Los augurios de Tena o los mudos hablan


El pasado martes 23 de diciembre tuvo lugar, como es habitual cada año, la recepción navideña que S.E. el Cardenal ofrece a los miembros de la Curia Diocesana y sus más estrechos colaboradores en el “gobierno” pastoral, en el Palacio Arzobispal.

En ediciones pasadas ya tuve la grata oportunidad de comentar algunos de los más sobresalientes aspectos de tales encuentros. Este año, como no podía ser de otra manera para no deslucir la tónica de la que ha constituido la mayor preocupación de Mons. Martinez, el brindis ha estado centrado en Germinans. Y ha sido en el auxiliar emérito, el obispo Pedro Tena haciendo las veces de Vicario General para el caso, en quien ha recaído tan augusto honor: “Brindemos para que desaparezcan estas páginas de Internet que tanto dañan la comunión diocesana, la unidad y la reputación de nuestro amadísimo Cardenal y que tienen que desaparecer”. Para hacernos propaganda gratis mejor hubiera dicho “nuestro nunca suficientemente bien amado Cardenal Arzobispo” (nuestro n.s.b.a.) que es como casi siempre es nombrado en Germinans la egregia figura de nuestra Eminencia saboteadora…. Veáse Sistach.

Debemos felicitar, sin embargo, a Mons. Tena, el de los muchos silencios. Que así fue como él mismo se definió, con una clarividencia fuera de lugar, en la Misa Crismal de 2001 justo al celebrar sus Bodas de Oro Sacerdotales.

No fue para nada desencaminado el preclaro hijo de Hospitalet. Un silencio tras otro a lo largo de toda su vida. Silencios ante las abominables y monstruosas doctrinas que a lo largo de sus años de Rectorado en la Facultad de Teología tantos profesores fueron propagando para daño de tantos seminaristas y religiosas que no sólo no recibieron la formación adecuada sino que fueron profundamente deformados con tesis malsanas.

Doble juego de quién teniendo siempre en su boca la “romanidad catalana” no hizo otra cosa que constituirse en filtro de todas aquellas determinaciones que nos llegaban sesgadas por el capricho de lo que el consideraba adecuado o no. Su especialidad siempre fue el ser el topo infiltrado y saboteador especialmente en todo lo concerniente a la liturgia. Su táctica preferida: poner todo en la vía muerta. Como hace años, presidiendo la Comisión Nacional de Liturgia de la CEE, poniendo en dique seco la publicación del bienal de lecturas patrísticas con “demasiados padres de la Iglesia hispánica para su gusto”. Pagado que estaba el trabajo por especialísima donación. Trabajo de boicot durante todos los años que fue miembro de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”. Trabajo ahora de sabotaje de la corrección de las palabras de la consagración del sanguis “por todos los hombres” por “por muchos” en la 3ª edición española del Misal y evidentemente la catalana porque aquí “no será bien recibido” Lacayo Urdeix dixit. ¿Cuándo Señor nos librarás de ellos?

Siempre fue así de este talante. Poner siempre palos a las ruedas de cualquier cosa que dañase a su querídisima Unión Sacerdotal de la que fue miembro fundador. Y callar, como calló cuando la revolución contra el Cardenal Carles desembocó en las sonadas dimisiones de los cargos directivos de la Curia. Hacer el doble juego: poner esa cara de Profesor Franz de Copenhague por un lado, con la voz siempre “engolada” de un monje de Montserrat, y por otra parte “ir haciendo”, que no siempre es “ir tirando” sino ir torpedeando. ¡Cómo echamos a faltar la honestidad ideológica y la entereza moral de Mons. Carrera! Todo lo demás que ha pasado en esta Diócesis, de “pa sucat amb oli” (pan aliñado con aceite es decir de pocamonta).

Ahora bien, a parte de este aspecto, de fábula para nosotros: que siga haciéndonos propaganda que el bacalao quizá no lo cortemos pero sus fiestas si que se las aguaremos. Como muy a pesar nuestro estamos aguando la fiesta de Sistach que creyó iba a nadar en una “balsa de aceite” y ha encontrado en Germinans no sólo “una china en su zapato” sino nos hemos propuesto ser la “horma de su zapato” según confesó recientemente en audiencia al Padre Luis Magriñá, provincial de los jesuitas, que aún no ha salido de su asombro al ver como una parte de su encuentro con el Cardenal discurría entorno a la “cuestión Germinans”. De alucine.

Nosotros hacemos votos para que este año 2009 traiga mucha salud, especialmente mental, a nuestro Cardenal. Aunque realmente pintan bastos pues si sigue con su obsesión va a enfermar y mucho nos tememos que los últimos días de su vida no los pase en su “torreta de botiguer” del Guinardó con su queridísima hermana, “la curial”, sino como huésped de la casa que las Hermanas Hospitalarias regentan en San Baudilio de Llobregat…

Prudentius de Barcino

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