La agenda del Cardenal

El pasado sábado, nuestro Cardenal fue entrevistado por su periodista de cámara, Oriol Domingo Pamies. Las declaraciones de Sistach son de una maestría equilibrista verdaderamente memorable. En primer lugar, confiesa y proclama su apoyo a la manifestación contra el aborto del 17-O en Madrid. No podía ser de otra manera, pues el día anterior había asistido a la Permanente de la Conferencia Episcopal, que había efectuado esta expresa declaración:

“Entre las iniciativas para la defensa del derecho a la vida y para la justa promoción de la maternidad, numerosas asociaciones han llamado a los ciudadanos a expresarse en favor de estos fines con una manifestación convocada para el 17 de octubre en Madrid. Los obispos consideran legítima y conveniente tal convocatoria y la participación en la misma.”

Pero en segundo lugar, nuestro prelado equilibrista, en la entrevista pactada, nos descubre el porqué no podrá acudir a la manifestación. Por un simple problema de agenda. Concretamente, nos dice el muy cuco:

¿Cuál es su agenda para el próximo día 17?

Desde hace mucho tiempo tengo llena mi agenda para este 17 de octubre con diversos actos pastorales. Entre ellos, está la conmemoración, en Barcelona, del primer aniversario de la muerte de monseñor Joan Carrera, que fue mi obispo auxiliar.

El querer tener un pie en cada orilla provoca no solo la pura distorsión física, sino la más elemental distorsión de la realidad. Nuestro Cardenal falta a la verdad:

La manifestación del 17-O fue convocada con mucha anterioridad a la conmemoración del fallecimiento del obispo Carrera. Nada más y nada menos que el 2 de junio de 2009. El acto en memoria del obispo Carrera fue convocado el 9 de septiembre de 2009. Tres meses después.

Pero el grotesco recurso a la agenda es todavía más grave y escandaloso. La agenda de nuestro Cardenal es pública. Se supone que por expreso deseo suyo, pues todas sus actividades se anuncian en la web del arzobispado; de la cual, por cierto, no tenemos noticias de su nuevo diseño, que se anunció para el día de la Merced. Como dice nuestro insigne Prudentius de Bárcino se da cuenta de todos sus fastos, cual si fuere el mismísimo Emperador Francisco José. Todo el mundo sabe (incluso Sistach) que el obispo Carrera falleció el día 3 de Octubre de hace un año. En este 2009, ese día caía en sábado y era el día indicado para rendirle el merecido homenaje. Homenaje que, recuérdese, organiza el propio arzobispado. ¿Qué había en tal fecha en la agenda del Cardenal? Nada. Podía ser un día de asueto o de visita “als renebots”. Obviamente se lo merece. Pero podía celebrarse el día siguiente, domingo 4. ¿Qué había ese día en la agenda del Cardenal? Este simpático acto:

Agenda

• Diumenge, 4 de Octubre de 2009

Activitats del Sr. Cardenal

A les17h, administra la confirmació a fidels xinesos a la parròquia de Corpus Christi.

Está clarísimo que la conocida agenda del arzobispo estaba más que libre para ese fin de semana. Curiosamente, cuando no estaba libre era el fin de semana siguiente, ya que acude a Roma a la canonización del beato Francesc Coll. Por tanto, en la agenda de Sistach solo había dos opciones: la lógica, conmemorar al obispo Carrera al año justo de su fallecimiento y la ilógica, hacerlo coincidir con la manifestación del 17-O, que el decididamente apoya. Como es natural, Sistach escogió la más ilógica.

Algunos consideran que con ello nuestro Cardenal pretende boicotear la manifestación contra el aborto. Yo no lo creo. Al revés, nuestro Cardenal está boicoteando el acto de homenaje al obispo Carrera. Me explicaré: Sistach no quiere que muchos de los que guardamos un gratísimo recuerdo del Bisbe Joan asistamos al acto. Sabe que ya tenemos comprometida nuestra asistencia a la manifestación desde antes del verano. Un acto descafeinado con poca gente, dirigido por Bacardit, Termes y Turull en comandita, con la asistencia del bruto de Brustenga, el periodista Domingo (¿quién le habrá salvado del ERE de La Vanguardia?), Romeu, Llisterri y cuatro más, será una cosa mucho más “nostrada”, que compartirla con los ortodoxos de e-cristians, los sacerdotes jóvenes y exitosos de la diócesis, matrimonios jóvenes, estudiantes católicos o incluso algún infiltrado de Germinans. No, en el fuero interno de nuestro Cardenal, Carrera no se merece ser el obispo de todos. Sin embargo, lo era.

Y es que la historia no la puede remover nadie. Carrera ostenta el record de prolongación de mandato en los obispos españoles más modernos. Se tenía que jubilar en Mayo de 2005 y no se jubiló jamás, ya que el Padre le llamó a su casa un 3 de octubre de 2008. Carrera no se pudo retirar por el empecinamiento de Sistach en promover a Turull como su sustituto. Carrera (al que ahora llama su obispo auxiliar, cuando lo fue de Carles, no de él) no se llevaba precisamente muy bien con Sistach. Su falta de “feeling” se ilustra en el libro-entrevista que le publicó Romeu, que acaba con el siguiente párrafo:

“El arzobispo Lluís Martínez Sistach tiene muchas dudas y siempre tiene miedo de perder dinero, o sea que no se qué pasará…Pero, bueno.”

No es precisamente una forma muy elogiable de hablar de Sistach, al que, por cierto, es la única ocasión en que se le invoca. Luego vinieron las prisas en nombrar a Taltavull (el obispo sin báculo) con el que curiosamente congenia tan poco que ahora ya quiere promocionarlo a Solsona y sustituirlo por Sergi Gordo.

Solo le queda una opción, señor Cardenal, cambie el día de la conmemoración del obispo Carrera y podrá ver una nutrida concurrencia al acto. Estará orgulloso. Intente por una vez contentar a todos. Como hacía el obispo Carrera. Eso sí, siempre y cuando su apretada agenda se lo permita.

Oriolt