21.08.09

Historias de los herejes y las herejías (I): Miguel Servet y la Inquisición calvinista

La poco conocida aventura de un gran ciéntifico y un mediocre teólogo

Todavía hoy son algunos los que, al tratar de la vida y la muerte de Miguel Servet (humanista, científico, teólogo, hombre de muchos concimientos y famoso en su época) confunden o parecen confundir aspectos tan importantes de su vida como quién le mandó matar y porqué se le perseguía, dando la impresión de que fue la Inquisición Católica la que lo ejecutó y que se le perseguía por ser científico de teorías nuevas. Nada más lejano a la realidad. La vida de Miguel Servet es interesantísima, sobre todo si lo que se busca es la verdad histórica.

Se coincide en general hoy en día en situar el lugar de nacimiento de Servet en Villanueva de Sigena, aunque hay investigadores que mantienen la opinión, de que nació en Tudela (Navarra), basándose en los documentos en que Servet se atribuía dicho origen mientras mantenía en Francia la falsa identidad de Michel de Villeneuve, que haría alusión a su localidad natal, Villanueva de Sigena, donde se conserva la casa familiar, hoy convertida en centro de interpretación. Fue hijo de Antón Serveto, noble infanzón y notario del Monasterio de Sigena, y de Catalina Conesa, que por línea materna descendía de la familia judeoconversa de los Zaporta. Tenía dos hermanos menores: Pedro, quien continuó con la notaría paterna, y Juan, que fue ordenado sacerdote.

Joven con dotes sobresalientes para las letras y gran conocedor del latín, griego y hebreo, Miguel abandonó su población de origen para ampliar estudios, probablemente en Lérida. Es aceptado como pupilo por fray Juan de Quintana, quien llegaría a ser confesor de Carlos I. Tras una estancia en Toulouse (Francia) para realizar estudios de Derecho, donde entra por primera vez en contacto con círculos próximos a la Reforma, viaja con Quintana por Italia y Alemania, como parte del séquito imperial, y presencia la coronación de Carlos V como emperador en Bolonia (1530). Posteriormente abandona a su mentor e inicia un periplo por varias ciudades de Centroeuropa afines al naciente protestantismo. Establece una relación cada vez más difícil y polémica con algunos líderes reformadores, como Ecolampadio de Basilea, y se dirige más tarde a Estrasburgo, donde se relaciona con Bucer, y a Hagenau (ciudad alsaciana entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico).

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19.08.09

Historias del Postconcilio (I): Dos hechos que dieron inusitado protagonismo a la prensa en el Vaticano II

LO QUE OCURRIÓ EN LOS INICIOS DEL CONCILIO DETERMINÓ UN POSTCONCILIO PROFUNDAMENTE MEDIÁTICO

(Nací dos días después que concluyera el Concilio Vaticano II, por lo que me siento totalmente conciliar, por formación y mentalidad. Pero esto no impide que, a la hora de mirar a la historia de la Iglesia con reverencia, y a la vez con desenfado -que es lo que pretendo en este blog-, reconozca los claroscuros de los que no se libra tampoco el Concilio y mucho menos los años que vinieron después. Dejando bien claro que fue el Espíritu Santo el que guió el Concilio, como no podía ser menos, voy a acercarme sin ninguna pretensión ideológica a algunos episodios interesantes y a veces anecdóticos de aquellos años turbulentos)

Antes de comenzar a hablar del Postconcilio como tal, conviene recordar algún episodio del mismo Concilio que hizo que las cosas fueran muy distintas de cómo se esperaba al principio y cambiaran de rumbo, para bien o para mal, aunque sabemos que para los que aman a Dios, todo contribuye al bien. Concretamente, para entender lo que pasó en los años sucesivos, es importante entender cómo ya al principio del Concilio saltó al terreno de juego un factor muy poco teológico y menos espiritual todavía, que fue la prensa (los medios de comunicación, en general), que se quiso erigir en árbitro no sólo del “espíritu conciliar”, sino también de la realidad de las discusiones conciliares. No fue algo buscado directamente, sino propiciado por dos hechos que ocurrieron en Roma, uno dentro del aula conciliar y otro fuera, que son de gran interés. (Recuérdese: Estamos hablando de hechos históricos, por favor que nadie se escandalice si no recordamos en cada párrafo algo que ya sabemos y que está en la base de nuestra concepción de cualquier evento conciliar: La asistencia innegable del Espíritu Santo).

