Boda nacida en la Red de Internet
Siempre que llega un buen día para un sacerdote, como el que firma estas líneas, lo dejo escrito aquí para perpetua memoria de este mundo digital.
Y digo, bien, porque el motivo de mi regocijo pastoral es que esta tarde celebraré, Dios mediante, como sacerdote, una boda muy especial. Comenzó inocentemente con el antiguo Messenger cómo un chico y una chica comenzaron a escribirse mensajitos escritos.
Aquellos jóvenes pasaron más tarde al Skipe, donde pudieron hacer llamadas verbales, y la técnica les ha favorecido usar el programa para la videollamadas. Todo gratis.
Tras siete años de relación digital decidieron conocerse cara a cara. Se citaron en Madrid. El venía de Ecuador y residía en la capital de España. Ella de Valencia. Tras aquel momento pensaron buscar un cura de los que escribimos en la Red. Casualmente me enviaron un correo electrónico donde se presentaron. Tras ese envío vinieron otros más. Fruto de todo esto han preparado su boda en la parroquia de la novia y esta tarde los uniré en santo matrimonio ante el Señor y la comunidad cristiana allí reunida.
Parto para Valencia a las 3 de la tarde. La boda es a las 20 horas. Ruego una oración por estos jóvenes que se iniciaron en el Messenger que ahora desaparece, justamente el 8 de abril deja de funcionar como canal de comunicación.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora?
