Muchos casos de lesbianismo se pueden prevenir (1 de 4)

En una sociedad de la soledad se multiplican los experimentos afectivos

Hace poco cumplí 16 años de ordenación sacerdotal. En estos casi 6000 días, el Señor me ha permitido recorrer realidades tan distintas como Paraguay y Canadá, Guatemala y Alemania, Irlanda y Ecuador. En la mayor parte de los sitios ha donde he ido, usualmente en misión, he celebrado la eucaristía y he escuchado personas en confesión. No digo que sea un experto; digo que mis palabras no van a ser especulación y que se refieren a una realidad que seguramente es más amplia que la que suele tener un sacerdote en circunstancias diferentes a las mías.

Voy a hablar sobre lesbianismo y su relación con el recurso mental llamado “idealización.” Y bien me sé yo lo que va a suceder en la zona de los comentarios. Ya me parece estar leyendo: “Ah, pues yo conozco una niña, que ya desde bebita (o desde feto) mostraba total y absoluta inclinación a las mujeres…” Otro querrá que aquí se discuta el celibato y empezará a psicoanalizarme. Otro aludirá a la violencia doméstica…

Es el problema de la teología moral: si no tocas temas de moral estás siendo irresponsable con el Evangelio, que sin duda afecta la realidad humana entera; si los tocas, entonces resulta que cada persona tiene anécdotas opuestas a lo que intentas decir. Esto ha sido así incluso en casos tan flagrantes como el aborto. En la historia ignominiosa de la despenalización del aborto siempre se apeló al caso de “la niña violada.” Luego resultaron millones de niñas abortadas (y niños, claro está), hijas de madres que nunca fueron violadas… Pero estoy divagando.

Entre otras constataciones, es claro que la homosexualidad, tanto masculina como femenina, está y estará en las noticias por mucho tiempo. Las razones son varias. Desde el punto de vista económico nada parece más deleitable al mercado que gente adulta, con un nivel de ingreso alto y un tremendo deseo de gastar y disfrutar. Mientras que la previsión y el ahorro son norma allí donde ahí niños, la tiranía del “hoy” y la mentalidad del “Carpe Diem” rigen al adulto bohemio que quisiera prolongar sin término su juventud y su capacidad de goce.

El mensaje hedonista cae en terreno abonado cuando llega a los televisores de la familia moderna, o mejor dicho, lo que queda de ella. La soledad asfixia la existencia de muchas personas que se sienten irrelevantes para sus parientes inmediatos, y estorbosos para un mundo que sólo les pide que gasten mucho y paguen sus impuestos. Antes se decía que la ociosidad es madre de todos los vicios; hoy ese puesto lo reclama con buenos títulos también esa soledad helada en la que un abrazo y la acogida de alguien parecen la entrada al paraíso. En el invierno afectivo permanente de las ciudades-monstruo (que son casi todas las que van arriba de unas cuantas decenas de miles de habitantes), verse en la situación de no “tener a alguien” es la antesala de la desesperación. Por eso quienes “tienen a alguien” se aferran a él o a ella como a un clavo caliente. El erotismo reconcentrado, el interminable acariciarse, el besuqueo profuso y público hablan bien de todos los abrazos que los papás negaron, y de todas las tardes en que los chicos no tenían más que sus celulares de última generación y algún juego electrónico.

En ese contexto de desierto de amor, de compañía, de cariño, de sonrisa, de acogida, pocas palabras pueden describir el grado de apego que una persona desarrolla hacia su pareja. Y si lo primero que aparece es del mismo sexo, pues… así será. Resulta menos engorroso definirse de una buena vez como homosexual o bisexual que entrar a destapar un pasado lleno de carencias, preguntas sin respuesta, vacíos plagados de llanto, odios sordos. La estructura afectiva de heterosexuales y homosexuales no es muy distinta cuando ambos vienen de esa clase de desierto, y por eso también hay una conjura de complicidad que en el fondo es un pacto de empatía. También el hombre que prefiere a las mujeres sabe lo que se siente “no tener a alguien” y su juicio moral tiene una mezcla de empatía y complicidad hacia aquellos que encontraron su “alguien” en uno de su mismo sexo.

Pero en esto hay un factor que no he mencionado y que a la vista de tantos casos estimo importantísimo: el rol del papá. A ello voy la próxima vez.

Fr. Nelson Medina, O.P.

