InfoCatólica / Germinans germinabit / Categoría: Non omnis moriar

6.09.09

La mona de Antoñito Matabosch

En el mes de Agosto de 1945, el Colegio Ntra. Sra. de Loreto en cuyo parvulario creció y recibió sus primeras enseñanzas el niño Antonio Matabosch Soler, publicó la poesía premiada en los Juegos Florales Infantiles y compuesta por el susodicho con apenas diez años.

Un fidelísimo lector, no creemos que muy devoto de la personalidad y figura del líder en acumulación de cargos de la Archidiócesis de Barcelona (18 por más detalle), nos lo envió durante este mes de agosto y estoy convencido que a pesar del gran espacio de tiempo que nos separa de aquel entonces, refleja a la perfección el talante, la personalidad y la actuación del “amiguet” de nuestro n.s.b.a. Arzobispo el Cardenal Martínez.

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29.08.09

Dar prestigio a Solsona: El ministerio episcopal de Don Vicente Enrique

Abierta la cuestión sucesoria en la sede celsonense, tal como Oriolt refería en su artículo de este mes de agosto, y habiendo encontrado este tema eco entre los lectores de “La Cigüeña de la torre”, que se hizo eco del artículo,  así como también algunos comentarios circunstanciales referidos a Mons. Vicente Enrique y Tarancón en un breve post del mismo Fernández de la Cigoña, dando la noticia del fallecimiento de Don Joaquin Ruiz-Giménez, he decidido redactar este artículo en el intento de evidenciar como el ejercicio del ministerio episcopal de Don Vicente Enrique durante los casi 19 años que pastoreó la diócesis de Solsona (1945-1964) fue de tan alto calibre y dignidad, de tal altura de miras y de tal dedicación y entrega, que cómo él mismo refería al final de su vida “constituyó el más hermoso y fecundo periodo de su ministerio episcopal”. Nunca como en Solsona, aquel sacerdote diocesano de Tortosa, inteligente e ingenioso, sensible y paterno, que compactaba una erudita formación teológica con una honda espiritualidad sacerdotal, sería lo que ha de ser un obispo católico: un gran Pastor del pueblo a él encomendado.

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27.07.09

Et dixerunt ad invicem: Manhu? (Se dijeron entre ellos: ¿pero esto que es?)

Mientras en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica, nuestro n.s.b.a. Cardenal Arzobispo presidía la toma de posesión de los nuevos cuatro canónigos, de la cual daremos cumplida cuenta en el artículo que mañana publicará Oriolt con reportaje fotográfico incluido, algo de realmente emocionante y trascendente sucedía a muchos centenares de kilómetros.

Un joven sacerdote hijo de Barcelona, tras buena parte de su tiempo de formación y la ordenación presbiteral en una diminuta y lejana diócesis extranjera, con apenas 250.000 almas pero 28 seminaristas mayores, cantaba su primera Misa Solemne en la forma extraordinaria del único rito romano, en un hermoso santuario mariano.

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13.07.09

Ni crisis ecológica ni cambio climático: Virgilio habla de la conciencia ante lo efímero de la existencia

En su Carta Dominical de ayer, nuestro n.s.b.a. y Cardenal Arzobispo Mons. Martínez Sistach, afirma:

“San Pablo, en su carta a los Romanos, contempla un mundo que sufre dolores de parto esperando su liberación y el poeta Virgilio se acercó a esta visión con aquel famoso medio verso de la Eneida que dice “Sunt lacrimae rerum”, que podríamos traducir diciendo que “¡en la misma naturaleza, todo llora!”.

La actual crisis ecológica es una manifestación más de este llanto. Podemos afirmar que el mismo cambio climático, que afecta a la calidad del aire, tan necesario para la vida, es también una manifestación de este llanto”

Y una vez más debemos disentir de nuestro Cardenal ecologista y ahora metido a latinista.

Virgilio a través de su pluma magistral y profundamente humana, nos invita una vez más a comprender la esencia de lo humano y qué es aquello que nos define y no nos anima, de manera casi panteísta como hace Vd. , a realizar una lectura alegórica en clave ecologista.

“Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt”

En el libro I de la Eneida, verso 462, encontramos este magnífico verso que nos recuerda nuestra fragilidad y nuestra profunda belleza – belleza en el horror y en el dolor – por medio de tópicos que nos conciernen, no de forma exclusiva, pero sí crucial.

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29.06.09

Los que nos metieron en la crisis no nos sacarán

Nunca suficientemente bien amado Sr. Cardenal:

Es muy posible que con motivo de esta festividad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, su Eminencia haya hecho llegar al Santo Padre, como es tradición, sus más hondas y sentidas felicitaciones personales y su adhesión inquebrantable a la silla de Pedro. De ser así, nos alegraremos mucho de ello y permaneceremos unidos a S.E. en sus votos. Quizá no nos adheriremos tan pegados a usted “a la silla”, no se nos vaya esta a quebrar y tengamos algún problema mayúsculo. Y hablando de sillas, cargos y problemas mayúsculos…

Es muy posible, que aunque sabemos, como le gusta repetir, que usted lo ve todo y lo sabe todo, hasta el momento no haya tenido la oportunidad de leerse el discurso del Santo Padre en la audiencia general del pasado miércoles 24 y le haya pasada desapercibida la idea que desde hace tiempo venimos repitiendo reiteradamente en Germinans: que dentro de la conciencia eclesial, la funcionalidad del sacerdocio se convierte en la única categoría decisiva. Por eso –dice el Papa- no es casual que tanto en los ambientes teológicos, como en la praxis pastoral concreta y de formación del clero se contrasten e incluso se opongan, dos concepciones distintas del sacerdocio: una “social-funcional” y otra “sacramental-ontológica.

La primera –reitera Benedicto XVI- define la esencia del sacerdocio con el concepto de servicio: el servicio a la comunidad en la realización de una función, mientras que la otra “no niega el carácter de servicio del sacerdocio, sino que lo ve anclado en el ser del ministro y considera que este ser está determinado por un don concedido por el Señor a través de la mediación de la Iglesia, que es el sacramento.

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