El primer hecho fue trascendental para la marcha del Concilio y ocurrió justo en los inicios del evento, concretamente en el tercer día. El primero, día 11 de octubre de 1962, había sido la apertura, con el discurso del Papa. Un discurso en que expresó preocupación por la situación del mundo, pero sin excesiva ansiedad, y, sobre todo, sin pasión ni agresividad. Se iba a estudiar y dialogar, más que a dogmatizar y condenar. No se iba tampoco a cambiar nada sustancial de la doctrina y disciplina católicas, pero se iba a intentar ponerlas más al día. “La doctrina –dijo Juan XXIII-, la doctrina autentica será expuesta con arreglo a métodos de investigación y de presentación propios del pensamiento moderno. Una cosa es la sustancia de la doctrina antigua contenida en el depósito de la fe, y otra la formulación de que se ve revestida.”

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17.08.09

Los padres de la actual Unión Europea fueron profundamente cristianos

SCHUMAN, ADENAUER Y DE GASPERI, CRISTIANOS EJEMPLARES

La firma del acta de rendición incondicional en mayo de 1945 significó la finalización de la guerra en el Viejo Continente y el inicio de una nueva etapa en la que, a diferencia del período de entreguerras, la economía prevaleció sobre la política. Era posible unificar a una Europa segmentada, en muchas ocasiones de forma artificial, a pesar de la división de Europa mediante el churchilliano Telón de Acero, tras la firma de los Tratados de Yalta (4-11 de febrero de 1945) y Postdam (14 de julio de 1945). Nacía así una nueva etapa que se tornaría irreversible tras la celebración por parte de Alemania y Francia de una Unión Aduanera: FRANCITAL.

La firma del Tratado de Roma (en la foto, abajo), creador tanto de la Comunidad Económica Europea (CEE) como de la Comunidad Económica de la Energía Atómica (EURATOM), del que apenas hemos conmemorado el 50º aniversario el pasado 25 de marzo de 2007, ha sido un hito en la historia de la Europa unida que conocemos hoy. Una Europa en paz desde entonces, salvo los acontecimientos sangrientos de los Balcanes durante la década de 1990 surgidos tras la desintegración de la antigua Yugoslavia del mariscal Tito. Un Tratado de Roma que, junto al Tratado de París de 1952 iniciador de la Comunidad Económica del Carbón y del Acerom(CECA), constituyen los llamados Tratados fundacionales de la actual Unión Europea (UE). La firma de estos Tratados no fue posible sin las aportaciones y el esfuerzo de cuatro grandes hombres que han configurado la historia de la Europa moderna: el franco-alemán Robert Schuman (1886-1963), el alemán Konrad Adenauer (1876-1967), el francés Jean Monnet (1888-1979) y el italo-triestino Alcide de Gasperi (1881-1954). Tres de los cuatro padres de la actual Europa unida eran profundamente católicos, el cuarto era laico.

Robert Schuman -quien en un momento de su vida llegó a plantearse el sacerdocio, pero pudo más su vocación política y de servicio, que nacía de sus profundas convicciones religiosas- se distinguió por la búsqueda constante de paz entre dos de los principales contendientes en la Segunda Guerra Mundial: Francia y Alemania. Escribía: “[…] ¿Me equivoco acaso al pensar que sueñas con el sacerdocio, y que este último te parece el único camino posible para ti? ¿Me puedo atrever a decirte que no soy de tu misma opinión? En nuestra sociedad, el apostolado laico es de una necesidad urgente, y no me puedo imaginar un apóstol mejor que tú. Te digo esto con absoluta sinceridad. Piensa en lo que te digo, estoy seguro que me darás la razón. Seguirás siendo laico porque de esta forma podrás mejor hacer el bien, que es tu única preocupación. Soy categórico, ¿verdad? Es porque tengo la pretensión de leer hasta el fondo de ciertos corazones, y me parece que los santos del futuro serán santos con traje

