Historia de la Reforma Litúrgica (II): Intrigas en la preparación del Concilio
APARECE EN ESCENA MONS. ANNIBALE BUGNINI
En el discurso del 25 de enero de 1959 a los cardenales, en la basílica de San Pablo Extramuros de Roma, curiosamente Juan XXIII no mencionó la liturgia como posible tema conciliar. Todos quedaron muy extrañados de ese silencio sobre un tema tan importante para la vida de la Iglesia. Llovieron las peticiones a la Santa Sede. El 25 de julio de 1960 escribió Juan XXIII en el “motu proprio” Rubricarum instructum: “Después de haber examinado por mucho tiempo y con detención, hemos decidido que en el próximo concilio ecuménico se deben proponer los grandes principios para una reforma litúrgica general“.
Pero esto se había decidido ya antes, pues el 6 de junio de 1960 se creó la comisión litúrgica preparatoria y era nombrado presidente de la misma el prefecto de la Congregación de Ritos, cardenal Gaetano Cicognani. El 11 de julio del mismo año se nombró secretario de la comisión al padre Anibal Bugnini, de controvertida memoria. Se nombraron miembros de la comisión y peritos, en un total de 65. En esto, como en otras muchas comisiones conciliares, ni estuvieron todos los que eran ni eran todos los que estuvieron, pero había en ella personas de gran relieve en el campo de los estudios litúrgicos y experiencias pastorales.
Después de la reunión de la comisión, se crearon varias subcomisiones: Sobre el ministerio de la sagrada liturgia y su relación con la vida de la Iglesia, la Santa Misa, la concelebración sacramental, el Oficio divino, sacramentos y sacramentales, el Calendario litúrgico, la lengua latina, la participación de los fieles en la liturgia, las vestiduras sagradas, la música sagrada, el arte sagrado, etc. Estos temas fueron sacados de las proposiciones que hicieron los obispos de todo el mundo y otras personas competentes en la materia. La reunión se tuvo del 12 al 15 de noviembre de 1960 y el tema de la primera subcomisión fue propuesto por el padre Bevilacqua. Fue una proposición atinada y luego se convirtió en el tema más importante de lo que sería el proemio y el primer capítulo de la constitución Sacrosanctum concilium, por obra principalmente del benedictino padre Cipriano Vagaggini. Es gran lástima que no se tenga en cuenta el proemio y el capítulo primero de esa constitución conciliar. Muchos de los desbordamientos que se han dado posteriormente en materia litúrgica adolecen de falta de conocimiento de esa parte maravillosa de la Sacrosanctum concilium.