Para pintar el Cirio pascual con criterio y sentido
Se ha hecho costumbre muy extendida pintar el Cirio pascual, con una creatividad desbordante, pero en ocasiones con falta de prudencia y de sentido litúrgico, olvidando qué es el Cirio pascual, qué significa y qué debe estar en el Cirio, casi ni se ve la cera blanca de tanta pintura y escena representada… ¡y abajo, o detrás, pequeñito, lo que debiera ser lo central: la cruz del Señor!
Comencemos viendo qué es el Cirio pascual.
Es el signo de Cristo mismo Resucitado, Señor y Dueño de la historia, en cuya mano están el poder y la fuerza. Es un cirio hermoso, relativamente grande, y donde destaca –y el sacerdote lo signará en el rito del lucernario- una cruz con la fecha del año en curso, el Alfa y la Omega, y, si se quiere, los cinco granos de incienso. Eso es lo que debe destacar en el cirio pascual.
En el Ordo de la Vigilia pascual, dice la rúbrica n. 11:
Bendecido el fuego nuevo, un acólito, u otro ministro, lleva el cirio pascual ante el celebrante; este, con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después, traza en la parte superior de esta cruz la letra griega alfa, y debajo de la misma la letra griega omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso.


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