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15.08.09

Historia de la Reforma Litúrgica (I): Los antecedentes

LOS ANTECEDENTES: EL MOVIMIENTO LITÚRGICO EN TIEMPOS DE PÍO XII

La reforma litúrgica del Vaticano II es heredera del movimiento litúrgico, iniciado en Francia por Dom Prospero Gueranger hacia la mitad del siglo XIX. Dom Gueranger (en la foto, abajo) fue el restaurador de la orden benedictina en Francia, y para ello se instaló en el antiguo priorato benedictino de San Pedro de Solesmes, casi completamente destruido. Más tarde ese priorato fue erigido en abadía, convirtiéndose en la cabeza de una congregación monastica que puso la liturgia como principio fundamental de toda su espiritualidad, y lo mismo hicieron los hermanos Wolter con la restauración benedictina en Alemania. De este modo se contribuyó a crear una corriente de simpatía en torno a la celebración litúrgica por Europa y parte de América. Ese movimiento tuvo su primer espaldarazo pontificio con el “motu proprio” de san Pío X Tra le sollecitudini, del 22 de noviembre de 1903, en el que se decía: “Siendo nuestro mas ardiente deseo que el verdadero espíritu cristiano reflorezca de todas maneras y se mantenga en todos los fieles, es necesario preocuparse ante todo de la santidad y dignidad del templo, donde los fieles se reúnen para encontrar precisamente este espíritu en su fuente primera e indispensable, que es la participación activa en los sacrosantos misterios y en la plegaria pública y solemne de la Iglesia“.

Los centros monásticos de irradiación litúrgica crearon multitud de publicaciones, lanzadas por doquier para fomentar el amor a la liturgia y a la instrucción y participación activa de los fieles en la misma. Fue esto tan positivo que mereció una alabanza de Pío XII en su carta encíclica Mediator Dei, del 20 de noviembre de 1947. Esta irradiación del apostolado litúrgico estimuló a muchos a cultivar el estudio de la liturgia en sus fuentes y en sus diversos aspectos. De este modo se creaba un ambiente propicio para que prestigiosos sacerdotes, religiosos y laicos se reunieran periódicamente a tratar con toda profundidad algún aspecto de la liturgia, dentro de una atmósfera espiritual de gran relieve. Surgieron nuevos centros de estudios litúrgicos con sus propias publicaciones, que ayudaron a crear y fomentar un gran entusiasmo por todo lo referente a la sagrada liturgia, como el Centro de Pastoral litúrgica de Paris, el Instituto litúrgico de Treveris y otros semejantes. También fue notable la actuación del equipo que editaba “Ephemerides liturgicae” de Roma, que captó desde el principio las realidades del movimiento litúrgico y las dio a conocer en grandes sectores de la jerarquía de la Iglesia.

Para coordinar los esfuerzos de los especialistas del mundo entero, el Instituto litúrgico de Treveris en 1951 tomó la iniciativa de invitarlos a la abadía benedictina de Maria Laach, donde se celebraron las primeras jornadas litúrgicas sobre el tema “los problemas del Misal Romano". A la conclusión, fueron enviados a Roma los votos en que se recogían los puntos principales que requerían reforma: doblajes, oraciones al pie del altar, lugar de la liturgia de la Palabra, la ordenación de las lecturas bíblicas, la plegaria universal de los fieles, nuevos prefacios, la fragmentación del canon con sus respectivas conclusiones (diversos “Amen"), el acto penitencial antes de la comunión en la misa, los ritos finales, etc. Desde entonces estos encuentros se celebraron de un modo regular hasta el año 1960. En ellos se pasó revista a casi todos los aspectos de la reforma litúrgica. En su organización intervino también el Centro de Pastoral litúrgica de Paris. Al congreso de Mont-Saint-Odile, cerca de Estrasburgo, acudieron especialistas de nueve países europeos, que, desde el 21 al 23 de octubre de 1952, estudiaron el tema de El hombre moderno y la Misa. También se enviaron a la Santa Sede las sugerencias más adecuadas, de modo especial las referidas a las lecturas bíblicas en la misa y a la estructura del Misal en los ritos y oraciones que siguen a la recitación del padrenuestro.

