Inminente beatificación del Dr. Samsó

La “Congregación para las causas de los Santos” ha dado el visto bueno para que la beatificación del párroco-mártir de Santa María de Mataró tenga lugar el próximo sábado 23 de enero en el transcurso de la celebración eucarística que a tal efecto tendrá lugar por la mañana en su muy querida basílica parroquial de la que era titular.

Que la beatificación del Dr. Samsó tenga lugar además en pleno Año Sacerdotal nos llena de inmenso gozo, pues su vida constituye el más transparente reflejo de todas las virtudes cristianas y sacerdotales que en este 150º Aniversario de la muerte de San Juan María Vianney la Iglesia trata de festejar y proponer a imitación. El Cura de Ars pasa de ser patrón y modelo para los párrocos y pasa a serlo para todos los sacerdotes.

Desearía de la misma manera que este primer boceto de la vida del Dr. Samsó (seguirán otros, especialmente sobre las circunstancias de su martirio) sirviera para que la figura del Dr. Samsó pasara de ser una figura desconocida para la inmensa mayoría de nuestros lectores, especialmente de España y los países hermanos de América, y así llegasen a conocer, a amar y a invocar a este que ahora es elevado a la gloria de los altares, proponiéndosenos su vida como digna de emulación.

Su infancia y formación

Nacido en Castellbisbal, pueblecito barcelonés de la comarca del Bajo Llobregat el 17 de enero de 1887 y bautizado en su parroquia de San Vicente el día 22, fiesta patronal de la misma, el pequeño Josep será el mayor de dos hermanos que tras la muerte de su padre, farmacéutico de profesión, se trasladan junto a su piadosa y laboriosa madre, modista de oficio, a la vecina población de Rubí, donde residía su tía Joaquina, casada con Domingo Margenat, familiares que a partir de aquel momento les brindaran toda su ayuda y cariño. En Rubí, mientras su hermana Montserrat se educará en el Colegio de las Teresianas, el lo hará en la Escuela de los Hermanos Maristas. Pronto sintió la vocación por el sacerdocio y será el ejemplo y la ayuda del vicario de Rubí, Mn. Fenollà, que empezó dándole las primeras clases de latín, y del sucesivo vicario Mn. Cañís, que dejó una fuerte impronta espiritual en el joven Josep, lo que acabaría de marcar su generosa e ilusionada entrega vocacional.

Su entrada en el Seminario aún como alumno externo, no estuvo acompañada de muy buena salud física, tenía frecuentes hemorragias nasales, con diagnóstico pesimista y alarmante, hasta que por fin, por las oraciones diarias de su desolada madre a los pies de Ntra. Sra. del Sagrado Corazón en su santuario de Barcelona y las atenciones médicas del Dr. Esquerdo, se recupera y puede ingresar como interno en el Seminario Conciliar de Barcelona. Allí fue el primero en piedad y tesón para el estudio, ejemplar en el comportamiento y modelo acabado de todas las virtudes que deben adornar a un seminarista. “Todo él –recordaba Mn. Lluís Urpí- se orientaba hacia una perfecta formación sacerdotal: oración, estudio y apostolado”. En el Seminario fue prefecto de los más jóvenes (“Ayo” de la sección de “Orioles”). Sus condiscípulos ya le decían en aquellos días: “Tu serás el hombre de la línea recta”.

En 1905 el Papa San Pío X publicó la encíclica “Acerbo nimis” sobre la catequesis que tan gran impacto causó entre los seminaristas mayores, estos se repartían las parroquias de Barcelona los domingos por la tarde para colaborar y hacer prácticas en la enseñanza del catecismo. Al joven Samsó le tocó San Pedro de las Puellas, donde enseñó la catequesis dominical con ilusión y ardor. Allí seguramente nació aquella gran predisposición hacia una de las facetas más apostólicas de su vida sacerdotal que años más tarde le valiera la elogiosa frase del obispo-mártir Dr. Irurita: “Es el primer catequista de la Diócesis”.

