InfoCatólica / Germinans germinabit / Archivos para: Julio 2011

4.07.11

La parroquia del Roser empieza a recuperarse

Han pasado casi cuatro meses desde el fallecimiento de mosén Jordi Moya Ródenas (en la fotografía), vicario de la parroquia del Roser, a la tempranísima edad de 32 años. Como no podía ser de otra manera, el mazazo fue terrible. Un sacerdote joven, ordenado hacía solo dos años, con un porvenir extraordinario, dinámico hasta la extenuación, dignísimo en la forma de celebrar, incansable en su presencia en el confesionario, bondadoso en su carácter, abierto, simpático y hasta un punto irónico en el trato personal. Solo estuvo dos años en la parroquia (sus dos únicos años sacerdotales), pero fue un sensacional colaborador del párroco, mosén Joan Costa Bou, y aunque en el devenir del tiempo podrá parecer que su paso fue fugaz, dejó una huella imborrable en la comunidad parroquial. Dios se lo llevó en la flor de la vida, por esos designios que a los simples mortales nos parecen inescrutables, pero el recuerdo indeleble de su celo pastoral y su categoría humana será difícil de borrar. Especialmente para el grupo de jóvenes, a los que el golpe de su muerte afectó de una forma muy especial. ¡Estaba tan unido a ellos! Qué curioso que un cura ensotanado, recién ordenado, congregase más jóvenes que aquellos que quieren parecerse -y vestirse- como ellos. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Antes, cuando veías a un cura con sotana era un cura anciano. Hoy los sacerdotes con traje talar o clergyman son los curas jóvenes.

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3.07.11

La miseria moral del nacionalprogresismo eclesial barcelonés

El clan de los seglares vividores del nacional-progresismo eclesial en Barcelona se alegra cuando se producen deslices en materia de moral sexual de los sacerdotes “con clergyman ”. Así lo han expresado dos plataformas on-line de matriz única que nos abstenemos a publicitar para no hacer mas daño a los afectados.

Su hilaridad se basa en la siguiente argumentación (copiamos literalmente sus palabras que no van firmadas –luego nos critican por ello a nosotros de anonimato ¿Oi Llisterri, Arenas y Cia?-):

“…se confirma que la obsesión por la ortodoxia de las filas clericales más ultras tiene los pies de barro. Desde hace muchos años estos sectores acusan de fracaso a los sacerdotes más abiertos o moderados, atribuyéndoles la culpa de todas las desgracias del mundo y de los males de la Iglesia. Una y otra vez defienden los preceptos morales más estrictos, a menudo sin ninguna misericordia hacia las personas, como se ha demostrado en el caso del padre Manel [Pousa] y tantos otros. Fanáticos de la rigidez moral, promueven una cruzada de las formas externas, ya sea vestir con clergyman, sotana o hábito, y se autoerigen en un modelo de sacerdote de éxito, supuestamente moderno, que está por encima del bien y del mal y de cualquier “ desliz de tipo moral sexual”. Con una espiritualidad desencarnada, pietista hasta el extremo, están convencidos de que ésta es la fórmula que garantiza el éxito absoluto. La realidad es más tozuda que los prejuicios y que los fundamentalismos pasados de moda”.

A parte del anonimato del comentario y de aquello de “Mal de muchos, consuelo de tontos”, hay que contestar la mezquindad que contienen estas palabras que denotan el calibre del agarrotamiento y embrutecimiento de la conciencia de los que lo han escrito.

Germinans NUNCA (y si no, que se pruebe) ha explicado lo que sabe sobre los desordenes en materia de moral sexual de ciertos personajes insignes y no tan insignes del clero y el laicado nacional-progresista. Algunos de nuestros colaboradores nos han preguntado en alguna ocasión por qué con la cantidad de información que tenemos no lo publicamos (podríamos hacer un libro). Podríamos fulminar a más de algún cura y seglar progre que, pese a una vida altamente desordenada, continúa paseándose por todo tipo de consejos pastorales y instituciones eclesiales. La respuesta es que aunque se dice de nosotros que somos unos cachondos, en Germinans no vale todo.

