InfoCatólica / Liturgia, fuente y culmen / Categoría: Año litúrgico

21.03.21

Preparar la liturgia con cuidado: predicar, ensayar, registrar el Misal

 cintas misal La dignidad de la liturgia -¡que es para Dios!- y la belleza de la misma liturgia requieren que todo se prepare con antelación, con tiempo, revisando que todo esté a punto, en su sitio, y que los distintos ministros realicen bien todo y sólo aquello que deben realizar, que era lo que decía el Vaticano II:

“En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las normas litúrgicas” (SC 28).

   Es una preparación de los ministros (cantores, salmista, lectores y acólitos) remota, habiendo sido instruidos, como también una preparación más cercana o inmediata cuando son grandes celebraciones, cuyo desarrollo es más complicado en ritos y ceremonias: “es preciso que cada uno, a su manera, esté profundamente penetrado del espíritu de la Liturgia y sea instruido para cumplir su función debida y ordenadamente” (SC 29). Hay que formar y también hay que ensayar con los distintos ministros para que realicen bien su servicio al altar. ¡Para “glorificación de Dios”!, que dice el Vaticano II (SC 10) al definir qué es la liturgia y para qué se celebra.

   Desdice enormemente de la dignidad de la liturgia, y distrae a todos, que algo no esté en su sitio, haya errores durante la celebración, o improvisaciones, o se haya olvidado encender unos cirios y se haga en mitad de la celebración, falte incienso o carbón en el turíbulo, no esté la toalla para el lavatorio de manos, etc., y se tenga que ir a la sacristía o hacer señas a alguien para subsanar el problema o esperar a que alguien acerque lo que se había olvidado.

  Vamos a concretar esta preparación cuidadosa de la liturgia con dos ejemplos.

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9.03.21

S. Atanasio tratando del Triduo Pascual y la cincuentena

santa pascua

San Atanasio fue campeón de la ortodoxia, luchador de la Verdad, frente al arrianismo que se había infiltrado por toda la Iglesia. Su doctrina –Obras: La Encarnación del Verbo, Contra Arrianos, Contra Gentiles, cartas, etc.- es clara.

Pero san Atanasio, además de la ortodoxia y la lucha antiarriana, es un testigo valiosísimo de la centralidad de la Pascua, del Triduo pascual y de los 50 gloriosos y festivos días pascuales hasta Pentecostés. Vivirlo es también, sin duda, ortodoxia, Tradición, eclesialidad.

El Patriarca Atanasio, como sus sucesores en la sede de Alejandría, fija su mirada en la Pascua, comunica su fecha mediante una epístola (llamada “festal”) que se leía en las Iglesias de la cuenca del Nilo e Iglesias limítrofes, con una exhortación a preparar la Pascua y vivirla como la gran fiesta. Esa carta festal, con el cálculo astronómico hecho para fijar las fechas, se leía en la Epifanía.

De ahí viene la costumbre, y la posibilidad, de realizar el anuncio de las fiestas pascuales tras el Evangelio de la Epifanía del Señor:

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23.02.21

Para pintar el Cirio pascual con criterio y sentido

pintando cirio pascualSe ha hecho costumbre muy extendida pintar el Cirio pascual, con una creatividad desbordante, pero en ocasiones con falta de prudencia y de sentido litúrgico, olvidando qué es el Cirio pascual, qué significa y qué debe estar en el Cirio, casi ni se ve la cera blanca de tanta pintura y escena representada… ¡y abajo, o detrás, pequeñito, lo que debiera ser lo central: la cruz del Señor!

Comencemos viendo qué es el Cirio pascual.

Es el signo de Cristo mismo Resucitado, Señor y Dueño de la historia, en cuya mano están el poder y la fuerza. Es un cirio hermoso, relativamente grande, y donde destaca –y el sacerdote lo signará en el rito del lucernario- una cruz con la fecha del año en curso, el Alfa y la Omega, y, si se quiere, los cinco granos de incienso. Eso es lo que debe destacar en el cirio pascual.

