13.12.22

¿Navidad sin Cristo?

Hace unos días una profesora me comentaba, entre escandalizada y asombrada, que, en los colegios públicos y en muchos colegios católicos, se estaban buscando cuentos y motivos navideños que no tuvieran connotaciones religiosas. Digamos que buscan unas navidades laicas: sin Dios, sin fe, sin Iglesia…

Muchos Ayuntamientos llevan años ya celebrando esa navidad sin Dios y decoran las calles con luces sin sentido, sin mensaje, sin ton ni son. Algunos incluso han llegado a prohibir los belenes, porque según ellos, ofenden a los no creyentes. Las ciudades presumen de sus luces y compiten unas con otras en la espectacularidad y el colorido de su alumbrado público. Aunque este año, con el precio de la luz, seguramente habrá restricciones en más de una localidad. ¿Pero qué quieren iluminar?

No se esperen una felicitación institucional que haga la más mínima referencia a lo que realmente se celebra en navidad… En las postales verán paisajes invernales, bolitas, árboles y un «¡Felices Fiestas!» muy grande. A lo mejor, en la felicitación ponen la fotografía de algún edificio emblemático o la de la familia o los hijos posando con sonrisas llenas de alegría, real o fingida.

Pero una navidad sin Dios es un mal sucedáneo: es chocolate sin chocolate, café sin cafeína, cerveza sin alcohol o carne que no es carne porque está fabricada con vegetales. Una navidad sin Dios es una mierda de navidad.

Cada día hay más personas que se deprimen en navidad y que aborrecen estas fechas. Parece que durante estos días tan entrañables todo el mundo tiene que ser feliz y disfrutar de la familia y de los regalos. Todo el mundo tiene que tener esperanza y brindar por un año nuevo lleno de éxitos y cosas buenas.

Las luces de navidad quieren romper la oscuridad de la noche. Pero en una sociedad apóstata, sin Dios, sin esperanza, sin más felicidad que un orgasmo pasajero con un desconocido; sin más felicidad que la borrachera y el empacho; en una sociedad de personas solas, deprimidas y enfermas de hedonismo  y ahítas de sinsentido… Las luces dan una sensación de alegría tan falsa como la propia navidad sin Dios que pretenden festejar.

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7.12.22

Lo que va de la Constitución a la Inmaculada Concepción

En España disfrutamos desde hace más de cuarenta años del puente de la Constitución o de la Inmaculada. Y no deja de ser curioso y hasta paradójico.

La Fiesta de la Constitución celebra la aprobación en referéndum de la Constitución del 78: una constitución que dicen los liberales que nos ha permitido disfrutar de más de cuarenta años de paz y libertad. Y los obispos y los católicos liberales (hijos de Maritain) celebran y aplauden la Constitución…

Pero, ¿qué paz y qué libertad?

¿La paz de abortar a más cien mil niños al año? ¿La paz de considerar el asesinato de fetos como un derecho de la mujer? ¿La paz de la epidemia de divorcios, que destruye la familia y destroza la vida de los niños? ¿La paz de miles de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas? ¿La paz de las violaciones y los abusos sexuales? 

¿Qué mierda de paz es esa?

¿Y la libertad? Libertad para corromper las almas de los niños en las escuelas con programas de educación afectivo-sexual que claman al cielo; la libertad para la pornografía, para la depravación, para rebelarse contra la propia naturaleza. La libertad para blasfemar. La libertad para la prostitución. La libertad para toda clase de corrupción. La libertad del orgullo y la soberbia del hombre que se rebela contra Dios.

La Constitución del 78 es liberalismo en estado puro. Representa la soberanía del hombre que niega la obediencia debida a Dios, declarándose a sí mismo independiente y autónomo. El hombre se convierte a sí mismo en sumo principio, fuente exclusiva y juez único de la verdad. 

Y sigue León XIII en la Libertas:

Esta es la pretensión de los referidos seguidores del liberalismo; según ellos no hay en la vida práctica autoridad divina alguna a la que haya que obedecer; cada ciudadano es ley de sí mismo. De aquí nace esa denominada moral independiente, que, apartando a la voluntad, bajo pretexto de libertad, de la observancia de los mandamientos divinos, concede al hombre una licencia ilimitada. Las consecuencias últimas de estas afirmaciones, sobre todo en el orden social, son fáciles de ver. Porque, cuando el hombre se persuade que no tiene sobre si superior alguno, la conclusión inmediata es colocar la causa eficiente de la comunidad civil y política no en un principio exterior o superior al hombre, sino en la libre voluntad de cada uno; derivar el poder político de la multitud como de fuente primera. Y así como la razón individual es para el individuo en su vida privada la única norma reguladora de su conducta, de la misma manera la razón colectiva debe ser para todos la única regla normativa en la esfera de la vida pública. De aquí el número como fuerza decisiva y la mayoría como creadora exclusiva del derecho y del deber.

