La apuesta por la centralidad también tiene sus consecuencias
(Por qué en Cataluña, confiar en la centralidad es continuar aplanando el camino a la progresía)
Apostar por partidarios de la centralidad en Cataluña es dejar que el progresismo anticatólico continúe siendo la ideología dominante en la conformación de las nuevas generaciones. Esto sirve para el campo civil y para el eclesial, cosa aún más trágica. Un servidor cree incluso que por culpa de lo segundo (lo religioso) se ha llegado a lo primero (lo civil), vista la importancia del catolicismo en la conformación de Cataluña.
No pararle los pies al progresismo que no contempla las verdades perennes y la evolución homogénea de las mismas es ser progresista porque los que apuestan por la centralidad acaban siempre desplazados hacia el extremo. Como expuse en otra ocasión, es lo que llamé el síndrome de Sistach-Soler o la paradoja del “pacificador”. A quienes nunca ponen límites para no parecer antipáticos, quienes no utilizan el freno, quienes no paran nunca los pies a la neurosis centrífuga de algunos, sólo acaba importándoles la Geometría. Convierten el ser centralidad en el centro de sus convicciones. Relativismo transvertido de respetabilidad.

La semana pasada en mi artículo comentaba la presencia del Sr. Arcadi Oliveres, presidente de la ONG católica "Justicia i Pau" (Justicia y Paz) arengando a las masas concentradas en la Plaza Cataluña. Los concentrados no se han cansado y siguen ocupando ese céntrico espacio público de la ciudad. Aún así la cosa va perdiendo fuelle, los medios de comunicación cada día dedican menos espacio a un hecho progresivamente más cansino. Algunos de los concentrados se plantean seriamente abandonar, y diversas encuestas en medios relativamente progresistas ponen en duda la eficacia de continuar este tipo de concentraciones.
La sucesión de Sistach promete ser apasionante. Cuando todavía falta casi un año para que presente su renuncia por edad, los sectores eclesiales barceloneses se están empezando a mover y a jugar sus bazas. El objetivo primordial de los que detentan actualmente el poder es único: evitar que Sáiz Meneses aterrice en la archidiócesis. Para ello están dispuestos a realizar una serie de contorsiones inimaginables tan solo hace unos años. Por un lado, se está intentando promocionar la candidatura del auxiliar Taltavull (incluso algún ingenuo ha lanzado la idea de una recogida de firmas), pero por otro lado, recelosos del espaldarazo de Rouco al menorquín, se está empezando a propalar la posibilidad de jugar la carta Osoro. ¿Ya no quieren bisbes catalans , se preguntará más de uno? No es exactamente así, el problema que tienen es que los prelados catalanes que están en rampa de salida no son de su agrado. Porque catalán de socarrel es Don Romà Casanova i Casanova. O Monseñor Xavier Novell i Gomà. Y aunque nacido en la provincia de Cuenca, desde que tenía un año reside en Cataluña Monseñor Sáiz Meneses. No menos catalán es el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol i Balcells, pero un prelado del Opus en Barcelona…. No les acaba de merecer confianza.
Oratorio de San Felipe Neri en el Palazzo Massimo de Roma