Esta web ataca lugares teológicos y prácticas litúrgicas contrarias al Magisterio y a las normas de la Iglesia tanto porque son contrarias al Dogma y su evolución homogénea como por las nefastas consecuencias morales que se derivan de tergiversar dichas Verdades. También a un pastor que ha hecho dejación de esta su obligación.

Toda manipulación en la Dogmática católica acaba por repercutir en la teología moral pues la Verdad y el Bien en Jesucristo son indisociables y incontradecibles. No manipular los dogmas católicos, el carácter del sacerdocio católico, el sentido último de la litúrgica y sus normas litúrgicas etc… no elimina el pecado original. Nadie está exento de poder caer. Nadie puede tirar la primera piedra, ni esta web por supuesto.

Ahora bien, la manipulación de lo que la Iglesia enseña se convierte en una dificultad añadida para el avance del Bien porque pretende legitimar lo inlegitimable y posterga en el tiempo la contricción de lo que la consciencia nos delata y por tanto la corrección de la conducta. Afecta pues a la perseverancia en el Mal y agudiza sus estragos y efectos sobre propios y extraños. Sabemos que es peligroso no parar cuando el semáforo está en rojo y aún así muchas veces lo hacemos, pero ¿que opinaríamos de alguien que nos animara a pasar olímpicamente del color este un semáforo? Como todos nos hemos pasado un semáforo rojo en la vida, el progresista proclama con concupiscencia: ¡pasa de las señales! Y el resultado ya lo tenemos aquí: la selva moral contemporánea en que nos han metido.

Si en esta web criticamos a la Forcadas cuando filtrea con el abortismo lo hacemos, no porque su persona nos caiga mas o menos simpática, sino porque al final acaba trabajando para justificar que un embrión, una vida humana, acabe en un cubo de basura. Para que nos convenzamos que aquel acto que la conciencia nos acusa de erróneo no es tal. Lo mismo o aún peor con Pousa, un sacerdote quien uno ya no sabe si sirve a la vida o la muerte.

¿Por qué Germinans nunca ha explicitado comportamientos sexuales personales moralmente desordenados de los nacional progresistas como arma de combate para descalificar y denigrar a nuestros “enemigos” y su autoridad “moral”?

La corrección de un posicionamiento doctrinal o de un comportamiento moral desordenado, también en el ámbito sexual, debe hacerse pública en proporción a su publicidad.

Generalmente los comportamientos morales desordenados en materia sexual acostumbran a ser íntimos y por tanto a afectar a un reducido número de personas. Íntima, que no es sinónimo de liberarla de consecuencias, debe ser pues la corrección para no provocar con ella mayor mal que el bien que se quiere sacar. ¿Acaso no se acrecienta el dolor de la parte más inocente o de la víctima de una actuación sexual desordenada cuando se publicita la misma? ¿Acaso habitualmente no se consigue del que ha cometido un acto sexual desordenado una mayor corrección de conducta cuando el amor misericordioso de una corrección fraterna en la discreción recompone las roturas de un pecado concupiscente realizado en la intimidad?

Seguro que no debe ser por casualidad que los confesionarios no se coloquen en medio de las plazas y mercados, ni que esta web hubiera decidido no escampar a gritos y con nombres y apellidos los desordenes de nuestra diócesis en esta materia. Pero esto no significa que todos los comportamientos sexuales deban ser reducidos a un tratamiento discreto. No fueron pocos los obispos que fueron exilados de sus cátedras por ejemplo en la Edad Media por denunciar públicamente que reyes y señores feudales vivían en público pecado, también sexual. Así el antiguo alumno del obispo Ató de Vic, el sabio arzobispo Gerbert d’Orlhac (futuro Papa Silvestre II), fue expulsado de su diócesis de Reims entre el 996 y el 997 por el rey de los francos Roberto, antiguo discípulo suyo, cuando el primero le recriminó haber dejado a su propia mujer y vivir amancebado con su prima Berta.

