"Encarcarats", dice Godayol

El ruido mediático producido por la incalificable defensa del Pare Manel Pousa por parte del obispo emérito Godayol ha silenciado otros pasajes, similarmente lamentables, de sus declaraciones al portal El Singular Digital. Me ha llamado particularmente la atención como califica a los sacerdotes jóvenes: "Jovenets" les llama con retintín. Y "encarcarats". Parece un oxímoron: "jovenets encarcarats" (jovenzuelos encorsetados), pero lo aclara el salesiano cuando dice que han visto poco mundo. ¡Lo sabrá él! Destaco "encarcarats" (término que me parece más eufónico que su traducción castellana), porque parece que el palabro está de moda. También lo utiliza Manuel Cuyàs para referirse a Albert Manent, en el artículo que ayer se reprodujo en esta web. Aunque a Manent lo que no le encaja es llamarle "jovenet".

Es un caso curioso el obispo Godayol. A inicios de los 70 se fue a Perú y en el año 1992 fue designado obispo de la Prelatura Territorial de Ayaviri. En Cataluña era un perfecto desconocido. Asistí a una celebración de María Auxiliadora en el Santuario de los Salesianos de la calle Rocafort, que presidía Godayol, todavía obispo prelado, pero con la renuncia presentada. Era el año 2004. Por aquel entonces empezó a hacerse ver por Barcelona, pero ni lo conocían los salesianos locales. Que voy a decirles del clero regular. Decían: mira un obispo catalán del Perú. ¡Que curioso! Godayol había sufrido una trombosis y los médicos le desaconsejaban la altura de Ayaviri. Residía normalmente en el distrito de Lurín. Allí le había acogido el obispo José Ramón Gurruchaga Ezama, también salesiano y español de Baracaldo. Monseñor Gurruchaga había sufrido varios infartos y esperaba que le aceptasen la renuncia, tan pronto cumpliese los 75 años de edad a principios de 2006. Godayol estaba seguro de que le sucedería como obispo de Lurín, diócesis costera perteneciente a la metrópolis limeña. Salesiano y español como Gurruchaga; estaba cantado. Pero la jugada le salió rana. El 17 de febrero de 2006 la Santa Sede le acepta la renuncia y solo cuatro meses después se sustituye a Gurruchaga por Monseñor García Camarde, obispo auxiliar de Lima.

El enojo de Godayol fue tan estratosférico que decidió abandonar Perú, donde había residido treinta y cinco años de su vida y venirse a Barcelona, a pesar de los escasos vestigios que aquí conservaba. Cuando llegó a la Ciudad Condal se hallaba todavía pendiente de aceptación la renuncia del obispo Carrera y Godayol pretendía erigirse en un nuevo Fray Matías Solá, aquel obispo de Colofón que hacía de auxiliar "de facto" del Doctor Modrego. Sistach (¡vaya uno!) evidentemente no estaba por la labor y lo exilió en el Tibidabo, con la comunidad salesiana que tiene encomendado el templo expiatorio. Lo que no hizo jamás Godayol fue volverse a Perú, al contrario que Monseñor Gurruchaga, al que llaman el Padre Obispo y que acaba de celebrar los 50 años de sacerdocio, querido y respetado por todos sus feligreses.

Desde entonces Godayol, ansiado de cobertura mediática, ha jugado a hacerse el progre. Sabe que es una mercancía que se vende bien por estos pagos y con solo 68 años tiene tiempo por delante para cotizar al alza. Aunque esta vez se ha pasado de frenada. La descalificación del proceso de ex-comunión iniciado por el cardenal Martínez Sistach (noticia que ha adquirido una dimensión internacional ) y ese desdeñoso "jovenets encarcarats" con que ha etiquetado a muchos sacerdotes, sin mayor justificación que la edad y "no haber visto mundo", le van a granjear enemistades. Desconozco a quien se refiere concretamente Godayol, pero en la diócesis de Barcelona "els jovenets" serían, por ejemplo, el Padre Barrallo que acaba de abrir todo el día la parroquia de San Carlos de Borromeo; Mosén Ferran Lorda, verdadero -y eficaz- animador juvenil de la diócesis; el doctor González Padrós, director del Instituto Superior de Liturgia (por cierto, ninguneado por el flamante Presidente de la Comisión de Liturgia de la CEE ); el Doctor Pere Montagut, director del Instituto de Teología Espiritual; Mosén David Alvarez (en la fotografía a la derecha, con barba), formador del Seminario menor (que gran cura el día que pierda de vista a Turull) o Jordi Gutiérrez, rector de Vilassar de Mar, entre otros muchos. La gran cantera de sacerdotes barceloneses. Los que llenan sus parroquias y más eficazmente contribuyen con la labor social y económica de la diócesis. Para Godayol "els encarcarats".

Oriolt