El entierro del obispo Carrera
La catedral de Barcelona estaba llena hasta los topes, nunca se habían congregado tantos sacerdotes juntos desde la llegada del arzobispo Sistach, ni tampoco de políticos de primera línea (Montilla, Pujol, Benach, Hereu, Saura…). El entierro del obispo Carrera se convirtió en una muestra clara del aprecio que se tenía por parte de la Iglesia y de la sociedad hacia un hombre bueno, inteligente, con personalidad propia y con carisma.
Presidió la ceremonia n.s.b.a. cardenal Sistach, flanqueado por el cardenal y arzobispo emérito Ricardo María Carles (aunque la web del arzobispado lo ignore vergonzosamente) y por el arzobispo de Tarragona y Primado de las Españas Don Jaume Pujol. También estaban los obispos catalanes en pleno, incluyendo el preconizado Don Francesc Pardo, así como los abades de Montserrat y Poblet. Eso sí, la presencia de obispos de fuera de Cataluña fue mínima, tan sólo dos representantes de la comisión episcopal de Medios de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Española a la que pertenecía el obispo Carrera, el actual presidente (Del Río) y su antecesor en el cargo (Sánchez),así como el secretario técnico, el Rvdo José María Gil Tamayo. Quizá por eso la web del arzobispado destaque tanto la presencia de Don Juan del Río, el actual arzobispo castrense, para que se vea claro que había obispos no catalanes. Los había sí, pero sólo dos.