Bendito Dios que tenemos fe
He de confesar que, en este proceso de perdón, en el que he tomado la decisión de entrar uno de los aspectos en los que he de prestar atención es en mi temperamento, porque, ¡vaya!, bien que han probado algunos lo fácilmente que puedo convertirme en una fiera! Y bien, que he tenido que probar las consecuencias como cuando un día de estos en que, echando para atrás y habiendo tomado todas las precauciones, golpeé ligeramente un auto que detrás de mi se detuvo abruptamente.

He leído la
Mil veces me lo han dicho pero ni aún así he querido prestar atención porque yo sabía que en ello había algo importante que debía descubrir. No me he permitido dejarme amedrentar por las críticas negativas de ninguna forma. Soy bastante terca como habrán podido darse cuenta.