Redención y Co-Redención
Una reflexión teológica sobre los conceptos de redención y co-redención, motivada por la polémica suscitada tras la publicación de una nota del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en octubre de 2025.
La invitación es: dejar de lado la sobrecarga emocional y los debates acalorados para analizar con serenidad el significado teológico de estos términos.
Se explica que la redención significa «comprar» o «rescatar» a alguien pagando un precio, y que esta obra, cuando se trata de liberarnos del pecado, es exclusivamente divina, realizada por Jesucristo, Dios y hombre, y único Redentor. Se destaca que el sacrificio de Cristo es absolutamente necesario y completamente suficiente para la salvación, y que no puede ser complementado ni reemplazado por nadie, ni siquiera por María.
Sin embargo, se reconoce que todos los cristianos, incluida la Virgen María, están llamados a unirse y colaborar en la difusión y manifestación de la redención a través de la oración, el testimonio y la intercesión, pero esto no los convierte en «corredentores» en sentido teológico estricto.
Por ello, el término «co-redención» es problemático y teológicamente inadecuado. Se hace una distinción clara entre colaborador y corredentor, reservando el título de Redentor exclusivamente para Cristo.
Finalmente, Fray Nelson destaca la importancia de reconocer a María como plenamente redimida y Madre del pueblo fiel, que con su oración y testimonio abre el camino para la gracia, sin que esto implique una igualdad o coautoría en la obra salvadora divina. Termina con una invitación a valorar correctamente la figura de María sin caer en confusiones terminológicas.
19 comentarios
La cuestión es la siguiente. Co-operar en algo es ser co-operador de ello, co-obrarlo. El que obra u opera la Redención es Jesucristo. Pero si alguien co-opera o co-labora en ella, ¿no es eso acaso lo que se expresa con el término co-redentor? Si se rechaza este término, por lo mismo, entonces, habría que rechazar el hablar de co-operación o co-laboración en la Redención (cosa que la misma Nota reconoce en la Santísima Virgen). Porque es lo mismo: hay una exclusividad en la operación de la Redención por parte de Jesucristo. Pero si hay una co-operación o co-laboración en ella, entonces, por lo mismo, hay una co-redención.
Cordial saludo y que el Señor lo bendiga.
Nota de fray Nelson: En el video se explica lo que preguntas. Mientras que el término "redentor" es exclusivo de Dios, colaborar o cooperar, son términos que se aplican también a las creaturas.
Nota de fray Nelson: El argumento sobre los derechos maternos es interesante y merece una respuesta. Lo fundamental en esta respuesta está en la diferencia entre el orden natural y el sobrenatural, o de la gracia. Que una madre reconozca el derecho de cada hijo a disponer de su propia vida según su conciencia, ¿pertenece a cuál de los dos órdenes? Pertenece al orden natural. En efecto, tratándose de la constitución de una persona humana distinta de la madre, al llegar el pleno uso de razón, ya no hay un derecho propio de la madre de disponer de la vida de un hijo, lo cual es verdad para todas las madres y todos los hijos. María, pues, podía asociarse, llena de amor y obediencia, a la ofrenda de su Hijo Jesucristo, y en ese sentido, colaborar de modo subordinado y no indispensable, a que sucediese la redención debida únicamente al sacrificio de Cristo, único que tiene el valor propio de Víctima Divina. Este hecho no se describe correctamente con la palabra co-redentora.
El que no lo quiera entender es porque no está siendo de Dios.
Dios es Todopoderoso, y sus designios no pueden ser comprendidos cabalmente por el hombre.
Nota de fray Nelson: La exención de pecado en María muestra ante todo que Ella ha sido redimida; de lo cual no se sigue que sea adecuado llamarla co-Redentora.
Las acusaciones personales no aportan desde el punto de vista de la teología.
Que algo supere nuestra comprensión no significa que cualquier afirmación deba ser admitida sin razones.