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13.08.09

Los pilares de la Europa Cristiana (I): Santa Genoveva, Patrona de Paris

LA TRADICIÓN NOS PRESENTA LA FIGURA DE ESTA MUJER FUERTE A LA QUE DEBEN SU FE LOS PARISINOS

(Comenzamos una serie de artículos sobre aquellos y aquellas que con su testimonio y apostolado hicieron posible la Europa cristiana que conocemos)

Mezclando un poco de tradición histórica y un poco de leyenda, la figura de esta gran santa destaca, poderosa, en medio del florecimiento cristiano primitivo, que venia a sustituir a los antiguos ídolos griegos, latinos o celtas. Su nombre está asociado a la vida de los habitantes antigua Lutecia. La montaña donde Clovis había levantado una iglesia en honor de San Pedro y San Pablo se llamaría en lo sucesivo montaña de Santa Genoveva. Al lado del rey merovingio será enterrada y sucesivas vicisitudes llevarán sus cenizas hasta el lugar que hoy ocupa la iglesia de Saint Etienne du Mont, rodeados de una hermosa reja de hierro forjado, entre cirios y exvotos de sus fieles agradecidos.

Lutecia era una ciudad sin importancia, inferior a Sens o a Lillebonne. Los textos antiguos parecen ignorarla. Cesar, en su Guerra de las Galias, hace mención escasa del oppidum de los parisii, cuando tuvo necesidad de cruzar por él en el año 53 antes de J. C. Lo cita como un territorio tranquilo en los imites de la ‘Céltica y del país de los belgas, encerrado en una isla formada por 1os brazos del río Sena. En la época romana, las grandes vías de comunicación trazadas por los vencedores van a dar importancia a la ciudad recién nacida, al paso de las tropas romanas, que llegarán hasta la península Ibérica, jalonando todo el territorio español de construcciones imperecederas.

Más adelante, de la isla, la pequeña ciudad irá subiendo hasta la montaña de Santa Genoveva. Los edificios que pudiéramos llamar oficiales la embellecían y, aunque sus habitantes siguen siendo escasos, ya se vislumbra a través de la vida pública que comienza, un auge incesante, que las dinastías reinantes se encargaran de acrecer.

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10.08.09

La evangelización de América (I): La sincera preocupación de los Reyes Católicos

DESDE EL PRIMER MOMENTO, LOS REYES CATÓLICOS SE INTERESARON POR LA EVANGELIZACIÓN DEL NUEVO MUNDO

Dejando aparte las leyendas negras que rodean a la Reina Isabel y a mucho de cuanto al descubrimiento de América se refiere, acudamos a los datos fehacientes de que disponemos para admirar la solidez de las bases religiosas que en esta gran obra se pusieron: Como es sabido, desde el momento en que Cristóbal Colón llegó de su primer viaje a Lisboa, Portugal (4 de marzo de 1.493) antes de presentarse ante los reyes, se difundió la existencia de un Nuevo Mundo, por lo que Fernando e Isabel, se apresuraron de dar cuenta del descubrimiento al nuevo papa Alejandro VI. El papa celebró la noticia con grandes festejos en Roma y contestó a Fernando e Isabel: “Os mandamos, en virtud de santa obediencia que así como prometéis, y no dudamos cumpliréis, destinéis a las tierras e islas susodichas, varones probos y temerosos de Dios, doctos, instruidos y experimentados, para doctrinar a los dichos indígenas y moradores en la fe católica e imponerles en las buenas costumbres, poniendo toda la diligencia de vida en los que hayáis de enviar” (Bula Inter Caetera, 6 de Mayo de 1493).

Por eso, vemos que en el segundo viaje, Cristobal Colón viene acompañado de Fray Bernardo Boil como vicario apostólico y también viajan con él, Fray Juan de la Duela y Fray Juan Tisin y Fray Ramón Pané. Este último resultó el primer etnógrafo de los nativos de La Española y el primer evangelizador al aprender la lengua de los habitantes de Macoris Abajo, logrando convertir a varios indígenas a la fe cristiana. Llegaron en el segundo viaje también, Diego Colón, hermano del Almirante, Ponce de León, Alonso de Ojeda, Diego Velázquez, Juan de la Cosa y unas 1.500 personas, entre labradores, acompañados de ganado, plantas, semillas -entre ellas semillas de arroz y caña de azucar listos para establecerse en las nuevas tierras. Al llegar a La Española, Colón fundó La Isabela, el primer poblado hispano del Nuevo Mundo, en el norte de La Española, oportunidad para que Fray Bernardo Boil, vicario apostólico cantara la primera Misa en el Nuevo Mundo, el 6 de enero de1.494 en la festividad de la Epifanía.

