2.11.22

Yo estoy dispuesto a morir por la Iglesia: ¿qué hacemos?

A raíz de mi último artículo, un contacto de Facebook me manda el siguiente mensaje:

Pedro, soy un laico padre de familia, pero estoy dispuesto a morir por la Iglesia. ¿Qué hacemos?

Buena pregunta. Ojalá yo tuviera una respuesta simple a una pregunta así… ¿Qué hacemos?

La Fiesta de Todos los Santos nos trae la respuesta:

«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

(Mt 5,3-12)

Ahí tenemos lo que debemos hacer: no se trata de hacer manifestaciones. Se trata de que tú y yo seamos santos. No se trata de activismo ni de voluntarismo, sino de vivir como Dios manda y de dejarnos santificar por Cristo.

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27.10.22

Carta a Su Eminencia Reverendísima

Eminentísimo y Reverendísimo Cardenal Hollerich:

Estoy terriblemente preocupado por la salvación de su alma. Pero mientras sigamos caminando, Su Eminencia, por este valle de lágrimas, estamos a tiempo. El día y la hora en que Dios nos llame a su presencia y nos juzgue por nuestros pecados nadie lo sabe. Por eso es importantísimo estar preparado y en gracia de Dios, no vaya a ser que fallezca Su Eminencia en pecado mortal y vaya de cabeza al infierno. Y leyendo sus afirmaciones en el L’Osservatore Romano, está usted en serio peligro de condenación eterna.

Ya, ya sé que usted se cree que todo el mundo va al cielo y que el infierno está vacío o, simplemente, no existe. Lo dice usted mismo:

«En el Reino de Dios ninguno está excluido: ni siquiera los divorciados vueltos a casar, ni siquiera los homosexuales, todos. El Reino de Dios no es un club exclusivo. Abre sus puertas a todos, sin discriminaciones».

Perdóneme usted, pero yo no soy cura ni teólogo. Pero mi abuela me enseñó el Catecismo del P. Astete, que era jesuita como usted. Y desde finales del siglo XVI, ese cuadernito del P. Astete sirvió para enseñar la doctrina cristiana a millones de hispanohablantes.

¿Qué dice el Astete sobre el infierno, Eminencia?

P.: ¿Pues hay más de un Infierno?

R: Hay cuatro y se llaman: Infierno de los condenados, Purgatorio, limbo de los niños y limbo de los Justos o Seno de Abraham.

P.: ¿Y qué cosas son?

R: El Infierno de los condenados es el lugar a donde van los que mueren en pecado mortal, para ser en él eternamente atormentados; el Purgatorio es el lugar a donde van las Almas de los que mueren en gracia, sin haber enteramente satisfecho por sus pecados para ser allí purificadas con terribles tormentos; el limbo de los niños es el lugar a donde van las Almas de los que antes del uso de la razón mueren sin el Bautismo; y el de los Justos o seno de Abraham, el lugar adonde, hasta que se efectuó nuestra Redención, iban las Almas de los que morían en gracia de Dios, después de estar enteramente purgadas, y el mismo a que bajó Jesucristo real y verdaderamente.

P.: Y antes del fin del mundo, ¿serán los hombres juzgados?

R: Si, Padre, a todos al fin de su vida juzgará y sentenciará el Señor: a los buenos a gozar eternamente de Dios en la gloria; y a los malos a padecer eternos tormentos en el Infierno.

P.: ¿Cuántos son los Novísimos?

R: Cuatro, es a saber: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria.

P.:¿Qué es la Gloria?

R.: Un estado perfectísimo, en el cual se hallan todos los bienes sin experimentarse mal alguno; como en el Infierno se hallan todos los males sin experimentarse bien alguno.

P.: Y para libertarnos de éste y conseguir aquélla, ¿qué hemos de ejecutar?

R: Guardar los Mandamientos.

P.: ¿Y hay algunos medios conducentes para que con mayor facilidad podamos guardar éstos y preservarnos de faltar a ellos?

R: Sí, Padre.

P.: ¿Cuáles son?

R: La frecuencia de los Santos Sacramentos, el ofrecer a Dios las obras por la mañana, el oír Misa todos los días y rezar el Rosario a la Santísima Virgen, la lección espiritual, la meditación, el examen de la conciencia por las noches y, por decir uno que abraza muchos, elegir un Confesor sabio, virtuoso y prudente y sujetarse a él en todo.

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20.10.22

Pecados contra el Espíritu Santo

Decía en mi artículo anterior – Antropolatría: la fe del Anticristo – que el mundo moderno ha puesto en el centro a la persona y el hombre ha caído, una vez más, en el pecado de querer ser como dios y rebelarse contra su Creador. Y así, el hombre ha decidido adorarse a sí mismo. El hombre es el nuevo becerro de oro para sí mismo: el hombre se cree que se puede crear a sí mismo y ser lo que desee, sin ninguna cortapisa ni límite alguno. El hombre se cree que se ha liberado a sí mismo de todas las ataduras, incluidas las de la propia naturaleza: cada uno puede elegir libremente y según los que siente en cada momento lo que quiere ser, su “orientación sexual” e incluso su propio sexo y ser hombre o mujer a voluntad e incluso de manera fluida: hoy mujer y mañana hombre.