Si la Congregación para la Causa de los Santos exige un milagro para ser beato y dos para ser santo, nadie cree que el milagro lo haga el santo porque todo poder es de Dios, así que la discusión sobre cómo debemos llamar a la Santísima Virgen podía ser trasladada al culto de dulia, que es, esencialmente, católico. Podrían decirnos también que no nos dirijamos a los santos como intermediarios porque los santos carecen de poder y, sin embargo, hasta ahora no lo han hecho. ¿Hay alguna diferencia entre la Virgen María y los santos? Yo creo que sí, pero la tendencia actual parece igualarlos haciendo de María una Santa más.
Nota de fray Nelson: La expresión "sustancialmente distinta" es claramente inadecuada porque en la Tradición de la Iglesia la "sustancia" corresponde a la naturaleza de cada ser, y María, según elocuente expresión de San Atanasio, es "hermana nuestra", partícipe de nuestra misma naturaleza. Al reservar por completo el misterio y la obra de la Redención a Dios, nuestro Señor, no igualamos la caridad, ni la pureza, ni al eficacia de la intercesión de María con ninguna otra creatura: solamente diferenciamos lo que Ella hace y lo que hace Dios.
Creo que faltaría marcar la diferencia entre la Virgen María y los demás santos en cuanto al modo de esa unión, participación y difusión de la obra redentora de Cristo. San Juan Pablo II dice en Salvifici Doloris: "Los que participan en los sufrimientos de Cristo conservan en sus sufrimientos una especialísima partícula del tesoro infinito de la redención del mundo, y pueden compartir este tesoro con los demás". Creo que se puede afirmar que, mientras que nosotros participamos en una pequeña parte de los padecimientos de Cristo, y en esa medida podemos compartir, o como ud dice, difundir, una pequeña parte del tesoro de la Redención; la Santísima Virgen participó plenamente de todos los padecimientos del Señor, y por eso puede difundir sobre el mundo todos los tesoros de la Redención, y es lo que afirmamos con el título "Mediadora de Todas las Gracias". Por eso Corredentora y Mediadora son títulos muy unidos, y si alguna vez se proclama un dogma sobre estas verdades (independientemente de los términos que vayan a utilizarse), yo creo que será un solo dogma.
Nota de fray Nelson: En el video se explica esa participación: está en el modo de acoger y difundir la obra de la redención por medio de la caridad, el testimonio y la intercesión. Y por supuesto, en todo ello la Santa Virgen está completamente por encima de todas las demás creaturas, y sin embargo, a infinita e insalvable distancia del Creador y Redentor.
Lo que escribe en segundo lugar no responde. En efecto, dice Ud.: "Mientras que el término "redentor" es exclusivo de Dios, colaborar o cooperar, son términos que se aplican también a las creaturas". Ahora bien, precisamente porque el término "redentor" es exclusivo de Dios, se le da a quien co-labora o co-opera en la Redención el título de "co-redentor(a)", no de "redentor".
En cuanto al video (dicho sea de paso, en ese mismo Salmo se dice: "...de pie a tu derecha está la reina..."), insiste Ud., con razón, en que la Redención es obra de N. S. Jesucristo y suficiente por sí misma. Pero eso no está en cuestión, estimado fray Nelson. Por eso hablamos de "co-redentora", con el "co-", y no de "redentora" a secas.
Sigo con el video en otro comentario.
Nota de fray Nelson: Una obra que es exclusiva de Dios va mal expresada con el sufijo "co". En el video se menciona un ejemplo: es del todo inapropiado el término "co-creador", por lo menos en un lenguaje formal, como debe ser el de la teología y el magisterio. Otros usos inapropiados: co-Salvador, co-Perdonador, co-Santificador.
El hecho de que una expresión incorrecta pueda entenderse, añadiendo explicaciones, de modo correcto, no la hace correcta.
