios, 14,28).

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24.12.10

Esperar ¿en razón de qué? (Josef Pieper)

Como nadie ignora, nuestro concepto más puro de “éxito” en la vida, el logro de toda una existencia, viene designándose desde tiempo inmemorial por la palabra “salvación”, en sentido amplio. A la salvación tiende precisamente “la” esperanza. Pero ¿en qué consiste la salvación? Es claro, ya de entrada, que esta pregunta sólo puede surgir con pleno significado cuando uno se halla dispuesto a poner en juego sus últimos y más sagrados principios. Quien trate de evitarlo renuncia a la posibilidad de hablar en serio del objeto de la esperanza humana.

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