N.S. Jesucristo, único Redentor

Ipsa conteretDice “Mater Populi Fidelis”, n. 3:

El presente documento, sin querer agotar la reflexión ni ser exhaustivo, intenta preservar el equilibrio necesario que, dentro de los misterios cristianos, debe establecerse entre la única mediación de Cristo y la cooperación de María en la obra de la salvación, y pretende mostrar también cómo ésta se expresa en diversos títulos marianos.”

En realidad, si el documento MPF quería promover la reflexión sobre este tema, sin agotarla, lo ha conseguido ampliamente. En esa línea van las consideraciones que siguen, en forma de diálogo.

-          ¿Es N. S. Jesucristo el único Redentor?

-          Sí, sin duda.

-          ¿Es el único Corredentor?

-          No, porque no es Corredentor.

-          ¿La unicidad del Redentor se opone a que haya una Corredentora?

-          No, porque redimir y corredimir no es lo mismo.

-          ¿El término “Corredentora” pone a María al mismo nivel de Cristo?

-          No, porque Cristo no es Corredentor.

-          Al decir que María es Mediadora de todas las gracias ¿ponemos en Dios una obligación de hacer pasar sus gracias por María?

-          No, porque lo único que podemos estar diciendo al decir algo así es que Dios ha querido libremente que así sea.

-          “Corredentora” no está en la Escritura.

-          “Madre de Dios”, “Inmaculada Concepción”, y “Consustancial” (dicho del Verbo), tampoco.

-          Pero entonces todos somos corredentores, porque de algún modo colaboramos con la Redención.  Pero lo hacemos solamente en la difusión de la Redención entre los hombres, o sea, la “Redención subjetiva”. Eso mismo, entonces, pero de modo más excelente, hace María Santísima.

-          No solamente, la colaboración de María es única, porque ella no solamente habla, da testimonio e intercede, sino que además ofrece a su Hijo en la Cruz por nosotros. Los Papas hablan de una participación de la Virgen en la ofrenda que Cristo hace de Sí mismo al Padre en la Cruz, y por tanto, en la Redención objetiva misma.  Por ejemplo, Pio XI, en Misserentissimus Redemptor: “Finalmente, a estos deseos y propósitos nuestros se digne sonreír propicia la Virgen, Madre de Dios, la más benigna, la cual, puesto que nos dio a luz al Redentor Jesús, lo alimentó, ofreció la víctima al pie de la cruz y, por su íntima unión con Cristo y por una gracia del todo singular, se mostró también Reparadora y es piadosamente llamada así.” Y Pio XII, en Mystici Corporis: “Ella fue la que, libre de toda mancha personal y original, unida siempre estrechísimamente con su Hijo, le ofreció, como nueva Eva, al Eterno Padre en el Gólgota, juntamente con el holocausto de sus derechos maternos y de su materno amor, por todos los hijos de Adán, manchados con su deplorable pecado.

-          Nosotros también ofrecemos a Cristo al Padre en la Eucaristía.

-          Pero nosotros no somos madres de los demás ni de nosotros mismos, como María ha sido hecha por Cristo, precisamente al pie de la Cruz, Madre de todos nosotros. Nosotros, en la Eucaristía, celebramos la Redención ya realizada, María participa en la realización misma de la Redención en el Calvario. Nosotros recibimos los frutos de la Redención, María se sitúa, a su modo subordinado, obviamente, en el origen mismo de esos frutos, y por eso es Madre nuestra y no solamente cointercesora o cooferente nuestra. Por eso el Magisterio ha insistido siempre en el carácter único de la colaboración de María Santísima en la obra de la Redención, por ejemplo, Pio XI en “Misserentissimus Redemptor”: “por su íntima unión con Cristo y por una gracia del todo singular, se mostró también Reparadora”, o el Concilio Vaticano II en “Lumen Gentium” n. 61: cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador”. 

-          “Redentor” está muy asociado a “Creador”, y no hay co-creadores.

-          Es que tampoco hay colaboradores en la Creación, porque, como explica Santo Tomás en Ia., q. 45, a. 5, en la creación “ex nihilo” no hay lugar para instrumentos, ya que no hay materia previa sobre la cual aplicarlos. En cambio, en la Redención sí hay materia, que son los sujetos a redimir. Y por eso, de hecho, sí hay colaboradores en la Redención, donde se ve que Creación y Redención no son semejantes en todo. 

-          ¿Le falta algo entonces a la Redención realizada en Jesucristo?

-          No, no le falta nada, ni de lo necesario, ni de lo que sin ser necesario, Dios ha querido que tuviese, como es la Corredención de María. La Virgen Corredentora no agrega nada a la Redención, porque ella, según su lugar y su papel, es parte del plan libre y eterno de la Providencia divina en orden a la Redención de los hombres. Como dice el Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, “Lumen Gentium”, n. 60: “Uno solo es nuestro Mediador según las palabra del Apóstol: «Porque uno es Dios, y uno también el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos» (1 Tm 2, 5-6). Sin embargo, la misión maternal de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder. Pues todo el influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres no dimana de una necesidad ineludible, sino del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta.” Ahora bien, si así se puede conciliar la única Mediación de Cristo con la mediación de María, de modo análogo se puede conciliar la única Redención realizada en Cristo con la Corredención de María.

-          Pero la Redención consiste en sacarnos del dominio de Satanás, y eso, sólo Dios lo puede hacer.