Ud. habla de que el Sacrificio salvador de Jesucristo era absolutamente necesario dado el designio salvador del Padre. Ahora bien, dice santo Tomás: "ad finem aliquem dicitur aliquid esse necessarium dupliciter, uno modo, sine quo aliquid esse non potest, sicut cibus est necessarius ad conservationem humanae vitae; alio modo, per quod melius et convenientius pervenitur ad finem, sicut equus necessarius est ad iter. Primo modo Deum incarnari non fuit necessarium ad reparationem humanae naturae, Deus enim per suam omnipotentem virtutem poterat humanam naturam multis aliis modis reparare. Secundo autem modo necessarium fuit Deum incarnari ad humanae naturae reparationem" (S. Th., III, q. 1, a. 2, c.).
Comenta el P. Garrigou-Lagrange: "Communiter et contra Theologi tenent Incarnationem non esse simpliciter necessariam etiam post lapsum generis humani et supposito quod Deus voluerit humanitatem liberare a peccato, quia erant alii modi liberationis, sed eam esse tantum sec. quid necessariam. Haec communis theologorum conclusio pro Suarezio non potest sine temeritate negari, ita Lugo; imo Valentia dicit quod est certissima, scil. ut conclusio theologica communiter admissa a theologiis, et multis testimoniis Patrum roborata est. S. Th. qui hanc conclusionem firmiter tenet, initio ponit difficultatem contra necessitatem etiam sec. quid Incarnationis" (De Christo Salvatore, p. 37).
Nota de fray Nelson: Yo me refiero a la necesidad posterior al designio libre y soberano de Dios. Tú hablas de la necesidad anterior a tal designio, y por eso, considerada solo como posibilidad abstracta.
La comparación con la creación no ayuda, porque, como enseña santo Tomás, en la justificación puede haber colaboración por parte de la creatura, cosa que no se da así en la creación (vid. S. Th., I-II, q. 113, a. 9). Y ahí está el punto: que la Santísima Virgen mereció de congruo nuestra justificación, cosa que no creo que Ud. niegue. Ergo, hay una colaboración especial de ella en la Redención obrada por N. S. Jesucristo.
Nota de fray Nelson: La cita de la Suma teológica es muy importante porque nos ayuda a entender varias cosas. En la parte pertinente, que es en la objeción 3, dice el santo:
"Mas en la obra de creación lo que se produce es sacado de la nada y, por tanto, sin cooperación posible, mientras que en la justificación del impío Dios hace un justo de un pecador, y con cierta cooperación por parte del hombre, que, como ya vimos (a.3), concurre con un movimiento de su libre albedrío."
En ese artículo 3, ¿qué encontramos? Aquí hay que citar el "Respondeo" completo:
"La justificación del pecador es producida por Dios, que impulsa al hombre al estado de justicia, pues El es quien justifica al impío, según se dice en Rom 4,5. Pero Dios mueve todas las cosas según la condición propia de cada una de ellas; por ejemplo, en las cosas naturales, mueve de distinta manera los cuerpos pesados y los ligeros, en razón de su distinta naturaleza. Luego también cuando mueve al hombre hacia la justicia lo hace de acuerdo con la condición propia de la naturaleza humana. Mas lo propio de la naturaleza humana es estar dotada de libre albedrío. Por consiguiente, cuando se trata de un individuo que se encuentra en uso de su voluntad, el impulso que Dios le comunica para conducirlo a la justicia no se produce sin el ejercicio del libre albedrío humano, sino que de tal manera infunde el don de la gracia justificante, que mueve a la vez el albedrío del hombre para que acepte la gracia, siempre que se trate de un sujeto susceptible de esta moción."
Entendemos entonces que la acción es realizada únicamente por Dios quien mueve la voluntad libre del hombre para que quiera lo que Dios le ofrece. Cómo puede una voluntad libre ser "movida" lo explica San Agustín con el ejemplo del amor. El que es llamado por el amor es movido y sin embargo, accede en libertad.