12 comentarios

  
elena florez
¿Qué cantidad de palabras gastadas para no decir nada! Es decir, habló la vaca y dijo: 'Muuuuuu' Lo que está claro es, Fray Nelson, es que usted sabe poco o nada de esta cuestión.
02/06/08 6:19 PM
  
una amiga
Elena Florez.
¿Y si lo leyeras otra vez? A lo mejor te enterabas de algo. Tu has empleado pocas palabras para hacer ver que no comprendes lo que lees y además que eres pizca maleducada.
02/06/08 7:04 PM
  
Saulo Medina
Elena: que la vaca dijo muuuu, quiere decir que tu también reconoces que en la homosexualidad hay una carencia afectiva profunda y que de ese dolor innombrable se aprovecha el aparato maldito de la publicidad y el consumismo?
02/06/08 8:50 PM
  
Fray Gracián de la Madre de Dios
He aqui otro armarizado utilizando la supuesta castidad como revulsivo a su propia naturaleza, incapaz de ver la obra de Dios en todos sus seres... y piensan que se salvarán, manda huevos
03/06/08 9:27 AM
  
Fray Gracián de la Madre de Dios
Lo mejor de todo es que en las indicaciones para dejar un comentario, te piden que no hagas alusiones sexuales... y aqui tienes al bloguer no solo haciendo alusiones sino tambien juzgando, además de intentar sentar cátedra como si tuviese la verdad en sus manos..... luego se preguntan por que sus órdenes agonizan a la desesperada, pues chico. la respuesta es fácil, porque sois cualquier cosa menos ejemplo de aquel que vino a enseñarnos que no hay un solo humano que no ame Dios, que llevais juzgando cientos de añso a los que están cortados por otro patrón, y para aquellos que puedan twener dudas encima les decís que estais avalados por el espíritu Santo, jajajajajaa, para mear y no echar gota vamos
03/06/08 9:32 AM
  
elena florez
¿Maleducada, yo? ¡Qué va, si estudié en un colegio de frailes... dominicos, ja, ja, ja, ja, ja ja!
03/06/08 1:41 PM
  
Fray Nelson
Bueno, esperábamos muchos comentarios del tenor de algunos que han aparecido. El tema continua, por supuesto, y el lector avisado podrá ir sacando sus conclusiones. Agradezco a los moderadores de Religión en Libertad la actitud serena que han tenido en este caso.

Algunos piensan que si levantan el tono de la voz, o hacen dos o tres alusiones nos vamos a quedar sin palabras. Pero hay mucho aún por decir, y se irá diciendo en los posts sucesivos de esta serie.

Bendiciones a todos.
03/06/08 1:46 PM
  
RNA
Pero fray Nelson, ¿y el lesbinismo de toda la vida, cuando las madres estabn en casa y no había teléfonos móviles ni , al parecer, soledad?
03/06/08 6:20 PM
  
Fray Nelson
RNA,

Desde que hace ya bastantes años empecé a encontrarme directamente con estas personas me hice un propósito, que, gracias a Dios, he conservado: mirar cada historia como única.

Observa mi lenguaje y notarás que no generalizo y no me gustan las abstracciones en este tema. Muy al contrario, lo que hago es hablar extensamente con las personas, partiendo de la base de que Dios acoge a todos. Esta serie de artículos sobre el lesbianismo se basan en esas decenas y decenas de casos.

Si deseas que conozca algún otro caso particular, tendré mucho gusto en conocerlo, pero te repito, no son útiles las abstracciones en esto.

Si al hacer tu comentario has dejado un correo electrónico válido, y si tú así lo deseas, te puedo escribir a ese correo, para que tú me des datos de cómo contactar a nuevas personas. Para expresar que estás de acuerdo puedes responder a este comentario sin necesidad de que des datos personales en público.
03/06/08 6:27 PM
  
RNA
Ahora sí puede responderme por correo "válido". Una cosa, si cada caso es único, único, único, entonces tampoco hay causas generalizables y la prevnción malamente se puede hacer sin abstaer de lo particular aa lo general. O viceversa, pero en algún momento hay que sacar conclusiones generalizables si se quiere actuar preventivamente.
03/06/08 6:52 PM
  
Fray Nelson
Es cierto, RCA, para hacer alguna prevención es necesario generalizar un poco. En mi caso, la base de la generalización es aquello que he conocido directamente de las personas mismas y sus familias.

Dios te bendiga, y no te pierdas el resto de la serie ;-)
03/06/08 6:55 PM
  
Unitas
Hace muy bien, Fray Nelson, en no dejarse vencer por ninguno de los dos extremos: ni irresponsable para con Jesús y el Evangelio, ni cansado de escuchar anécdotas que no atañen al fondo de la cuestión.
Pues si no identificamos la cuestión como problema, realidad a sanar, desgracia, difícilmente vamos a buscarle prevención, cura, gracia sanante.
En lo que yo conozco el apego morboso entre las parejas de lesbianas tiene mucho de una enorme mentira y vacío de centro personal, familiar, y, más al fondo, de conocimiento del amor de Dios
03/06/08 11:32 PM

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