La rebelión contra Dios es rebelión contra la propia naturaleza humana. El hombre que odia a Dios y se rebela contra Él acaba odiándose a sí mismo y a toda su especie. Y así, la nueva religión climática que adora a la Madre Naturaleza, hace creer a sus adeptos que el ser humano es un virus maligno para el Planeta y en un arranque de locura suicida y nihilista, sostienen que lo mejor es acabar con la especie humana para que el Planeta sobreviva. Lo mejor es que el ser humano desaparezca. Así, crecerá la biodiversidad y el Planeta seguirá vivo y feliz; pero sin hombres.

Están locos. Rebelarse contra Dios es la mayor locura. Yo, con la Pachamama, habría hecho lo que Moisés con el becerro de oro:

Y tomando el becerro que habían hecho, lo quemó en el fuego, lo molió hasta reducirlo a polvo y lo esparció sobre el agua, e hizo que los hijos de Israel la bebieran. (Éxodo, 32, 20).

Llamadme indietrista, rigorista o lo que os dé la gana. Pero la idolatría es un pecado mortal que hay que combatir sin contemplaciones.

El Nuevo Orden Mundial, el Foro de Davos, las Naciones Unidas y sus agencias multicolores; toda la basura que luce el circulito multicolor en la solapa no representa sino a los hijos de Satanás, disfrazada de filantropía solidaria y pacifista. Pero por mucho que la mierda se disfrace de gloria, sigue siendo mierda: abortistas, degenerados, inmorales, promotores de la eutanasia y de todo cuanto promueva la muerte de seres humanos.

¿Por qué odian tanto al hombre y por qué esa obsesión con asesinar personas? Porque odian a Dios y el hombre es imagen y semejanza de Dios. Matar a un ser humano es para ellos como matar a Cristo una vez más. Porque Satanás odia a Dios y odia al ser humano y no sabe más que de muerte, destrucción y odio. Fieles a la filosofía de Nietzsche y de Darwin, los nihilistas modernos son partidarios de eliminar a todos los débiles, a los desvalidos, a los pobres, a los enfermos… Solo deben quedar los mejores, que obviamente, son los plutócratas globalistas, los multimillonarios, los guapos, los guais. Los demás, sobramos: somos una «huella de carbono» a eliminar: contaminación y consumo de recursos escasos que los ricos necesitan para vivir ellos como dioses y disfrutar sin límites.

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24.09.22

Antropolatría: la fe del Anticristo

El hombre es el centro. La persona es el centro.

«¡Qué distinto sería el mundo si el hombre fuera el centro!». Esto lo he escuchado yo en un programa religioso de la COPE esta misma semana.

«Hay que crear una nueva economía en la que la persona esté en el centro». No hay que inventar una economía de Francisco, sino la economía de Dios: «hay que buscar el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura». Hay que crear un mundo, una economía, una educación, una cultura en la que Dios sea el Centro. En la que Cristo sea todo en todos: porque ya «no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro o escita, siervo o libre, porque Cristo lo es todo en todos».

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5.09.22

La Peste Liberal

¿Qué tienen en común todas estas noticias que hemos leído recientemente?

El arzobispo Vincenzo Paglia ha sido noticia después de que declarara el viernes a un periodista que la ley italiana de 1978 que despenaliza el aborto es un «pilar» de la «vida social» italiana y que «no está en absoluto» en discusión en el país.

El sacerdote jesuita disidente, P. James Martin, ha recurrido a las redes sociales para denunciar a un obispo de Dakota del Sur por publicar una serie de directrices pastorales que defienden la fe contra la agenda radical LGBT. Martin dijo que «la gente debería poder y ser alentada a “celebrar” quiénes son y, más importante, cómo los hizo Dios, incluyendo a las personas LGBTQ».

En una diócesis católica suiza, una mujer concelebra una misa, saltándose a la torera la doctrina y las leyes de la Iglesia: un abuso litúrgico más; uno de tantos: como el que celebró misa encima de una colchoneta dentro del agua en una playa… O los que solo dan la comunión en la mano o los que ponen a seglares – hombres y mujeres – de manera ordinaria a ser ministros extraordinarios de la comunión; o los que se inventan la misa de manera creativa.

El cardenal Roche, por su parte, critica a los enemigos “tradicionalistas”, tratándolos de «histéricos» y protestantes. Los malos, al parecer, somos los que profesamos la fe católica de siempre: la de los santos, la de nuestros padres, la que levantó iglesias y catedrales; la que fundó una civilización durante siglos.

Y por otra parte, tenemos dos políticas que defienden el aborto: una estadounidense y otra castiza.

¿Qué tienen todos estos políticos y eclesiásticos en común? Pues que todos ellos son liberales y actúan con mentalidad y presupuestos liberales.

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