De todo esto se concluye que la "cooperación" del hombre en la justificación primera (en la que obra la "gracia operante") se reduce a ser movido para querer lo que Dios quiere. Esto mismo enseña el santo doctor en la cuestión anterior, la 112, artículo 2, en el cuerpo del artículo:
"Como ya dijimos (q.109 a.2.3.6.9), se puede hablar de la gracia en un doble sentido: o como un don habitual de Dios, o como un auxilio divino que mueve el alma al bien. Así pues, como don habitual la gracia requiere una preparación previa, porque ninguna forma puede ser recibida sino en una materia dispuesta. Pero como moción al bien no requiere por parte del hombre ninguna preparación anterior al auxilio divino, sino que, a la inversa, cualquier preparación que se pueda dar en el hombre proviene del auxilio de Dios que mueve el alma al bien. De esta suerte, el mismo movimiento bueno del libre albedrío por el que nos preparamos para recibir la gracia como don habitual es, por una parte, un acto producido por el libre albedrío bajo la moción divina, lo que permite decir que el hombre se prepara para la gracia, según aquello de Prov 16,1: Del hombre es preparar su ánimo. Pero, por otra parte, es un movimiento del libre albedrío que tiene su causa principal en Dios, y esto permite decir: Es Dios quien prepara la voluntad del hombre (Prov 8,35); o bien: Es el Señor quien dirige sus pasos (Sal 36,23)."
De todo ello se concluye que decir, en sentido simple, que en la justificación el hombre coopera con Dios sería negar el acto previo de Dios que hace que el hombre quiera lo que Dios quiere.
En cuanto al mérito de congruo, debe tenerse en cuenta lo que enseña Santo Tomás, en I-II, q. 114, a. 6, c.:
"con mérito de congruo sí que se puede merecer para otro la primera gracia. Pues, cuando el hombre constituido en gracia cumple la voluntad de Dios, resulta congruo, de acuerdo con una proporción basada en la amistad, que Dios cumpla la voluntad del hombre que desea la salvación de otro. Salvo que a veces puede haber impedimento por parte de aquel cuya justificación el justo desea."
No hay inconveniente en afirmar un mérito "de congruo" en la Santa Virgen por el que su intercesión "merece" para otros la redención. Pero es de notar que en esta clase de mérito Ella no está sola sino que todo redimido que esté unido por caridad a Dios, el Señor, tiene también tal mérito, si bien es de creer que en grado muy inferior al de María Santísima. Es lo que decimos en el video.
Que un término no aparezca en la SE no implica que no pueda admitirse, si lo que significa es admisible, como bien enseña santo Tomás: S. Th., I, q. 29, a. 3, ad 1, y ya decía san Agustín. De hecho, el Mediador, según la SE, es único. Y ello no obsta a que el CVII, en Lumen gentium, hable de la Santísima Virgen como "mediadora", "mediatrix", en un pasaje que Ud. calculo que bien conoce: "Propterea B. Virgo in Ecclesia titulis Advocatae, Auxiliatricis, Adiutricis, Mediatricis invocatur(186). Quod tamen ita intelligitur, ut dignitati et efficacitati Christi unius Mediatoris nihil deroget, nihil superaddat" (n. 62).
Nota de fray Nelson: Observa que yo sigo el hilo de la argumentación de la Nota, la cual distingue entre el término Redentor (o co-Redentor) y Mediador. Vuelve a la Nota y mira lo que se dice sobre llamar a la Virgen "Mediadora". En síntesis, es posible, ha de hacerse con prudencia, y de ningún modo es recomendable llamarla "Mediadora de Todas las Gracias".
Nota de fray Nelson: Eso que mencionas no es parte de mi argumentación. Lo argumentado está en otras afirmaciones del mismo video; básicamente en que la redención es acto exclusivo de Dios.
Esto es una petición de principio, en cuanto ya de entrada la está considerando incorrecta, y es lo que hay que fundamentar.
Nota de fray Nelson: No es "petición de principio" si por otros medios se demuestra que es incorrecta. Como es el caso en esta conversación.
Cordial saludo.
In Domino.
Nota de fray Nelson: Por favor, escucha con más atención en el video de qué modo dije no haberlo escuchado.
