Casa "zen" de Espiritualidad San Felipe Neri
Queridos hermanos en Cristo:
Ante todo quisiera felicitaros, por vuestra gran labor super-fructifera, y por hacer de vuestra web un espejo donde se refleja la autentica verdad de la situación en la que desgraciadamente se encuentra sumergida nuestra amada Iglesia Católica, y que algunos personajes de dentro de la misma Iglesia, tratan de esconder de forma inaudita.
“O somos de Cristo, o no", si somos de Cristo nada nos debe detener a la hora de exponer situaciones en ocasiones de incomprensible corte pagano, dentro de la misma Iglesia Católica, puesto que muchos de los que deberían velar por ella, miran para otro lado. Voy a exponer un hecho, que me ha dejado en el más doliente estupor. El día de Pentecostés fuí invitada a un grupo de la Renovación Carismática Católica, en la Casa de Espiritualidad de Barcelona, San Felipe Neri, como bien su nombre indica sería deseable pensar que se trataba de una casa de Epiritualidad Católica pues, por lo que bien parece está regentado por hermanas con su hábito católico, hasta aqui todo perfecto.

Me preocupa ver a los príncipes de la Iglesia haciendo de príncipes de este mundo y pereciéndose por codearse con ellos. Algo hay en esto fuera de lugar y fuera de tiempo. En efecto, eso estuvo en su lugar y fue lo que tenía que ser, cuando la Iglesia jerárquica era nada menos que todo un estamento que competía en poder con el estamento formado por la nobleza. Los príncipes de la Iglesia se trataban de tú a tú con los príncipes de este mundo. Es que tenían tanto en común…
Sistach es el exponente iconográfico y purpúreo de la mayoría de mitras del episcopado catalán y en Cataluña: “la incompetencia al poder”. Se trata de chicos de clase media/baja, algo aplicados sin ser lumbreras, trabajadores, ordenados, con mentalidad de funcionario, obsequiosos y rastreros mientras son expectantes, tiránicos y prepotentes cuando mandan y sobre todo tremendamente atentos a barrar el paso a cualquier competencia real o posible, especialmente si ésta está adornada de algún dote intelectual. Jubany fue el analogatum princeps de esta especie. Pero corregido por su astucia, su malicia y su miedo a la Curia Romana. Sistach es la muestra más evidente y vulgar de la especie.
A quien ha tratado al Cardenal Martínez en su salsa, no tiene porqué resultarle desafortunado el que se califique la experiencia como dantesca. Todo lo contrario de lo que sucede al releer el entrañable cuento de Oscar Wilde,