En octubre de 1909 el Dr. Laguarda, recién llegado a Barcelona, pidió a los superiores un alumno como “familiar”. Unánimemente propusieron a Samsó que recién llegado de la Pontificia de Tarragona no tenía la edad canónica para la ordenación. Consultado con su director espiritual, el oratoriano P. Genís, quiso declinar el ofrecimiento afirmando “que no era esa su vocación” aún asegurándole su filial obediencia. Este, sin oponerse a su vocación, lo asumió como paje hasta que pudiera encontrar sustituto.

Por fin, llegó el gran día para Mn. Josep: fue ordenado sacerdote el día 12 de marzo de 1910 por el Dr. Laguarda y celebró su primera misa el día de San José en la Capilla del Centro Obrero Catequístico de la Sagrada Familia, en la calle Calabria. Manteniendo el luto por la muerte de su padre en su infancia, esta fue rezada y sin ningún otro tono festivo que unos cantos del Coro infantil del Centro.

Vicario de Argentona y Párroco de San Juan de Mediona

Reiterando su voluntad de dejar el honorable cargo de “familiar del prelado”, el Dr. Laguarda lo nombra vicario coadjutor de San Julián de Argentona. Allí se distinguió entre otras cosas por aumentar y mejorar la enseñanza del Catecismo, revelándosele así una las facetas más sobresalientes como pastor de almas y sacando a la luz todo el aprendizaje acumulado durante su época seminarística. En Argentona el vicario Samsó se distinguió por la dirección espiritual y el fomento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Por la predicación de Ejercicios, por dar vida a las Conferencias Vicencianas, al Apostolado de la Oración y las Hijas de María. Fundo el patronato de San Isidro para recreo y esparcimiento de hombres en los días festivos.

En 1916, y tras oposiciones, le fue otorgada la pequeña parroquia de San Juan de Mediona, conocida también como “de Conilles” en el Alto Panadés.

Allí llegó como signo de contradicción, no siendo aceptado por sus feligreses en desacuerdo con el cambio. Él no se desanimó: se les fue ganando con la oración, el sacrificio y la tenacidad en el trabajo, empezando desde cero y tratando de llegar a todos.

Ecónomo-Arcipreste de Santa María de Mataró

En el mes de agosto de 1919 muere el Dr. Josep Roig Casanellas, párroco de Santa María y el Sr. Obispo Dr. Reig le propone a Samsó nombrarlo para esta vacante. El, después de consultarlo a su director espiritual, acepta el nombramiento. Cuatro años más tarde, y tras las oposiciones convocadas por el Dr. Guillamet, nuevo obispo de Barcelona, será ratificado en el cargo.

En los 17 años que gobernó esta Parroquia, tuvo ocasión de manifestar su gran espíritu, personalidad y vocación de Cura de almas.

Es necesario citar algunas de sus actividades: impuso estricta puntualidad en los horarios de misas y sacramentos, procuró el esplendor del culto fomentando el canto litúrgico y popular, consiguió el titulo de Basílica Menor para su iglesia parroquial, desplegó su celo catequístico, predicó incansablemente Ejercicios para hombres, asiduo en el confesionario, discreto director de almas fomentó las vocaciones, organizó el Apostolado Seglar en sus múltiples ramas y se constituyó en padre de los pobres de Mataró que en cualquier momento y circunstancia encontraban en él una mano tendida, sin hacer ninguna distinción ideológica de personas.

Tras los disturbios ocurridos en octubre del 34 en el que un comité armado entró en la Basílica obligándoles a él, a dos sacerdotes más al campanero y al sacristán mayor a amontonar sillas y manteles incendiándolos acto seguido con gasolina. Corriendo el peligro de quedar asfixiados todos salieron a punta de pistola hacia la casa parroquial. Sofocado el incendio por unos vecinos, la “vox populi” citaba un apellido muy conocido en Mataró como autor de los hechos. Citado más tarde a declarar, sobre los hechos acaecidos aquel día, el Dr. Samsó disimulando, declaró que no conocía a ninguno de los que incendiaron la iglesia.

(continuará la próxima semana)

Prudentius de Bárcino