-          “Ella te aplastará la cabeza”. ¿Vamos a borrar de la historia de la Iglesia las innumerables ocasiones en que Papas, Teólogos y Santos han dicho que la Virgen vence al demonio? Y por supuesto que lo hace por la gracia de Cristo y asociada la obra de Cristo. Por ejemplo, lo que dice Pio IX en la Encíclica “Ineffabilis Deus”: “…en efecto, era absolutamente apropiado que una madre tan admirable resplandeciera siempre con la gloria de la más sublime santidad y estuviera tan completamente libre de toda mancha de pecado original que triunfaría por completo sobre la serpiente antigua. (…) En consecuencia, así como Cristo, mediador entre Dios y los hombres, habiendo asumido la naturaleza humana, destruyó el decreto de condena que pesaba contra nosotros, clavándolo triunfalmente en la cruz; así también la Santísima Virgen, unida a Él por un vínculo estrechísimo e indisoluble, fue junto con Él y por medio de Él la enemiga eterna de la serpiente venenosa, y le aplastó la cabeza con su pie inmaculado.”

-          En todo caso, el vínculo que une a los colaboradores en la Redención con la Redención misma viene de Jesucristo, por su gracia.  

-          Exactamente, por eso mismo el título de “Corredentora” no implica para nada que María agregue algo a la Redención realizada en Cristo o que ésta no sea suficiente.

-          Pero el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha prohibido el uso del término “Corredentora”.

-          Pues no. Lo que ha dicho es que es “siempre inoportuno o inapropiado”, lo cual es una afirmación, no una prohibición. Y además, recientemente el Card. Fernández, responsable de ese documento, ha aclarado en una entrevista que el término no deberá ser usado ni en el Magisterio ni en la Liturgia, pero que los fieles pueden usarlo en forma privada:Eso es algo que se sabe, aunque quizá no esté muy difundido. Si usted, junto con su grupo de amigos, cree comprender bien el verdadero significado de esta expresión, ha leído el documento y ve que en él también se afirman sus aspectos positivos, y desea expresar precisamente eso dentro de su grupo de oración o entre amigos, puede utilizar el título, pero no se utilizará oficialmente, es decir, ni en los textos litúrgicos ni en los documentos oficiales.”

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De hecho, algo parecido ha había dicho el P. Gian Matteo Roggio, miembro de la Pontificia Academia Mariana Internacional: que “Mater Populi Fidelis” debe ser leída inteligentemente, y que por tanto, si una parroquia está bajo la advocación de la Virgen “Mediadora” o una cofradía está bajo la advocación de María “Corredentora”, no tiene por qué cambiarse el nombre, porque no se trata de aplicar aquí la cultura de la “cancelación”.

Por lo menos entonces hay que afirmar que el término “Corredentora” no es contrario a la fe católica, porque es claro que aquí no se está autorizando a los fieles a usar un término que contradice la fe.

De todos modos, es muy extraño eso de que los fieles puedan usar ese título mariano que al mismo tiempo está prohibido en los documentos del Magisterio y en Liturgia. ¿Hay dos fés distintas dentro de la Iglesia? Claro que no. ¿Y entonces?

El problema principal con el término “Corredentora” es que no se lo puede negar simplemente hablando, porque tiene una interpretación válida.Cuando un término se niega, se niega en todos sus sentidos posibles, porque si no fuese así, en vez de negar, se distinguiría: “en este sentido, sí, en este otro sentido, no”. Por eso, cuando un término puede ser interpretado en forma correcta, no se lo puede negar sin más. Eso pasa con “Madre de Dios”. Tiene una interpretación correcta, “Madre del Hijo de Dios según su naturaleza humana, no según su naturaleza divina”, y otra incorrecta: “Madre de Dios según la Naturaleza divina”. ¿Se va por eso a negar o prohibir ese título? No, no se puede, porque entonces también se estaría negando en su sentido correcto. Y lo mismo sucede con “Corredentora“. 

1 comentario

  
Federico Ma.
Excelente, Néstor. Muchas gracias.

Sobre esa objeción de que un término no esté en la SE, santo Tomás dice algo también excelente en S. Th., I, q. 29, a. 3, ad 1, sobre el término "persona". Copio la traducción de la objeción y de la respuesta (sin verificarlas):

"1. Dice Dionisio al comienzo del De Div. Nom.: De todo lo oculto de la sublime sustancia divina nadie debe atreverse a decir o pensar más que lo que nos ha sido comunicado directamente en las Santas Escrituras. Pero el nombre persona no nos ha sido dado en toda la Sagrada Escritura, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Luego no hay que utilizar el nombre persona aplicándolo a lo divino".

"Ad 1. Aun cuando el nombre persona no se encuentre en la Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento aplicado a Dios, sin embargo, su significado sí se encuentra muchas veces y aplicado a Dios. Es decir, El es el Ser en grado sumo y absolutamente inteligente. Si se requiriera que se hablase de Dios sólo con aquellas mismas palabras con que se nos habló de Dios en la Sagrada Escritura, se seguiría que nunca se podría hablar de Dios con una lengua distinta a la usada en la Escritura del Antiguo y del Nuevo Testamento. Encontrar nuevas palabras que expresen la antigua fe sobre Dios empezó a ser necesario para poder discutir con los herejes. Y esta novedad de palabras no hay por qué evitarla, pues no es profana, ya que no discrepa del sentido de la Escritura. El Apóstol (1 Tim 6, 20), lo que enseña es a evitar las novedades de las palabras profanas"

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Muy bueno, muchas gracias.

Saludos cordiales
02/12/25 8:15 PM

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