En el escándalo Pousa la escandalosa publicidad de lo ocurrido ha ido a cargo del propio afectado con sus afanes de protagonismo mediático. Por otra parte no es lo mismo la situación de un sacerdote que colabora a pagar abortos con otra de un sacerdote que dejase su ministerio para hacerse cargo de una paternidad. En el primer caso se está al servicio de la cultura de la muerte con el sacrificio de la vida de un inocente sin dejar un ministerio sacerdotal ya no amado ni un sueldo que le permite no tener que buscarse la vida. En el segundo, se sacrificaría el amado ministerio por y para hacer posible y tirar hacia delante la vida de un inocente.

Sin quitar peso a las responsabilidades propias, habría que preguntarse y tratar más profundamente el estado anímico de nuestros sacerdotes pues, sin ser una fórmula matemática, no seria irresponsable afirmar que el estado de abandono afectivo y efectivo que viven en Barcelona alimenta el descarrilamiento moral y doctrinal de muchos de ellos. El trato casi funcionarial y despersonalizado entre obispo y sacerdotes que, salvo algún paréntesis, ha predominado en nuestra diócesis desde hace demasiadas décadas ha contribuido a ello de una forma soterrada, lacerada y efectiva. Clero abandonado es clero desordenado en potencia si flaquea una fuerte vida personal espiritual.

Siempre me ha parecido una maravilla que al Santo Padre se le llame Papa que en catalán la palabra coincide, hasta en la acentuación, con la palabra “papa” (papá). El sacerdote es como un hijo para su obispo, y un padre para sus feligreses. Vida y paternidad responsable en todos los ámbitos de la vida forman parte de esta gran aventura del SÍ y que son destellos de aquella otra paternidad del gran Padre en mayúsculas que esta en el cielo. Muerte y aborto corresponden a la cultura de la antivida, al binomio del error y el Mal. Allá cada uno.

El Directorio de Mayo Floreal
de Germinans Germinabit

2.07.11

[DE] Capítulo 22: El altar con relicario adosado y retablo (I)

Altar con relicario de la Santa Túnica en Argenteuil

 

El absoluto respeto a la Mensa Dominica (mesa del Señor) que hasta ahora había descartado todo aquello extraño al Sacrificio, comienza en esta tercera fase de la historia del altar a sucumbir a un primer compromiso. Hacia finales del siglo IX, se coloca permanentemente sobre la mensa un nuevo elemento: las reliquias de los Santos. Un documento muy importante de origen galicano la Admonitio Synodalis de la segunda mitad del siglo IX o principios del X prescribe que sobre el altar se deben tener solamente las urnas (chapase) con las reliquias de los Santos, el Evangeliario y la píxide con el cuerpo del Señor para los enfermos; toda otra cosa se recoloque en un lugar conveniente. Así pues la facultad así legalizada aunque no sin contrastes de poder tener las capsae y los relicarios en la mensa, fue el punto de partida de una profunda modificación de la estructura del altar.

Hay que recordar que a partir del siglo X – tiempo de un vivaz despertar religioso en todo occidente- el culto de los santos recibió un importante impulso, especialmente en Francia. Las ciudades que poseían reliquias estaban orgullosas de ello, se convertían en centro de peregrinaciones y eran un estímulo aún mayor para proveerse de ellas con medios más o menos correctos. Los cuerpos de los Santos se exhumaron de las criptas y de debajo de los altares donde reposaban, fueron traídos desde Oriente por los cruzados a su patria de origen y colocados en los altares como un adorno valiosísimo. Eso se hizo en modo diverso. Lo más común era apoyar la urna sobre el centro posterior de la mensa o bajo un dosel encima de un zócalo de obra de manera que circulando en torno al altar pudiese contemplarse con facilidad e incluso pasar por debajo de rodillas, práctica devocional para asegurarse el patrocinio del Santo. Naturalmente la elevación del santo requería una compleja adaptación en torno al altar que permitiese el culto a las reliquias pero al mismo tiempo salvaguardase el altar de intrusiones ajenas a su dignidad. A tal fin a su alrededor se levantaron columnas sostenidas por ángeles con rejas de las cuales colgaban cortinajes para asegurar una zona de recogimiento y respeto. Sobre la urna se solía levantar un pabellón de honor: un palio de respeto.

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