Un milagro en Empel
Entre los lectores que hayan servido en Infantería, es probable que muchos hayan oído hablar de este episodio, pero me consta que la mayoría de los españoles lo ignora. Los hispanos mostramos en general un gran desconocimiento de nuestra historia, incluyendo el llamado “Siglo de Oro español”, período durante el cual nuestra patria fue la más influyente nación del mundo. La publicación de la serie de novelas del personaje “el capitán Alatriste”, de Arturo Pérez-Reverte, seguidas por algunas películas y una serie de televisión de ínfima calidad documental, han despertado un cierto interés por paliar ese olvido. A pesar de la minuciosidad con la que se documenta Pérez-Reverte para escribir sus relatos, su recreación descansa sobre todo en detalles, fechas y hechos, y es notorio, para quién conozca y ame nuestra historia, que le cuesta penetrar en la mentalidad de los españoles del barroco.
Tal vez el fracaso más notorio en este sentido sea la lógica incomprensión que el autor, ateo y declarado anticristiano, sufre a la hora de entender la profunda religiosidad de nuestros compatriotas en aquellos tiempos. Así, en los libros de la serie, este aspecto es resumido groseramente como hipocresía de los poderosos, fanatismo de los clérigos y superstición de los sencillos. Resulta paradójico que secunde tan fielmente la leyenda negra sobre la religiosidad española quien proclama que las andanzas de su personaje tratan de rescatar el periplo español de los tópicos vertidos por sus enemigos. Un yerro que los católicos de hoy en día debemos reparar, puesto que nuestra Comunidad trasciende el tiempo igual que el espacio, y tan hermanos en la fe son nuestros contemporáneos católicos de China o Mozambique como los españoles de siglos pasados. No hay mejor manera de hacerlo que conociendo su historia.