Al Rey no toca

La lucha contra la ley del aborto ha sido uno de los galardones del episcopado español, no del catalán, con alguna excepción. Todos hemos oído tronar cual nuevos Crisóstomos al Presidente de la Conferencia Episcopal Española y a su Secretario General. Pero no hemos encontrado al Ambrosio que fuera capaz de impedir la entrada en la iglesia al Teodosio impenitente. El pueblo cristiano y católico, que el domingo pasado día 7 llenó plazas y calles por toda España, ha quedado escandalizado al oír que el Rey, al promulgar la ley del aborto con su firma, era un caso aparte.

Las explicaciones al respecto de Martínez Camino nos han dejado atónitos. Como nos dejaron, antes, atónitos su identificación de la excomunión canónica con el sólo y simple apartamiento de la comunión eucarística. ¿Estos señores obispos son tan ignorantes como parecen? ¿O son víctimas todavía del regalismo borbónico? ¿No se podrían al menos callar cuándo su cobardía o sus intereses les impiden decir lo que deben?

Pues no, con una ofensa manifiesta a la inteligencia del común de los católicos, la Conferencia Episcopal nos ha explicado que la firmita del Rey es sólo un adorno, como el sello en un documento oficial (!), de esa inicua ley que tanto les ha ocupado. El Rey no cae en todas las condenas y censuras que ese jesuita mitrado lanzó reiteradamente contra todos los que de cerca o de lejos contribuyeron a la promulgación de esa ley. Paradójicamente todos ellos caen en la excomunión latae sententiae excepto el promulgador mismo.

Yo y todo mi entorno católico sentimos vergüenza y rabia ante tamaña estupidez y/o tamaña cobardía. ¿Cómo podemos confiar en un episcopado español de esa calaña? Los seglares más sencillos se preguntan: Y el Papa ¿no dirá nada? ¿Recibirá, en su próxima venida a España a ese Rey proabortista? ¿Lo admitirá en la catedral de Santiago y en la Sagrada Familia de Barcelona? ¿Le dará la comunión?

Al bonachón de Fratini, Nuncio Apostólico ¿no le preocupa ni inquieta todo ello? ¿Se da cuenta ese niño bueno y aplicado, muy preocupado en complacer las eminencias reverendísimas españolas, que ahora el polvorín por estallar no es sólo la izquierda progresista sino la derecha más fiel a la Iglesia y al Papa? ¿No va a poner en guardia a ese Episcopado español que cree que anatemizando a todo quisque y salvando al Rey se hace creíble?

Subditus irredemptus