El páramo del arzobispo-obispo-copríncipe
Era humanamente comprensible la inmensa satisfacción que se reflejaba en el semblante de Monseñor Vives tras ser nombrado arzobispo “ad personam” de Urgel. Se acababa de apuntar un gran tanto. Un nombramiento que había recalado en su antecesor, Monseñor Martí Alanís, el mismo día en que se le había designado coadjutor, como premio de consolación a sus treinta años como prelado de la diócesis pirenaica; recaía en su persona tras solo nueve años de obispo residencial y con quince años de antelación a la edad de renuncia. Además, la distinción se había logrado con una inusual rapidez, fruto de la habilidad de Monseñor Ladaria, que es hoy en día el puente más eficaz entre el tándem Sistach-Vives y la Santa Sede.
Sin embargo, me sorprendió enormemente el tenor de las declaraciones del nuevo arzobispo. Solo subrayaba que se trataba de un reconocimiento a la singularidad de la diócesis, cuyo territorio se divide entre dos estados (España y Andorra) y cuyo obispo comparte la jefatura de estado andorrana, bajo el medieval título de co-príncipe. Es más, Monseñor Vives llegó a declarar textualmente que “Roma había sido sensible a una anomalía eclesiástica”.

No se trata de un resultado parcial de baloncesto, sino del número de seminaristas que poseen ambas diócesis en el presente curso 2009-2010. Con motivo del Día del Seminario, la Conferencia episcopal española ha publicado
El tratamiento de los tres periódicos de papel de Barcelona, al día siguiente de la confirmación de la visita del Papa, cuanto menos debe ser calificado de sorprendente. Así, tanto El Periódico como el diario Avui (con mayor o menor extensión) llevaban la noticia de la visita del Papa en portada. Sin embargo, para La Vanguardia (diario más clerical, al menos en cuanto a dedicación a la información eclesial) no merecía este tratamiento. No solo eso, sino que la atención periodística que le dedicaba era particularmente menguada, sí se compara con otras noticias eclesiales del rotativo. Recuérdese, sin ir más lejos, el anuncio de Enric Juliana sobre el nombramiento cardenalicio de Monseñor Martínez Sistach. 

Uno es de natural confiado y, al igual que se cree el anuncio de la visita del Papa a Barcelona, admite sin reservas que los anuncios de la página web del arzobispado son absolutamente ciertos.