Del perdón y del amor

Estamos en la puerta grande de la Semana Santa, o mejor dicho, ya estamos casi dentro de la misma. En estos dias vamos a meditar y a revisar desde la conciencia una vez más nuestra fe celebrando el Misterio más grande de Amor: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor.
Hace bastante fresco y llovizna, y así, sin ganas de salir a la calle, desde una mesa de un típico y tradicional café frente a la opera de Barcelona, las conversaciones se entrelazan y sin poder llegar a conclusiones serias, cosa que estresa a algunas personas por no poder decir la última palabra, vamos tejiendo un tapiz variopinto que une y reúne muchos temas distintos pero convergentes.

A nadie extraña que salga a relucir el tema del perdón. Lógico. Incluso algunos cantaremos: ¡Perdona a tu pueblo Señor! Aunque no lo parezca estamos de acuerdo en que falta mucho perdón en los corazones de nuestros contemporáneos, y ojo, de los que charlamos nadie tira la primera piedra ¡eh! Alrededor del aroma de un buen café caliente todos coincidimos en que para poder perdonar hay que luchar contra mil sentimientos propios e incluso a veces ajenos que nos invitan de incalculables formas incluso camufladas a odiar porque los recuerdos del pasado lejano o inmediato no estan sanadas.

Todos afirmamos que para perdonar es necesario acabar con el rencor, terminar con el resentimiento. En definitiva que perdonar es renunciar a la venganza directa o indirecta, ya seas política, social, religiosa, económica. Sabemos bien que es fácil vengarse de quien sea de mil y una manera. Para ello pensamos y decidimos que hemos de reflexionar muy bien todos y sin excepción sobre lo que es y no es la memoria histórica que tantas heridas esta abriendo de un tiempo a esta parte y que precisamente no lleva en absoluto al perdón y la unidad.

¿Y cómo se hace eso de acabar con el rencor y terminar con el resentimiento y renunciar a la venganza?

A lo largo de la historia tenemos muchos ejemplos de personas sabias que supieron perdonar, pero yo y algunos más creemos que el mejor maestro del perdón es Jesús de Nazaret.
Su mensaje, la buena noticia perfectamente podria intentar resumirse en dos palabras: perdón y amor
Su actitud ante los demás para poder perdonar y llegar a amar hasta el extremo es intentar comprender a los otros en lugar de buscar ser comprendido. Jesús toma el pulso de las situaciones lo más objectivamente posible , no juzga ni hiere. Él sirve a la verdad. Él es la Verdad.
Y se nos ocurrieron dos momentos de su vida pública que nos iluminaron la cuestión: uno desde la comprensión, identificándose con el pecador: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra". Y Él tampoco la tira. El otro es en la cruz cuando pide al Padre que perdone a sus verdugos porque no saben lo que hacen. Como justifica y disculpa…

Alguien hace notar que lo que en realidad hace ahí Jesús más que perdonar es amar compasivamente, que es esa forma de amar universal, sublime y casi inconcebible y que tan grande es que cuando amas así ya casi no es ni necesario el perdón.

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