Sí, en el video explicas el modo de difundir la obra de la redención, pero no especificas ninguna diferencia entre cómo María participa en esta obra y la difunde, y cómo lo hacemos nosotros. Lo que dices sería lo que hay en común entre Ella y nosotros en esto. Si lo único que nos queda decir es que en la colaboración con la redención María hace lo mismo que nosotros pero mejor, no estamos diciendo casi nada. Por eso decía en el comentario anterior, la diferencia entre nuestra colaboración y la de Ella es la de la parte con el todo. Y además, la de lo imperfecto con lo perfecto.
Nota de fray Nelson: No estoy de acuerdo con esto que escribes: "Si lo único que nos queda decir es que en la colaboración con la redención María hace lo mismo que nosotros pero mejor, no estamos diciendo casi nada." Compara los dibujos desproporcionados de alguien que no sabe nada de dibujo (es mi caso) con la maestría de un Rafael o de un Leonardo. Y tanto ellos como yo somos "dibujantes"... Las diferencias de grado son tan amplias como lo permite la naturaleza, y de ordinario permite muchísimo. Un hombre con avanzado grado de miopía tiene sentido de la vista, que también lo tiene el águila más perspicaz. Un párvulo aprendiendo a sumar usa la misma facultad que le sirvió a un Einstein, un Lorentz o un Von Neuman... Lejos de mí empequeñecer el inmenso poder de la presencia, el testimonio y la intercesión de la Inmaculada. Pero eso en nada cambia lo argumentado.
No sé si tiene sentido seguir. Me pregunto, eso sí, si es Ud. consciente de no haber presentado un sólo argumento de peso y de no haber respondido a lo que le he dicho en varios comentarios. Por eso digo que no le encuentro sentido a seguir...
Un cordial saludo y que el Señor lo bendiga.
Nota de fray Nelson: Sugiero leer mis respuestas; no solo tus propias intervenciones.
Hay que ver a qué se refiere con eso de "sentido simple", que no lo dije yo y no hace al caso para la comparación que Ud. hace con la creación y que fue lo que critiqué, y Ud. no respondió.
En cuanto a la cooperación, definió el Concilio de Trento: "Si quis dixerit, liberum hominis arbitrium a Deo motum et excitatum nihil cooperari assentiendo Deo excitanti atque vocanti, quo ad obtinendam iustificationis gratiam se disponat ac praeparet, neque posse dissentire, si velit, sed velut inanime quoddam nihil omnino agere mereque passive se habere: anathema sit" (Dz. 814). Se mantiene, entonces, lo que dije: en la justificación, tal como lo define la Iglesia, hay cooperación, que no se da en la creación.
En cuanto a lo de la necesidad en lo que hace al cumplimiento de los decretos de la Voluntad divina referidos a actos libres y, en este caso, al cumplimiento del decreto de la Encarnación, no es una necesidad absoluta, sino condicional, como santo Tomás y los tomistas lo exponen claramente en lo que concierna a la cuestión "de auxiliis divinae gratiae".
Nota de fray Nelson: Ya eso está explicado en otra intervención mía en este mismo espacio: hay un acto libremente querido por el hombre movido por la gracia de Dios que le hace quererlo. No es pues un acto que tenga causa propia en el solo hombre. Lee por favor.
Cristo pudo haber redimido sin la Virgen, exclusivamente, pero no fue así.
Nota de fray Nelson: Precisamente lo que enseña la Biblia es que la redención es acto exclusivo de Dios. El tema de la "necesidad" es complejo. En un acto contingente, como son los actos de la historia humana, cada factor puede considerarse "necesario" en la medida en que, si no se hubiera dado, no se habría producido idéntico resultado. Por eso, desde el punto de vista de la revelación y la teología, es preferible considerar como "necesario" sólo aquello que tiene carácter de causa eficiente, formal (esencial) o final. Las causas meritorias o ejemplares no son en este sentido "necesarias".