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8.08.09

Mujeres que han hecho historia en la Iglesia (I): Matilde de Canosa

LA FASCINANTE MATILDE DE CANOSA, CONDESA DE TOSCANA, DEFENSORA DE LA LIBERTAD DE LA IGLESIA

Muy probablemente una de las mujeres más extraordinarias de todos tiempos, Matilde de Canosa, que se vio metida de lleno en la lucha de la Iglesia y el Imperio, supo llevar a cabo su misión sin pensar en sí misma ni en sus intereses particulares, sino más bien al contrario mostrando haber comprendido muy bien el sentido profundo de la vida que debería tener todo verdadero cristiano.

Como indómita y orgullosa guerrera la presenta el monumento de Lorenzo Bernini, colocado sobre su tumba, que se halla en la Basílica de San Pedro del Vaticano. No hay que olvidar por otro lado que el nombre, Matilde, de origen germánico, significa, precisamente, “potente en la batalla", y se puede decir que, en su caso, el nombre fue auténticament profético. Efectivamente la importancia de esta mujer fue determinante en la historia de Italia, de la Iglesia y de Europa, aunque para valorar adecuadamente su papel en la historia hay que separar la realidad de las leyendas que rodean su figura, lo que no siempre es fácil.

Pero, ¿Quién era Matilde de Canosa?

Matilde de Canosa nació en el seno de una poderosa familia cristiana. Su padre, el marqués Bonifacio, era señor de un territorio de grandes dimensiones que se extendía en Italia desde la precordillera de los Alpes brescianos hasta el Lacio septentrional, por abajo. Siendo ella una niña, en el año 1052, el marqués fue asesinado, cuando estaba cazando en una de sus tantas florestas próximas al Po. Corrieron diferentes conjeturas sobre el motivo de su muerte, pero nunca se logró conocer la verdad. El hecho es que dejó el gobierno de sus tierras en manos de las dos mujeres de su casa, Beatriz y Matilde.

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7.08.09

Recordando al Cardenal Alfredo Ottaviani a los 30 años de su fallecimiento (y II)

CAMBIARON LOS TIEMPOS EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO PERO EL CARDENAL PERMANECIÓ “SEMPER IDEM”


RODOLGO VARGAS RUBIO

Los primeros años del pontificado pacelliano estuvieron lógicamente condicionados por la Segunda Guerra Mundial, que estalló a escasos seis meses de la elección de Pío XII, que, al igual que su predecesor Benedicto XV, intentó en vano detenerla hasta el último momento, sin que los grandes de este mundo prestaran atención a su conjuro: “Nada se pierde con la paz; todo puede perderse con la guerra”. La Secretaría de Estado tuvo que desarrollar un trabajo mucho más intenso que de ordinario para mantener la neutralidad de la Santa Sede y a la vez defender los intereses de los católicos en los países beligerantes y organizar la ayuda a las poblaciones afectadas a través de la red de las nunciaturas apostólicas, que demostrarían su utilidad y eficacia en un contexto de extrema precariedad.

Monseñor Ottaviani, en su calidad de asesor del Santo Oficio, era recibido regularmente por el Santo Padre en audiencia, por lo que fue un testigo de primera mano de todo lo que se vivió en el Palacio Apostólico en aquellos años trágicos, sobre todo del terrible dilema que tenía ante sí Pío XII de denunciar claramente a la barbarie nazista y provocar con ello, como represalia, su recrudecimiento, o bien mantener una actitud de indirecta censura –sin acusaciones estentóreas– que le permitiera continuar prestando y aumentar su valiosa ayuda concreta a las víctimas. Tanto Ottaviani como el cardenal Maglione, secretario de Estado, y sus colaboradores más inmediatos, los monseñores Tardini y Montini, se mostraron de acuerdo con la vía elegida por el Papa: la de actuar amparado en la discreción, lo cual a la postre resultó de mucho mayor provecho para los perseguidos.

