6.04.20

Padre Nuestro

Padre Nuestro

Dios es un Padre bueno. Y un padre bueno ama a sus hijos y da su vida por ellos para salvarlos. Pero un padre bueno también castiga a sus hijos para corregirlos, para que no hagan el mal y vayan por el buen camino. Y hay tantos motivos para castigarnos… Hay tanto pecado en el mundo, tanto mal… Miles de abortos, ideologías impías, apostasía, herejías de todo tipo, idolatría… Hay tanta soberbia… El mundo está ciego y sordo. “Todos juntos venceremos”, dicen. Como los constructores de la Torre de Babel, como quienes vivían en tiempos de Noé antes de que empezara el diluvio, como los habitantes de Sodoma y Gomorra, como todos los que viven sin temor de Dios y se creen impunes, se creen que pueden cometer todo tipo de maldades sin que nunca les vaya a pasar nada.

Padre Nuestro: si llevas cuenta de nuestros pecados, ¿quién podrá resistir? Por la Preciosísima Sangre que derramó Nuestro Señor Jesucristo, ten misericordia de nosotros en este tiempo de tribulación. Apiádate de los enfermos y de los que nada tienen más que a Ti. Cuida de cuantos están entregando su vida para curar y cuidar a los enfermos.

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5.04.20

5.03.20

Coronavirus

Yo no soy científico, médico ni, mucho menos, político profesional. Y por lo tanto, lo que yo pueda opinar sobre la pandemia del coronavirus es perfectamente prescindible. No sé qué se debe hacer ni qué no. No tengo ni idea. Pero hay cosas que no casan.

Hay quienes acusan a las personas normales y corrientes de alarmismo: de sembrar un miedo infundado, dadas las características de la enfermedad. Hay quienes dicen que eso de comprar mascarillas o tomar demasiadas precauciones está fuera de lugar.

Pero, realmente, ¿quién está creando la alarma? Porque yo veo los informativos y veo en China, en Japón, en Corea del Sur o en Irán a brigadas de militares o policías con trajes de guerra bacteriológica fumigando las calles para desinfectarlas. Veo zonas rodeadas de alambradas con concertinas para que nadie pueda entrar o salir de allí. Veo al ejército en Italia, con mascarillas y fusil en ristre, cortando carreteras para impedir que nadie entre o salga de determinadas ciudades del norte de Italia. Veo que se ha suspendido el congreso de móviles de Barcelona, la Semana de la Moda de Milán, la liga de fútbol en Italia; veo que se celebran partidos de fútbol o baloncesto a puerta cerrada. Veo que el carnaval de Venecia se ha suspendido y la feria del automóvil de Ginebra, también. Se suspenden eventos deportivos en Valencia pero no se suspenden las fallas. ¿Y qué va a pasar con la Semana Santa?

¿Quién siembra alarma? 

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28.02.20

Cosmópolis y Reino de Dios

Este artículo es mi intento de entender el mundo de hoy. Y para ello, hay que llegar hasta Kant. Este post es una reflexión personal tras leer el artículo de Pedro Talavera Fernández, del Departamento de Filosofía del Derecho, Moral y Política de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, titulado Kant y la idea de progreso indefinido de la humanidad. El original siempre será mejor que mis reflexiones… Les invito a leer de don Pedro Talavera. Mi post es un intento personal de entender algo que a mí me resulta complicado y una reflexión que trata honestamente de buscar la Verdad sobre las cosas que pasan en el mundo de hoy; sobre por qué pasan las cosas que pasan.

1.- PRINCIPIO DE AUTONOMÍA: LA AUTODETERMINACIÓN

La libertad moderna se entiende como autonomía del sujeto. El sujeto debe ser independiente respecto a cualquier factor externo a la propia voluntad. El individuo debe tener libertad de elección para configurar su plan de vida según su propia voluntad.

Todo debe someterse al examen de la razón. Solo tiene autonomía aquello en lo que la persona reconoce los trazos de su autonomía: el YO QUIERO debe acompañar todas mis acciones. El individuo piensa por sí mismo y es libre.

Yo soy libre para hacer y ser lo que me dé la gana. Soy autónomo. ¡Hágase mi voluntad!: no la voluntad de nadie ni la voluntad de Dios.

Nadie puede obligarme a ser feliz a su manera. Cada uno tiene que buscar su propia felicidad como mejor le parezca, siempre y cuando no perjudique a la libertad de los demás. El fundamento de la dignidad humana no proviene de Dios, sino de la autonomía del hombre. Cada uno es su propio legislador y se pone sus propias normas. La ética exige, en nombre de la dignidad, que la persona no remita el fundamento de su conducta a algo externo, sino como obra de su autonomía. “Yo establezco mis propias normas. Yo decido lo que está bien y lo que está mal, sin más límite que la libertad del otro”.

El principio de autonomía desemboca, obviamente, en el relativismo moral, en el subjetivismo absoluto, en la ideología de género y en las teorías de la transexualidad y el transgénero: en virtud de mi voluntad, de mi libertad y de mi autonomía yo puedo ser lo que yo quiera ser, vivir como yo quiera vivir y hacer lo que me dé la gana sin otra restricción que el respeto a la libertad de los demás. Nada es verdadero ni falso. No existen el bien y el mal absolutos y universales. Cada cual decide lo que está bien y lo que está mal.

Dios no tiene cabida en el mundo moderno.

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18.02.20

Contra el Liberalismo

¿Cristiano y liberal? ¿Soberanía de Cristo o soberanía popular?

Tengo la sensación – más bien la certeza – de haber escrito este mismo artículo muchas veces. Me repito. Es verdad. Pero en estas cuestiones, nos jugamos la vida. Y si Dios me pide que lo escriba un millón de veces, lo haré. Así que vuelvo a insistir en lo fundamental para que no perdamos el rumbo…

1.- Hemos sido creados por Dios. Dios nos amó desde antes de crear todo cuanto existe y nos dio la vida. No somos fruto del azar, como pretenden los ateos. Dios nos ha dado la vida y nos ha hecho a su imagen y semejante. De ahí proviene nuestra dignidad.

Le dice Dios a Jeremías:

Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones. Jeremía 1, 5.

Y en el Salmo 138 podemos leer:

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.

Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

2.- La vida del hombre tiene sentido: caminamos hacia nuestra patria celestial que es Dios mismo. Dios nos llama a vivir en comunión con Él, unidos a Él. Dios nos dio la vida y nos la conserva por amor, porque en Él vivimos, nos movemos y existimos.

Este mundo es el camino [1]
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
e llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos,
descansamos.

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