¡No tengáis miedo!

Escribo estas líneas el 12 de junio de 2020. Aún no ha terminado este atípico curso 2019/20. Y visto desde hoy, el principio del curso 20/21 aparece lleno de incertidumbres, de dudas, de miedos. ¿Volveremos al confinamiento? ¿Habrá rebrotes de la pandemia? ¿Habrá más enfermedad, más muertes, más dolor? Nadie lo sabe. Nadie conoce el futuro, salvo Dios.

Por eso traigo a colación una de las frases que todos recordamos de San Juan Pablo II: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!”. Él es nuestra esperanza y nuestra salvación. Nuestra vida – la de todos – está en sus manos. Y sus manos están traspasadas por los clavos de la cruz y sus llagas nos han salvado. La Cruz le da sentido a la vida, al sufrimiento y al dolor. La Cruz de Cristo nos abre las puertas del Cielo. Esa es nuestra fe y ahí radica nuestra esperanza.

No somos fruto de un azar caprichoso. Somos criaturas de Dios: Dios nos quiso y nos quiere a cada uno de nosotros, con nuestro nombre, desde antes de la creación de todo cuanto existe.

Y nuestro destino no es la nada. Nuestro destino es el Cielo. Así lo escribía Jorge Manrique:

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos,
descansamos.  

Andemos nuestra jornada sin errar. No nos equivoquemos de destino. Nuestra patria es el Cielo. Allí ya no habrá enfermedad ni dolor ni muerte. Nuestra felicidad será completa porque viviremos unidos a un Dios que es Amor por toda la eternidad.

Escribe Santa Teresa de Jesús:

Quien a Dios tiene

nada le falta:

sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,

al cielo sube,

por nada te acongojes,

nada te turbe.

A Jesucristo sigue

con pecho grande,

y, venga lo que venga,

nada te espante.

Quien vive en gracia de Dios, quien vive unido a Cristo, quien come su Carne y bebe su Sangre, no tiene nada que temer, venga lo que venga. No tengáis miedo por nada. Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?

¿Quién nos separará de amor de Dios? ¿Los problemas, la angustia, las enfermedades, la persecución, el hambre? Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Romanos, 8.

Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna.

¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.

En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.

Mateo 10, 28-31

No temáis a la enfermedad o a la muerte. Temed al pecado mortal que nos condena al infierno: a ser infelices y desgraciados toda la eternidad. Lejos de Cristo no hay más que oscuridad y muerte.

Que la Virgen María, Salud de los Enfermos, Madre de Dios y Madre nuestra, nos proteja de todo mal y bendiga a todos los niños, a todas sus familias, a todo los profesores y a todo el personal de nuestro Colegio.

5 comentarios

  
claudio
Saludo de Corpus

Pange, lingua, gloriosi
Corporis mysterium,
Sanguinisque pretiosi,
Quem in mundi pretium
Fructus ventris generosi
Rex effudit gentium.

Nobis datus, nobis natus
Ex intacta virgine,
Et in mundo conversatus,
Sparso verbi semine,
Sui moras incolatus
Miro clausit ordine.

In supremae nocte coenae
Recumbens cum fratribus
Observata lege plene
Cibis in legalibus,
Cibum turbae duodenae
Se dat suis manibus.

Verbum caro, panem verum
Verbo carnem efficit:
Fitque sanguis christi merum,
Et si sensus deficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides sufficit.

Tantum ergo sacramentum
Veneremur cernui:
Et antiquum documentum
Novo cedat ritui:
Praestet fides supplementum
Sensuum defectui.

Genitori, genitoque
Laus et jubilatio,
Salus, honor, virtus quoque
Sit et benedictio:
Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio.

Amen.
14/06/20 5:33 PM
  
Oscar Alejandro Campillay Paz
Gracias por este bog. Hace mucho bien en las almas.
Me ha emocionado volver a escuchar a este magno Santo!!
Me uno a la oración por sus alumnos y compañeros del colegio.
Muchas bendiciones!
14/06/20 7:02 PM
  
Pedro
Extraordinario discurso de San Juan Pablo II en un encuentro con los jóvenes, abril de 1987 en el estadio nacional de Santiago, Chile.
15/06/20 7:50 AM
  
Maria Alejandra
Muchas gracias, sr. Llera, por recordarnos esas verdades en estos tiempos de tribulación en que las fuerzas e incluso la Fe flaquean muchas veces y el miedo nos asalta. Que Dios le bendiga a usted, a su familia, a sus alumnos y a cuantos le leemos. Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. Inmaculado Corazón de María, sed nuestra Salvación.
15/06/20 8:23 PM
  
hornero (Argentina)
D. Pedro: una vez más usted abre su alma, nos participa, nos previene y nos sostiene ante las dificultades del presente. En verdad, la incertidumbre cunde en el mundo, en todos los niveles, particularmente en aquellos que suponíamos tenían el mundo en sus manos. De pronto, hemos quedado a la deriva del camino que sigue el virus, que nadie logra atajar ni terminar de conocer. Creo que la humanidad no registra un hecho similar en toda su historia, lo cual debe advertir a nuestra reflexión que no es un simple hecho grave, sino INÉDITO. Todo ensambla para crear zozobra, crisis por todas partes, ni mencionarlas es necesario, ni posible enunciarlas o denunciarlas a todas. Pero, como bien dice usted, el cristiano sabe que su confianza está en el Señor Jesús, en su Presencia Real en el Santísimo Sacramento. Los cristianos somos esencialmente la milicia de Cristo; Él nos dio su ejemplo, y nuestro estandarte es la Cruz, pero Cruz de VICTORIA, no de dudas ni de derrotas. No obstante, hoy se habla más de las crisis, que de las victorias, como si éstas ocuparan poco lugar o incierto lugar en nuestra mente y corazón. Que haya que pasar por la tribulación que nos purifica, que haya que pasar por el anti-cristo, son cosas del oficio de la milicia. La Virgen experimenta mayores angustias que nosotros, al ver que sus hijos van hacia el precipicio, que rechazan la Misericordia, que desoyen sus llamados, que no despiertan ante su Aurora, y que ni mencionan ni cuentan con el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo, que hasta hace pocos años era siempre esperado. Silencio hacia la Virgen, desprecio por la Misión apocalíptica confiada por Su Hijo, desprecio a Cristo que envía a Su Madre. Si el virus no nos despierta, nos despertarán otras cosas, hasta que se acabe el tiempo de la Misericordia, y estalle el tiempo de la Justicia. Ningún argumento podrá contra ella.



16/06/20 12:43 AM

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