No estamos orgullosos del C.P.L.

Y la celebración de su 50º aniversario está ensombrecida por la constatación de la triste realidad presente que envuelve a esa institución. Nacido como un calco del Centre de Pastoral Liturgique de Paris (1943) nuestro C.P.L veía la luz gracias a la tenacidad del entonces joven sacerdote Pedro Tena Garriga (hoy obispo auxiliar emérito de Barcelona) que en el Seminario había formado parte junto con otros de los llamados “seminaristas de la corda” (de la cuerda) justamente por su afición a hacer ostensión de sus “fiadores” (cuerdecillas de colores diversos con pasadores para estrechar los ojales de la sobrepelliz y por lógica, el cuello de esas prendas litúrgicas). No querían “lacitos” en sobrepellices con cuellos fruncidos y finas puntillas: deseaban sobrepellices bordadas al estilo monástico belga y vistosos fiadores con el color litúrgico de cada ocasión. Eran unos arqueologistas: vindicaban el uso del solideo negro con borla para los tonsurados (a la manera del P. Mañanet) y del bonete catalán (una especie de gorrito negro con el frontal repunteado parecido al de los contables ingleses, como el de Mister Scrooge en la famosa película que versionó el “Cuento de Navidad” de Dickens) y con el que algunas fotos mostraban paseando al cardenal Vidal Barraquer en su “destierro” suizo. Era su manera de distinguirse “de los españoles”, de ser diferentes, de ser nacionalistas. Ellos formaban parte de un linaje escogido, culto y selecto, no eran como los demás: no eran ni becados, ni huérfanos, ni fámulos de ningún de ningún ayo ni superior.

Ellos comían dos platos y postre en la mesa “de los de pago”, porque eran de “casa bien” y llevaban pulcras sotanas de cachemir de Casa Jaulent. Ellos tenían en sus manos la misión de conducir al pueblo de Dios hacia la tierra de promisión de la nueva era litúrgica. Y tuvieron el poder, porque el que ellos llamaban en privado “el obispo albañil” (el bisbe paleta, Don Gregorio Modrego) les dio todas las facilidades, porque eran chicos de “cum laude” y prometían mucho. Y los enviaba a Roma a estudiar para provecho propio y de la diócesis, en la cual ejercerían como profesores de algo tan a la moda, desde la aparición de la “Mediator Dei” de Pío XII en 1948, como la Sagrada Liturgia. Pero los Tenas y los Farneses, los más tardíos Gomis y Bellavistas llegaron contagiados del desviado Movimiento Litúrgico, no el de Guéranger y Pío X, no el de Dom Gubianas o Pío XII, sino el engendrado por Dom Lambert Beaudoin y Dom Otto Cassel desde Mont-César a Chevetogne pasando por el Maria Laach de Dom Herwegen.

Su C.P.L. tras los cinco o seis primeros años preconciliares de andadura más bien discreta, del 58 al 64, pues el pueblo fiel seguía prefiriendo las publicaciones del “Foment de Pietat” de la Editorial Balmes, se convertiría en el Canaán del clero conciliar. A partir del 64 todo debía funcionar con suplementos y anexos, con un conjunto de separatas que había que ir coleccionando y usando, guarnecidas con una liviana carpeta de eskay para hacer “moniciones” para todo y en todo momento. Este es el C.P.L. del que ahora se cantan las glorias…

¿Cómo nos va a extrañar que todos los más que vetustos retroprogres de la Unión Sacerdotal llenaran a rebosar el Aula Magna del Seminario en la conmemoración de su aniversario el pasado día 12? Y el Sr. Cardenal presidiendo porque es de ellos, ha nacido con ellos aquí y es de aquí con todos ellos.

Con los “descamisados” de los Fontbona, Lligadas (el cura secularizado de “El Mosquit i el Camell”) con Ignasi Marquès y Aymerich, con el encorbatado Bellavista en la mesa de presidencia. Este es el estanque dorado en el que nada, y no precisamente a contracorriente, nuestro Cardenal Arzobispo. Y tan a gusto. Y que guapos que somos y que bien que hacemos las cosas. I que cofois que estem! (¡Y que pagados que estamos!)

Yo me avergüenzo, y un Cardenal de Santa Romana Iglesia debería avergonzarse, de bendecir con su asistencia el jubileo de una entidad que cada vez, y especialmente desde la muerte del P. Aldazabal, se ha convertido en más sectaria y heterodoxa.

¿Quién con dos dedos de frente puede aguantar sin sublevarse los proyectos de homilía que en la hoja de Misa Dominical prepara Xavier Farrés? ¿Quién puede tolerar las presentaciones “de pega y baratillo” que en la misma publicación edita Aymerich? ¿Y los de Hortet, Romeu y Marquès?

Pues con su pan se lo coman: que traigan y paseen a Don Piero Marini, el ángel caído y destronado como su maestro Bugnini. Que se regodeen con los libretos divulgativos de Lligadas y toda su peña de descamisados.

En ese Centro de Pastoral Litúrgica han nacido y crecido todos los vicios de la liturgia posconciliar malentendida y malinterpretada. Esa institución ha sido la fuente de la que han bebido y han aprendido a corromperse los que han llevado a la ruina la liturgia de la Iglesia. En el C.P.L. de Barcelona se han aparejado todos los que han deteriorado el culto a Cristo. A muchos los cogió desprevenidos, los rebasó y los destruyó haciéndoles beber el veneno de la pretendida modernidad (y digo pretendida porque a lo largo de la serie de artículos de “el fiador” hemos demostrado que sus fabulosas ideas tienen siglos de antigüedad).

A mí no. Siento haberos aguado la fiesta.

P A X