O apagavelas o desposorio místico

Desde mañana habrá un nuevo Obispo de hecho y derecho y por lo tanto de obligaciones en España, Mons. Sebastià (Tià) Taltavull Anglada, Auxiliar de Barcelona. Por ello demos gracias a Dios

Que mal me sonó cuando oí y leí hace días, tan pronto se anunció a finales de enero su nombramiento que él sería el sustituto de Mons. Joan Carrera. Espero y deseo, aun a pesar de haberme unido una buena amistad con Mons. Carrera, y quizás precisamente por esto, que el nuevo Obispo Auxiliar sea por sí mismo muy válido sin tener que sustituir a nadie, sin tener que hacer referencia a obispos anteriores, ni por ocupar un cargo vacante, que en este caso – y no soy pesimista por naturaleza- será más bien una buena carga.

De entrada creo que deberíamos darle gracias por aceptar el nombramiento. Cuando tantos iban detrás de la mitra, él -como David, el hijo que ni siquiera enseñaron al profeta- fue el designado. Hacen falta bríos Monseñor y ojalá los que ha demostrado tener hasta ahora no se esfumen. También desde las Ramblas oraremos por su nuevo ministerio episcopal.

Hablando de la mitra, en lenguaje bastante común “el apagavelas”, esperamos que en su caso no surta ese efecto devastador que ha propiciado grandes males a la Iglesia por apagar las luces en muchas cabezas ilustres por sus actividades docentes, literarias o doctrinales.

Como muchos tuve la suerte de llegar a tener algunos profesores llamados al episcopado precisamente en gran parte para eso, para ponerles un “apagavelas” y prácticamente de la mayoría hasta el día de hoy, o para algunos, hasta el día de su traspaso al Padre como, también se decía en mi juventud en un programa radial “del pobre Fernández, nunca más se supo”. Alguno todavía bien vivo tuvo que esperar no pocos años antes de volver a ser él mismo en esplendor de esposo místico de la Iglesia a imagen de Jesús Buen Pastor.

Aunque vemos que en la vida de los grandes hombres y mujeres espirituales el desposorio místico es una de las fases postreras del proceso de unión con Dios, aprendí en unas conversaciones con el cardenal Bernardin Gantin, cuando era prefecto de la Congregación de Obispos, que los obispos padres y pastores y de entre ellos en especial los que tienen ministerio en una Iglesia Particular, y no creo que en eso el auxiliar sea “avis rara” debe considerarse desposado con la misma y por el bien de esta porción de la Iglesia si es preciso hay que dar la vida por amor. Por eso cada vez que se consagra un nuevo obispo, no dejo de tener un cierto sustito, bueno, a veces sustazo, mientras no se puede comprobar si la mitra hace el efecto de apagar la vela o de lanzar en fe a un cierto desposorio místico, que aunque parezca incruentico no deja de ser, si se vive de verdad, un testimonio martirial.

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