Los tanteos y tonteos romanos de Sistach

Sistach es el exponente iconográfico y purpúreo de la mayoría de mitras del episcopado catalán y en Cataluña: “la incompetencia al poder”. Se trata de chicos de clase media/baja, algo aplicados sin ser lumbreras, trabajadores, ordenados, con mentalidad de funcionario, obsequiosos y rastreros mientras son expectantes, tiránicos y prepotentes cuando mandan y sobre todo tremendamente atentos a barrar el paso a cualquier competencia real o posible, especialmente si ésta está adornada de algún dote intelectual. Jubany fue el analogatum princeps de esta especie. Pero corregido por su astucia, su malicia y su miedo a la Curia Romana. Sistach es la muestra más evidente y vulgar de la especie.

Germinans Germinabit también está en Roma. No mediante espías y paniaguados y con visitas sin cuento como hace el purpurado barcelonés. Está presentes con miembros germinates como este humilde servidor que os escribe. Miembros que además de nuestra lengua nativa hablamos español, italiano, francés, inglés, alemán, polaco y si conviene esperanto. También disponemos de excelentes traductores de nuestro pensamiento entre los miembros del grupo. Miembros de toda especie en la escala del cursus honorum. Miembros que, cuando conviene, también usamos otros colores, además del negro, en nuestra vestimenta eclesiástica. Nos gusta Germinans y nos place verificar sus observaciones.

En la semana que acaba de fenecer nos hemos divertido siguiendo los pasos del Eminentísimo Martínez Sistach en su estadía romana. Él mismo ha hablado con muchos de nosotros repetidas veces sin sospechar que habíamos hecho una apuesta. Consistía en saber cómo sacaría partido de esos pocos días de sesiones en el Palazzo San Callisto.

Piazza San Callisto, escenario trasteverino de la Dolce Vita…

El material era escaso: las reuniones del plenario del Pontificio Consejo de Laicos, la estancia en un lugar también con germinantes, algunas visitas que procuramos acotar y obtener buena información de ellas y la audiencia pontificia del viernes. La apuesta se basaba el reto de un altísimo exponente de Curia después de haber verificado personalmente la situación de Barcelona: “ Ma questo di Barcellona sa dove va?”.

Era poco el material pero ha valido una página de La Vanguardia dominical. Hay que reconocer que Sistach es esforzado y persistente. Ha intentado hacer creer a sus seguidores que había obtenido una audiencia privada con Su Santidad. Lo cual no es verdad. Una foto del momento en que saludaba al Papa en la audiencia del plenario del Pontificio Consejo de los Laicos y unas palabras de saludo en el menos de un minuto que habló el Papa con el purpurado barcelonés han sido suficientes para intentar hacer creer al público que Sistach había venido a Roma para hablar con el Papa de su visita apostólica a Barcelona los próximos días 6 y 7 de noviembre. Quien lea el texto entenderá fehacientemente que ha sido Sistach quien, contra todas la reglas curiales, ha informado al periodista de lo que había hablado con el Papa: la visita a Barcelona, su estancia en Fátima, su vuelta en coche a Barcelona y que la organización del evento de noviembre va viento en popa. Ahora el lector entiende porqué, antes de emprender el viaje a Fátima, publicitó urbi et orbe, la constitución de la comisión organizadora: ¿cómo iba a explicarse en Roma si todavía a cinco meses vista no había dado ningún paso? Bertone ya había preguntado y se había dado cuenta que en aquella cabeza poco había.

La sagacidad de Sistach se puso en marcha. El viaje a Roma sería la prueba de que él era unos de los cardenales con quien contaba el Papa y que todo lo que decía relación con la visita papal iba por el mejor de los caminos. Tuvo dos encuentros para ello y otros muchos e informales para su causa: su otro obispo auxiliar. ¡Lo de Terrassa clamaba al cielo!

La apuesta ha quedado en tablas. Han perdido los que apostaban por que no sacaría partido. Pero también los que apostaban a que, de todas sus andanzas, sacaría algo concreto. Los juegos de azar son así. Pero el gran público sigue engañado: el Papa ha recibido a Sistach en audiencia privada y ha apreciado su dedicación absoluta a acompañar al Pontífice ¡aunque le costara el alquiler de un coche! Todo maravilloso… pero todo un imperfecto montaje: lo sabemos los que le hemos acompañado estos días.

Pasquino Hispano