España, de nuevo campo de batalla
Benedicto XVI, el hombre más clarividente que pisa hoy la tierra, nos ha advertido. Poco espacio dejan sus palabras para las dudas y las exégesis: “Pero es igualmente cierto que en España ha nacido también una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como hemos visto precisamente en los años ‘30” . Más claro, el agua. A Rubalcaba le parece que le ha fallado al Papa el instinto diplomático. Ya, pero el Papa no vino a verle a él, sino a los católicos. Y a éstos iban dirigidas sus palabras. Para éstos, las palabras del Papa son el faro que con su luz impedirá que tropecemos de nuevo en la misma piedra: en la de los años 30 del siglo pasado.

Hemos asistido recientemente a la ceremonia de Dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia. El cuarto elemento litúrgico de santificación del templo es la luz (los tres anteriores son: el agua, el santo óleo y el incienso). Pudimos ver cómo para coronar la ceremonia de consagración, se encendían las velas del altar y a continuación las originales lámparas eléctricas diseñadas por Gaudí, que forman parte de la estructura del templo. La luz es un elemento litúrgico de primerísimo orden, que además de su utilidad práctica tiene el más alto simbolismo religioso.
Prudentius nos hablaba ayer de la visibilidad eclesial y mediática de aquellos católicos catalanes que quieren hacer invisible su identidad católica. Hoy, un servidor, pretende hablar de la otra cara de la moneda: de la invisibilidad eclesial para Sistach, para su curia y para los medios de toda Cataluña, de aquellos a los que no les da ningún reparo, sino más bien todo lo contrario, el visibilizar su identidad católica.
Fachada de la Gloria: La Iglesia que animada por el Espíritu construye la Ciudad de Dios. 