Ejemplo: el amor purísimo y la presencia consoladora de los santos ángeles acompañó el sacrificio de Cristo; la Biblia misma nos dice (en San Lucas) que la humanidad de nuestro Señor fue consolada y alentada por "un ángel) en Getsemaní; pero considerar esa acción angélica como "causa" supone estirar demasiado las palabras.
Parece una invitación a todos los "santos" (en el sentido que los primeros cristianos le daban). Y si eso es así, cuánto más la Virgen María. Y aún nosotros en tanto que seguidores/colaboradores del Maestro y Redentor por voluntad del Padre.
Aunque supongo ya lo habrá comentado por ser demasiado elemental para un teólogo, a mí no me consta, por lo que le pediría que lo repitiese si fuera así.
Nota de fray Nelson: Colaborar o cooperar son verbos apropiados porque en la misma Escritura son expresiones que se aplican a las creaturas en relación con el plan de Dios. Redimir, crear, salvar, perdonar, santificar son verbos propios de solo Dios. La única excepción, en Juan 20, donde Cristo dice: "A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados", es claro que se trata de la presencia y acción del mismo Cristo, o como dice la teología, "in persona Christi".
Por todo ello, las palabras como colaborar o cooperar son apropiadas. Co-redimir, no.
Nota de fray Nelson: Néstor Martínez goza de todo mi respeto pero ciertamente lo que escribe sobre este tema es refutable. Su argumento central para diferenciar la colaboración de la Virgen María en la redención está en estas palabras:
"(...) la colaboración de María es única, porque ella no solamente habla, da testimonio e intercede, sino que además ofrece a su Hijo en la Cruz por nosotros. Los Papas hablan de una participación de la Virgen en la ofrenda que Cristo hace de Sí mismo al Padre en la Cruz, y por tanto, en la Redención objetiva misma. Por ejemplo, Pio XI, en Misserentissimus Redemptor: “Finalmente, a estos deseos y propósitos nuestros se digne sonreír propicia la Virgen, Madre de Dios, la más benigna, la cual, puesto que nos dio a luz al Redentor Jesús, lo alimentó, ofreció la víctima al pie de la cruz y, por su íntima unión con Cristo y por una gracia del todo singular, se mostró también Reparadora y es piadosamente llamada así.” "
Lo difícil es demostrar que ello colabora objetivamente a la eficacia de la redención. En efecto, aquí entra en juego algo que es único de Ella (es la Madre del Redentor) y algo que no es único porque lo tiene en común con nosotros: la unión de caridad con el amor oblativo de Cristo. Esto segundo se da en Ella, nadie lo duda, de modo eminentísimo pero es en sí mismo de la misma naturaleza de caridad que hay en nosotros porque tiene su fuente en los méritos y la gracia de Cristo y busca lo mismo que quiso Cristo y que quieren todos los santos: la perfecta glorificación de Dios y la salvación de las almas.
Así que debemos referirnos a lo que en Ella es único: ser Madre del Redentor. ¿Contribuye objetivamente esa relación, completamente única, al hecho mismo de la redención? No parece. He escrito antes:
El argumento sobre los derechos maternos es interesante y merece una respuesta. Lo fundamental en esta respuesta está en la diferencia entre el orden natural y el sobrenatural, o de la gracia. Que una madre reconozca el derecho de cada hijo a disponer de su propia vida según su conciencia, ¿pertenece a cuál de los dos órdenes? Pertenece al orden natural. En efecto, tratándose de la constitución de una persona humana distinta de la madre, al llegar el pleno uso de razón, ya no hay un derecho propio de la madre de disponer de la vida de un hijo, lo cual es verdad para todas las madres y todos los hijos. María, pues, podía asociarse, llena de amor y obediencia, a la ofrenda de su Hijo Jesucristo, y en ese sentido, colaborar de modo subordinado y no indispensable, a que sucediese la redención debida únicamente al sacrificio de Cristo, único que tiene el valor propio de Víctima Divina. Este hecho no se describe correctamente con la palabra co-redentora.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.





