Más sobre el Seminario


Ayer mi buen amigo Oriolt comparaba los números del Seminario de Barcelona con los del de Terrassa, con clara ventaja para el seminario egarense, una distancia que va siendo progresiva e incuestionable. Pero de los datos del Día del Seminario se desprenden otras valoraciones interesantes.

Si miramos las estadísticas catalanas vemos que el caso más espectacular es el del Seminario de Girona, que de los siete seminaristas que tiene, cinco han entrado este año, es decir el cambio que se ha producido en esa diócesis con la llegada de Don Francesc Pardo ha influído decisivamente en su seminario. Un seminario que llevaba demasiados años haciendo aguas, como el resto de la diócesis bajo el pontificado de Don Jaume Camprodon y de Don Carles Soler Perdigó. Una vez más se demuestra que un buen obispo puede cambiar muchas cosas, empezando por su Seminario, clave para el futuro de esa diócesis.

Los peores resultados en Cataluña se los lleva el Seminario de Lleida, con sólo dos seminaristas y cero ingresos este año. ¿A alguien le extraña que una diócesis con sus dos últimos obispos al frente que sólo se preocupa de su patrimonio artístico y desatiende el resto de su actividad pastoral, se quede sin vocaciones?

Pero es que si vamos al resto del Estado Español nos encontramos que las diócesis que tienen unos buenos obispos son los que tienen unos datos más dignos en sus seminarios. Sólo hace falta mirar como la diócesis de Tarazona, regida hasta ahora por Don Demetrio Fernández (tan vilipendidado por la progresía y amiguetes del Rvdo. Pagola), ha tenido más ingresos este año que el Seminario de Barcelona. Pero claro Tarazona tiene 84.756 habitantes y Barcelona 2.658.328, una pequeña diferencia. La diócesis de Córdoba a la que ha sido enviado Don Demetrio, y hasta ahora regentada por el bueno de Don Juan José Asenjo, tiene más seminaristas que Barcelona. Si seguimos buscando datos nos encontramos que el Seminario de Getafe dobla al de Barcelona, o el de Madrid (lo más parecido en población al de Barcelona) tiene cuatro veces más seminaristas que el de la Ciudad Condal. Y eso sin contar con el Seminario madrileño de los neo-catecumenales, que él sólito dobla en número de seminaristas al de Barcelona.

Y no sólo deberíamos quedarnos en las frías estadísticas, porque las de Barcelona están claramente maquilladas. Si alguien va al Seminario de Barcelona no va a ver esos 33 seminaristas por ninguna parte. Además mientras en el Seminario de Terrassa se ve juventud, en el de Barcelona se observan muchas calvas y pelo blanco. Algunos de esos seminaristas ya tan adultos ni siquiera viven en el Seminario y únicamente tienen un seguimiento personal de su rector, el Rvdo. Josep Maria Turull. Así las fotos de los seminaristas de Barcelona quedan reducidas a la que ilustra este artículo (foto de la izquierda), unos cuantos chicos, eso sí con mucho colorido, que no se diferencian mucho en número de la de algunos seminarios tan pequeñitos como el de Orense (en la foto de la derecha). Que quieren que les diga, yo me quedo con los gallegos.

Además, como ya comenté en otro artículo, el Rvdo. Turull tenía unos números pésimos de ingresos al finalizar el curso pasado, y tuvo que echar mano del Opus Dei para que le echaran un capote y le enviaran unos cuantos seminaristas que son los que han evitado la catástrofe. Y aún así, n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach sigue confiando ciegamente en su pupilo y sigue promocionándolo, ahora con más insistencia, para convertierlo en su obispo auxiliar.

Antoninus Pius