Historias del Postconcilio (VI): El origen del "Credo del Pueblo de Dios" de Pablo VI

UN CREDO PARA LUCHAR CONTRA LOS ERRORES QUE POR TODAS PARTES BROTABAN EN EL SENO DE LA IGLESIA

Pablo VI concluyó solemnemente el 30 de junio de 1968 el “Año de la Fe", inaugurado 12 meses antes con ocasión del 1900º Aniversario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo, fijado de modo aproximado por la tradición en el año 68, bajo el mandato del Emperador Nerón. Durante la celebración en la plaza de San Pedro nadie podía predecir que el año 68 daría su nombre a toda una generación que se proponía de romper con el mundo de sus padres.

Pero también la Iglesia católica debía experimentar este año 1968 como uno que marcaría para simepre el pontificado de Pablo VI: El 25 de julio, pocas semanas después que la conclusión del “Año de la Fe", el Santo Padre publicó la encíclica “Humanae vitae” que causó un terremoto en la Iglesia, como ya hemos visto en otro artículo, con reacciones de enteras conferencias episcopales, prelados y teólogos católicos que el Papa nunca se esperó, por no hablar de todo lo que entonces djio la prensa ypersonajes seculares de medio mundo… No olvidemos que a partir de ese momento, Pablo VI no volvió a escribir una encíclica en los diez años restantes de su pontificado.

Para muchos pasó prácticamente desapercibido el que el 30 de junio de 1968 el Papa dio lectura a un documento de grandísima importancia, por la polémica que días después se montó por la “Humanae Vitae” y que duraría meses, si no años. Nos referimos al “Credo del Pueblo de Dios", exposición sencilla y amena de la fe de la Iglesia qua aún todavía muchos no han leído, pero enb el que Pablo Vi puso grandes esperanzas. Porqué el Papa Montini pronunció dicha confesión de fe y luego la hizo publicar como motu propio en las Actas de la Santa Sede, y quién escribió en realidad este credo nos lo informa el volumen VI de la correspondencia entre el teólogo y cardenal suizo Charles Journet y el filósofo francés Jacques Maritain, personajes que, en general, son clave para entender muchos aspectos del pontificado de Pablo VI.

La edición contiene 303 cartas que los dos intercambiaron en los años 1965-1973. Contiene un esbozo del “Credo del Pueblo de Dios", que sólo se distingue en unos pocos pasajes del proclamado por Pablo VI el 30 de junio de 1968. El esbozo es de Jacques Maritain, amigo desde hacía muchos años del Santo Padre. En 1967 Maritain tenía ya 85 años cuando, al comienzo del año, le comunicó en una carta al cardenal Journet la idea que se le había ocurrido unos días antes: “El Sumo Pontífice debería escribir una profesión de fe completa y detallada en la cual se explicara todo aquello que ya está contenido en el credo de Nicea. Dicha profesión de fe pasará a la historia de la Iglesia como la profesión de fe de Pablo VI".

La preocupación del filósofo respecto a la situación de la fe en el mundo era muy grande. Hacía poco había publicado su libro “el Paisano de de la Garonne", una profunda crítica a la Iglesia postconciliar que “ante el mundo se ha puesto de rodillas". También del cardenal Journet y el mismo Papa estaban alarmados. El suizo le había mandado a Pablo VI una copia de la carta en la cual Maritain proponía la publicación de un Credo. El 18 de enero de 1967 se encontraron el Papa y el cardenal en Roma y preguntado por su opinión respecto a la situación de la Iglesia, el cardenal le contestó al Sumo Pontífice: “Trágica".

Ambos todavía resentían el shock producido por la publicación del “catecismo holandés” plagado de errores doctrinales y publicado con aprobación eclesiástica. Una comisión cardenalicia, de la cual formaba parte también Charles Journet, había reaccionado: “En el interior de la Iglesia se quiere sustituir una ortodoxia con otra, se quiere colocar en lugar de la ortodoxia tradicional una ortodoxia moderna". El 22 de febrero de 1967 Pablo VI proclamó el “Año de la Fe". Dos días más tarde Maritain anotó en su diario: “¿Será esta la preparación para la profesión de fe que él mismo proclamará?”

Cuando se realizó el primer sínodo de los obispos del 29 de septiembre hasta el 29 de octubre de 1967 en Roma, el informe final de la Comisión para la doctrina de la fe recomendó que el Papa diese una explicación sobre los puntos más esenciales de la fe. El 14 de diciembre Pablo VI recibió nuevamente al cardenal Journet, que le recordó la propuesta de Maritain y en seguida el Papa le respondió pidiéndole que los dos preparasen un esquema. Al comenzar el nuevo a, Maritain comenzó a elaborar su idea y el 11 de enero de 1968 había realizado el proyecto. El 20 de enero lo envió al cardenal, que de su parte lo envió sin anotaciones al Papa.

De las cartas entre el cardenal y el filósofo francés se deduce que Maritain sólo quiso presentar un proyecto que podría ayudar al cardenal en la elaboración definitiva de la profesión de fe. Journet, en cambio, opinaba que ya en el esbozo del filósofo se encontraban todas las respuestas a las dudas que había formulado el “catecismo holandés", dudas que propalaban también otros teólogos que cuestionaban dogmas de la Iglesia: las enseñanzas sobre el pecado original, el carácter sacrificial de la Santa Misa, la presencia de Cristo en la Eucaristía, la creación del mundo de la nada, el primado del Papa, la virginidad de la Madre de Dios, la Inmaculada Concepción de la Virgen María y su Asunción al cielo, etc.

El cardenal recibió una carta del teólogo dominico Benoit Duroux de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe que alababa mucho el esbozo. Jacques Maritain, por su parte, recibió una breve carta de agradecimiento de parte del Papa. Que el Papa luego proclamó solemnemente el texto del filósofo francés como “Credo del Pueblo de Dios” el 30 de junio, eso lo supo Maritain dos días de la proclamación más tarde al leer el periódico.

Pablo VI sólo había realizado unas pocas modificaciones enviado por el filósofo. Un pasaje se refería a los judíos y a los mahometanos, que se mencionaban expresamente en el texto original en referencia al testimonio de Dios único. En la profesión de fe, Pablo VI agradece por todos los muchos fieles que junto con los cristianos comparten la profesión de un solo Dios, pero sin mencionar expresamente a los judíos y mahometanos.

3 comentarios

  
Tulkas
De nada valen ni un ni doce mil Credos del Pueblo de Dios mientras en las misas no se rece el Nicenocostantinopolitano, o mejor aún, no se cante.

Estas son las solucioes típicas de la Iglesia de la desorientación postconciliar: grandes parrafadas pero abandonar eso de ARRODILLARSE mientras se reza "y se encarnó de María, virgen, por obra del Espíritu Santo, y se hizo hombre".
24/02/10 12:05 AM
  
Jordi
Propondría el título de un libro de historia teológica que fuera un clásico de la novela de terror neogótica:

"1965-1978: primer desarrollo del Concilio Ecuménico Vaticano II. Historia de un Museo de los horrores teológicos"
27/02/10 5:32 PM
  
Jordi Morrós
Muy agradecido por esta clara y concisa explicación.

Sólo una pequeña observación. No usemos el término "mahometanos". Podemos utilizar el de musulmanes ya que el de islamistas (que de hecho es el que correspondería) hoy en día casi sólo se utiliza como coletilla de terrorismo islamista. Mahoma sólo fue un profeta, y los musulmanes no son seguidores de su profeta como lo somos los cristianos.

03/03/10 12:23 PM

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