Lérida, ¿cismática? (I)

“Al igual que un niño introduce su mano en un frasco de dulces de abertura estrecha, y tantas coge, de tal modo que luego le es imposible sacarla, viéndose precisado, entre lágrimas, a soltar la mayor parte para conseguirlo. Tú eres ese niño; deseas mucho y no puedes obtenerlo; desea menos, modera tu ambición y verás colmados tus deseos” (Epícteto)

Con temor y temblor inicio mi modesta colaboración con “Germinans germinabit", en la sección “Décima hora", que expresa la esperanza de saber que para el Señor, los trabajadores de la hora décima de la parábola de los viñadores, son recompensados con la misma generosidad que los de la primera hora. Y alude a la sentencia latina “decima hora amicos plures quam prima invenit”; esto es, se encuentran más amigos en la última hora que en la primera.

El tema que me propongo desarrollar en posteriores columnas, a las que la presente sirve de preámbulo, es el de los conflictos a que ha dado lugar y los que, previsiblemente se avecinan como consecuencia del comportamiento de Mons. Ciuraneta, obispo emérito de Lérida, renuente a dar cumplimiento a los requerimientos de los organismos competentes del Vaticano, en orden a la devolución de unos bienes que retenía en su poder a las parroquias aragonesas que son sus propietarias legítimas. Una situación de rebeldía que le puso materialmente en situación de cisma, cuya declaración formal habría conllevado su excomunión. Situación de la que existe algún precedente, que le fue evitada aceptándole la renuncia por enfermedad, lo que contrasta flagrantemente con el comportamiento de la Santa Sede para con fray José Gómez, quien a pesar de estar gravísimamente enfermo, fue obligado a continuar como Obispo de Lugo hasta su fallecimiento.

Fue el Obispo de Lérida Ramón Messeguer, quien, mediante diversos procedimientos, se hizo con numerosas obras de arte de parroquias aragonesas incluidas entonces a su Obispado.

En 1.995, ochenta y cuatro de esas parroquias, se segregaron del Obispado de Lérida y se integraron en el de Barbastro-Monzón. Estas parroquias reclamaron sus obras de arte al Obispo de Lérida, quien se negó a lo solicitado, dando lugar a un conflicto jurídico entre el Obispado de Lérida y las parroquias aragonesas primero, y frente a la Nunciatura de la Santa Sede en España después, que fue resuelto definitivamente en 2.001 por sentencia del Tribunal de la Signatura Apostólica, que declaraba que de las 140 obras de arte reclamadas, de 113 quedó probado que su legítimo propietario son las parroquias aragonesas y el Obispo de Lérida debe devolvérselas.

El Obispo Ciuraneta, se niega a obedecer a Roma, extendiendo el conflicto y la crispación a las poblaciones de los territorios correspondientes.

La Congregación de los Obispos ha de intervenir mediante un Decreto, requiriendo al Obispo de Lérida para que en el plazo de 30 días, sin más pretextos ni dilaciones, devuelva los bienes a sus legítimos propietarios.

El Obispo persiste en su contumacia, creando otro conflicto, ahora con la Santa Sede. El escándalo se extiende a toda la sociedad, católica o no, ante este espectáculo antievangélico. Pero sigue ganando tiempo interponiendo un recurso ante el Tribunal de la Rota romana, que no ha sido admitido. El Vaticano, ante la situación cismática del Obispo, que obliga a excomulgarle, prefiere aceptarle la renuncia por enfermedad, y designa un administrador apostólico que obedezca las órdenes vaticanas, dejando preparado el terreno a un nuevo Obispo.

Sostengo que la situación del Obispado de Lérida es, desde la desobediencia reiterada del Obispo Ciuraneta y hasta estos momentos, materialmente cismática. Un cisma no declarado formalmente para evitar excomuniones. En esta situación, el nombramiento en un Obispo titular para la diócesis ilerdense no es aconsejable, porque si éste no diese cumplimiento efectivo a las sentencias y decretos del Vaticano, incurriría también en cisma, merecedor de excomunión.

En la reunión que se va a mantener en el Vaticano, se aparentará que todo lo sucedido es conforme a Derecho y que el Obispado de Lérida va a intentar dar cumplimiento a lo ordenado, haciendo todo lo que está en su mano a tal fin. Si no puede devolver los bienes a sus legítimos propietarios, culpará a los políticos. Un cumplimiento meramente formal del Derecho por parte del Obispado ilerdense, cuya escenificación permitirá el nombramiento de nuevo Obispo, como si aquí no hubiese pasado nada.

Durante todo este tiempo ganado por el Obispo Ciuraneta, los políticos catalanes, que siempre han estado detrás de las decisiones firmadas por el Obispo, han ido creando normativas y creando obstáculos administrativos a la plena efectividad de la sentencia. Han preparado el terreno para, una vez agotada la vía jurisdiccional eclesiástica, irrumpir en el primer plano de la escena, bien ejercitando acciones civiles ante los órganos de la jurisdicción civil española (en mi opinión poco viables, aunque tal y como está la Justicia en España, podría suceder cualquier cosa), bien negociando con un débil gobierno autónomo aragonés, cuyos dirigentes están vinculados y deben mucho a los socialistas catalanes.

Es la hora de los políticos, de aparentar que se someten al Derecho, invocando unas normas creadas ad hoc durante el tiempo ganado por el Obispo Ciuraneta, para amparar formalmente sus actuaciones desde una posición de fuerza. Es la hora de la hipocresía o el cinismo desvergonzado, sin sujeción a ética alguna ni necesidad de invocar argumentos éticos. Es la hora de la manipulación y la intoxicación de una sociedad ya de por sí pastueña, a cargo de los voceros a sueldo y subvencionados por los políticos.

Epicteto Felix

http://www.germinansgerminabit.org