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5.12.22

«Extra Ecclesiam nulla salus»

Explica el cardenal Cantalamessa:

«Creemos que todos los que son salvos son salvos por los méritos de Cristo: «No hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos». Sin embargo, una cosa es afirmar la necesidad universal de Cristo para la salvación y otra cosa es afirmar la necesidad universal de la fe en Cristo para la salvación».

Y viene el Señor y dice:

«Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado.

«El Padre ama al Hijo y ha puesto en su mano todas las cosas. El que cree en el Hijo tiene la vida eterna; el que rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que está sobre él la cólera de Dios». 

«Cristo es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras bien explícitas la necesidad de la fe y el bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que, sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia Católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella». (Vaticano II, Const. Dogm. Lumen Gentium n.14)

Esta afirmación no se refiere a los que, sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia.

Aunque Dios, por caminos conocidos solo por Él, puede llevar a la fe, sin la que es imposible agradarle, a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar.

Por parte de Dios no quedará la salvación de ningún hombre, incluso entre los paganos e infieles. Pero es también indudable que fallará por parte de muchos de ellos, por la vida voluntariamente embrutecida y salvaje que llevan, sin ningún rastro de arrepentimiento o de conversión a Dios.

Los paganos no bautizados que ignoren inculpablemente el Evangelio de Cristo y su Iglesia pueden también conseguir la salvación eterna, si buscan a Dios con un corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia (porque la naturaleza caída del hombre no puede de ninguna manera salvarse por sí sola), en cumplir con obras su divina voluntad conocida mediante el juicio de la conciencia. 

«No podrían salvarse aqellos hombres que, conociendo que la Iglesia Católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo, se negaran a entrar o a perseverar en ella».

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1.12.22

La Iglesia está dejando de ser española (y católica)

Tomo prestado el título de un artículo que publicó recientemente Pedro Tena en Libertad Digital. El título resulta sugerente y provocador. Aquí les dejo el enlace:

La Iglesia está dejando de ser española (y católica)

El artículo de Tena viene a cuento del conflicto que surgió hace unos días en un Colegio de La Salle en Baleares en el que expulsaron a un grupo de alumnos por poner una bandera de España en el aula.

Don Pedro Tena, tras recordar la persecución religiosa en la España de la Segunda República y durante la Guerra Civil, señala (subrayados míos):

Pero de esto hace mucho, aunque el gobierno de Pedro Sánchez quiera hacernos creer que Franco y Queipo eran unos monstruos y Largo Caballero, Prieto, Carrillo o Durruti eran unos angelitos. Eso sí, aquellos han sido exhumados y los demás, agraciados con calles, plazas, monumentos y homenajes varios. No hace tanto del auxilio de la Iglesia vasca al terrorismo etarra –inolvidable Setién—, no hace nada de la ayuda continua de la Iglesia catalana y balear a sus separatismos. Tanto es así que España no ha dejado nunca de ser católica pero la Iglesia, en cuyo nombre se fraguó la unidad nacional y el primer Estado - Imperio moderno del mundo, está dejando de ser española.

Y tiene toda la razón el señor Tena. Pero lo peor es lo que el autor deja caer, como el que no quiere la cosa, en el paréntesis del título de su columna: la Iglesia está dejando de ser española. Pero además está dejando de ser católica. Y eso es para mí lo más triste.

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29.11.22

Jesucristo es Dios

Hay días que casi vale más no levantarse de la cama. Porque empiezo viendo el tuit de esta archiconocida religiosa y ya se me corta la digestión del desayuno. 

¿Cómo que si Jesús «viniera hoy»? Ya, ya… Ya lo sé: se refiere a la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo… Pero es que Cristo no ha subido al cielo y se ha desentendido del mundo y de su Iglesia. Cristo está presente en su Iglesia hasta el final de los tiempos. ¿Cómo que si le gustaría «cómo nos ha quedado la Iglesia que Él fundó»? ¿Acaso la Iglesia es una institución puramente humana? ¿Acaso no es Él la cabeza de la Iglesia y nosotros los miembros de su Cuerpo Místico? ¿Se cree esta religiosa que Cristo fundó la Iglesia y luego se largó y ahí os quedáis: apañáoslas como podáis? ¿No cree en la presencia real de Cristo en la Eucaristía? ¿No cree que Cristo vive y reina por los siglos de los siglos?  Yo no me considero mejor que nadie ni soy nadie para dar lecciones de nada, pero no se puede ir por la vida soltando barbaridades y engañando a la buena gente con falsas doctrinas y errores patentes.

Yo es que alucino… ¿En qué creen estos religiosos? Yo no sé cuál es su doctrina o su fe, pero de lo que estoy seguro es de que no es la fe de la Santa Madre Iglesia; no es la fe de los santos y doctores de la Iglesia ni la fe de los Padres de la Iglesia. ¿Por qué no nos ceñimos a la doctrina de siempre, a la sana doctrina, a la que creyeron los santos que ya gozan de la gloria celestial, y dejamos de buscar novedades?

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