En el Ordo de la Vigilia pascual, dice la rúbrica n. 11:

Bendecido el fuego nuevo, un acólito, u otro ministro, lleva el cirio pascual ante el celebrante; este, con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después, traza en la parte superior de esta cruz la letra griega alfa, y debajo de la misma la letra griega omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso.

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20.02.21

Los clásicos explican el rito de la Ceniza: Dom Guéranger, Dom Schuster, etc. ¡Historia y sentido espiritual!

Ceniza

Un año más, nuestra cabeza ha sido rociada con la ceniza al inicio de la Cuaresma, el miércoles de Quincuagésima (rito propio de ese día y para ese Miércoles, sin posibilidad de trasladarlo al Domingo, día festivo). Y una vez más, este rito penitencial recuerda nuestra caducidad, la fugacidad de esta vida, la necesidad de hacer penitencia y realizar la sanación del alma.

El breve gesto de imponer la ceniza en la cabeza –nunca en la frente, siempre en la cabeza- no debe olvidarse fácilmente: ha de dejar su impronta en la mente y el corazón, ahondar en lo que hemos recibido y el espíritu con que la Iglesia lo ha realizado.

Será bueno entonces, conocer despacio la historia del rito de la ceniza y su mistagogia, su sentido espiritual.

Comencemos por leer a Dom Guéranger, fascinado por el rito romano y estudioso de sus ritos, en “L’année liturgique. Le Temps de la Septuagésime”, Tours 1922 (5ª), en las pp. 252 ss:

“Ayer el mundo se movía en sus placeres, los mismos hijos de la promesa se entregaban a inocentes alegrías; desde esta mañana, la trompeta sagrada de la que habla el Profeta ha resonado. Anuncia la obertura solemne del ayuno cuadragesimal, el tiempo de las expiaciones, la proximidad cada vez más inminente de los grandes aniversarios de nuestra salvación. Levantémonos entonces, cristianos, y preparémonos a combatir los combates del Señor.

Pero, en esta lucha del espíritu contra la carne, nos hace falta estar armados, y he aquí que la Iglesia nos convoca en sus templos, para entrenarnos con los ejercicios de la milicia espiritual. Ya san Pablo nos dio a conocer en detalle todas las partes de nuestra defensa: “la verdad, nos ha dicho, sea vuestro cinturón, la justicia vuestro ceñidor, la docilidad al Evangelio vuestro calzado, la fe vuestro escudo, la esperanza de la salvación el caso que protegerá vuestra cabeza” (Ef 6,16). El Príncipe de los Apóstoles nos dice: “Cristo sufrió en su carne; armaos con este pensamiento” (1P 4,1). Estas enseñanzas apostólicas la Iglesia nos las recuerda hoy; pero añade otra no menos elocuente, forzándonos a remontarnos hasta el día de la prevaricación, que hizo necesarios los combates a los que vamos a entregarnos, las expiaciones por las que nos hace pasar. […]

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14.02.21

Rito de la Ceniza en tiempos de pandemia: una Nota oficial, una lectura crítica y una explicación de la Tradición

ceniza 1 Con motivo de la maldita pandemia que nos azota, la Cong. para el Culto divino ha emitido una Nota sobre cómo se desarrolla el rito de la imposición de la Ceniza, para el próximo Miércoles de Ceniza, en este 2021. Realmente merece alguna puntualización y, desde luego, una lectura crítica, casi sorprendida.

La Nota describe el rito:

  • Se recita la oración de bendición de las cenizas y se asperjan con el agua bendita.
  • El sacerdote se dirige a los presentes, diciendo una sola vez para todos la fórmula del Misal Romano: «Convertíos y creed en el Evangelio», o bien: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás».
  • Después, el sacerdote se limpia las manos y se pone la mascarilla
  • Luego impone la ceniza
  • El sacerdote toma la ceniza y la deja caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada.

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