Taltavull, ¿el nuevo Carrera?
En una diócesis tan compleja y dividida como Barcelona es extraño encontrar unanimidades, pero haberlas hailas, por ejemplo en el caso del obispo Joan Carrera, que consiguió ganarse la simpatía y el aprecio de toda la diócesis. Así se pudo comprobar en su entierro, donde no faltó nadie, y no sólo de la actual diócesis de Barcelona, sino también de la de Terrassa y la de Sant Feliu.
Es curioso como un hombre como Don Joan, era idolatrado por los miembros de la Casa de Santiago, y a la vez recibía elogios desde esta página web. Es evidente que el obispo Carrera tenía una ideología eclesial y política que no comparto y unas amistades peligrosas nada recomendables. Pero por encima de todo ello, era un hombre con buenas intenciones, que valoraba a las personas (sacerdotes y seglares) por encima de su ideología o su tendencia, que tenía un trato exquisito con todo el mundo, y que dejaba contento al público que tenía delante, fuera cual fuera.