En 1942, en pleno fragor bélico, celebró el Papa su jubileo episcopal. Se filmó para la ocasión un documental sobre él y sobre la vida cotidiana en el Vaticano. La dirección estuvo a cargo de Romolo Marcellini, que le puso por título el lema que en la profecía de san Malaquías correspondía a Pío XII: Pastor Angelicus. En diciembre se proyectó la película, justamente en el Pontificio Oratorio de San Pedro con la complacencia de monseñor Ottaviani, que la juzgó “óptima".
Acabada la terrible contienda quedaba todo por reconstruir. La Iglesia se alzaba entonces como la única autoridad moral incólume y el Romano Pontífice lanzó una cruzada para que el nuevo orden de Europa y del mundo se levantara sobre las bases de la civilización cristiana, tanto más necesaria cuanto que acechaba amenazante un peligro muy real: el del comunismo soviético, vencedor con los Aliados (después de haberse entendido con la Alemania nazi durante dos años) y que había cobrado su parte del botín invadiendo los países del Este de Europa y sojuzgándolos bajo su tiranía a vista y paciencia de un Occidente complaciente, que no quería ver que la ideología misma del marxismo era internacionalista y tenía vocación de expansionismo. Donde no podía plantar su bota de momento, el gigante soviético infiltraba su ideología deletérea a través de los partidos comunistas.

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5.08.09

El mito de la tolerancia religiosa en la Córdoba musulmana

A PROPÓSITO DEL DISCURSO DEL PRESIDENTE BARACK OBAMA EN LA UNIVERSIDAD DE EL CAIRO

El Presidente de Estados Unidos, en un reciente discurso pronunciado en la Universidad del Cairo -discurso de gran belleza, todo hay que decirlo- ha dado pruebas de sus buenos conocimientos de historia, que estudió en la Universidad. Pero a la vez ha dado muestras de un cierto desconocimiento de una parte concreta de la historia, a la que ha hecho alusión directa al afirmar: “El Islám tiene una orgullosa tradición de tolerancia. Lo vemos en la historia de Andalucía y Córdoba durante la Inquisición”. En esta simple frase el Presidente Obama acumula una serie de errores históricos, que van desde la supuesta tolerancia musulmana en aquella época, hasta la inexistente coincidencia de dicho periodo con la Inquisición, que es muy posterior. Por eso hemos creído importante aclarar ciertos puntos.

En primer lugar, decir que el marco temporal de las palabras de Obama es difícil de delimitar, al poner al mismo tiempo dos fenómenos -la cultura cordobesa y la Inquisición (máxime si se refería a la Española)- que no coincidieron. Por otro lado, como es bien sabido, al hablar de Córdoba hay que distinguir entre el Emirato Independiente instaurado por Abderramán I en el 756 y el Califato proclamado por Abderramán III en el 929 y que duró hasta el 1031.

Aclarando la primera cuestión sobre la incompatibilidad temporal con la Inquisición española, hay que decir que ésta no fue fundada hasta el año 1478. Vayamos por partes: La Inquisición medieval fue establecida en 1184 (por tanto, mucho después del final del califato de Córdoba) mediante la bula del papa Lucio III Ad abolendam, como un instrumento para acabar con la herejía cátara. Fue el embrión del cual nacería el Tribunal de la Santa Inquisición y del Santo Oficio. Mediante esta bula, se exigía a los obispos que interviniesen activamente para extirpar la herejía y se les otorgaba la potestad de juzgar y condenar a los herejes de su diócesis.

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4.08.09

Recordando al Cardenal Alfredo Ottaviani a los 30 años de su fallecimiento (I)

UNA CIERTA HISTORIOGRAFIA IDEOLOGIZADA HA INTENTADO OLVIDAR A UNO DE LOS GRANDES ECLESIÁSTICOS DEL SIGLO XX

RODOLFO VARGAS RUBIO

Eminencia, ¿sabe que está considerado como el más obstinado conservador del Vaticano?
— ¿Cómo no, hijo mío? Sólo faltaría que precisamente yo me pusiese a querer cambiarlo todo. Yo he sido puesto aquí, en el Santo Oficio, para custodiar el tesoro de la Iglesia, es decir dogmas, posiciones doctrinales, ciertas leyes, ciertos artículos del Derecho Canónico que forman la verdad católica o los medios de tutela de esta verdad. Yo soy el carabiniere que custodia la reserva de oro. ¿Cree usted que cumpliría con mi deber desertando, dejando la vigilancia, descabezando sueños, cerrando un ojo? ¿Y cree usted que estaría bien que precisamente yo respaldase los movimientos que aportan mutaciones en los principio, o bien que favorecen reformas que a la larga pueden dar un significado diferente a los principios? La Iglesia vive un tránsito. Tenía ciertas leyes y ciertas convicciones. Mientras estaba en curso una “constituyente”, yo las he custodiado y las he defendido. ¿Ha comprendido?

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