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8.12.17

"La Gracia Divina es el verdadero hogar"

Una cosa ha llevado a la otra.

El Centenario de Fátima despertó mi interés en María Santísima.

Tras el Centenario recibí de regalo un rosario bendecido en el santuario junto al mensaje del remitente en el que me indicaba estarme enviando un “arma poderosa”

Recibir el rosario fue decirme: -“Ponte a rezar en el acto”. Obedecì.

Rezar el rosario ha sido pedir mi Consagración a Jesús por María. Obedecì tambièn. 

 

Hoy, en el día de la Inmaculada Concepción vuelvo a escribir después de mucho tiempo.

No cabe duda de que este año ha sido duro para todos.

Tanta incertidumbre respecto a la situación de la Iglesia y, con frecuencia, tambièn la que se presenta en la vida privada, podría haber acabado con todo lo bueno que ha hecho el Señor en nosotros, sin embargo, no ha sucedido de esa manera sino muy al contrario.

No se sabe bien de dónde ni cómo pero siempre encontramos lo necesario para continuar: en algo que hacemos o que nos sucede descubrimos que la Fe no se ha perdido, que la Esperanza continúa firme y que no ha mermado la Caridad.

En medio de tanta agresión, confusión y división, no existe mayor prueba de que lo nuestro es caminar en la oscuridad, que el vernos atacados, pero no vencidos, separados pero no abandonados, perdidos, pobres y humillados, más no desesperados.

Hoy desperté recordando el hecho de que José salió para Egipto con María y el Niño recién nacido; en familia, salieron de la seguridad que ofrecía el vivir entre los suyos para peregrinar y establecerse en una tierra sin Dios.

Què insondable designio fue haber ordenado al tutor y custodio que, de la noche a la mañana, sacara a su familia del círculo de confort.

He tomado en cuenta que José habíale entregado su corazón a María y que Ella habíale entregado el suyo, quizá desde el desposorio, antes de la Anunciación.  

Había sucedido una consagración de José a Jesús por María.

Es la razón por la que en José, cada uno, puede conocer la dimensión sobrenatural a la que introduce la Gracia.

Gracia que, por llegada de lo alto, estableció en el seno de María su tienda entre nosotros.

Tan solo una tienda, no un sólido edificio, sino apenas lo esencial para hallar resguardo.

Otro insondable misterio es Marìa en ese sentido. 

Todavía no tengo claro si, bajo las actuales circunstancias, vamos camino a Egipto o si hemos llegado; o, quizá Egipto sea solo un estado al que, como María, hemos de habituamos tal como la mirada se habitúa a la oscuridad.

Consagrado Josè en cuerpo y alma a Jesús por María, no obtuvo mayores certezas que nosotros, sin embargo, es imposible imaginarlo en ninguna otra disposición que no fuese la total entrega y absoluta confianza. 

Quién más que María, Dispensadora de todas las Gracias, podría habérsela obtenido del cielo?

Para José, como para mi, una cosa llevó a la otra; por eso -ni para ti ni para mí- parece que sea tiempo para otra cosa que reconocer que el hogar será en Quièn la Gracia Divina ha establecido su morada.   

En tiempos atribulados, Marìa es el hogar. 

 

 

NOTA: Entrecomillè el tìtulo debido a que la frase no es mìa y, como la leì no recuerdo dònde, no podrè dar el crèdito correspondiente. Mil disculpas. 

8.11.17

Corazón de Calvario

Reza la jaculatoria: “Jesús, manso y humilde de corazón. Haz nuestro corazón semejante al vuestro”.

No sabemos lo que pedimos cuando la rezamos o es que, acaso, un Corazón como el de Jesús es uno que la gracia no haya preparado para sufrir?

Es justo lo que pedimos cuando la rezamos: pedimos un corazón preparado para sufrir, tal como quedó preparado el de María desde el momento en que el anciano Simeón (Lc 2, 22-35) hizo el doble anuncio:

I. Al niño: “Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción”

II. A la madre: “y a ti misma una espada te atravesará el corazón”

Por tanto, pedir un corazón manso y humilde es lo mismo que pedir un corazón de Calvario.

Y, María, como es una mujer entendida en las cosas de Dios por gozar de la plenitud de la gracia, recibió agradecida su corazón de Calvario.

El anuncio del anciano Simeòn nos confirma el vinculo de los Corazones de Jesùs y de Marìa.

Dos corazones traspasados por:

  1. El sufrimiento causado por el primer pecado del hombre y,
  2. el sufrimiento causado por las consecuencias de aquél primer pecado;
  3. además del sufrimiento al que el Hijo y la Madre estarían sometidos por la simple razón de estar sujetos al tiempo y al espacio bajo circunstancias históricas bastante desfavorables.
  4. El sufrimiento de ambos durante la Pasión, Crucifixión y Muerte

En todo sentido, al pedir un corazón semejante al de Jesús, pedimos un corazón preparado para sufrir como el de la Madre; un corazón traspasado que por gracia será transformado en un corazón manso y humilde que servirá para:

  1. Sufrir por habernos separado de Dios por causa del primer pecado
  2. Sufrir por las consecuencias de aquella separación
  3. Sufrir por los pecados propios y ajenos; así como por las consecuencias pero, además,
  4. por ver sufrir a los Corazones de Jesús y de María

Es lo que hace la gracia por nuestro corazón: nos da un corazón de Calvario. 

Lo muestra de forma delicada y a la vez brutal la película “La Pasión” cuando a María y a Jesús se les ve sufrir, uno por el otro y en el otro, sin apenas poder cruzar miradas.

Por eso, por gracia, lo nuestro con Jesús no viene a ser diferente a lo que tiene con su Madre; lo sabemos cuando, por habernos escondido en su Corazón, nos da por reír o llorar por El y en El, sin apenas cruzar miradas. 

4.11.17

Más pequeños gestos que nos hacen católicos (II)

He regresado, pues, a ofrecer más pequeños gestos que nos hacen católicos.

En estos días he venido pensando en el tema no tan concienzudamente como debería pero, igual, leyendo y viviendo, he recopilado algunos cuantos que, de seguro, a muchos les gustarán ya que no son del tipo que, por lo regular, consideramos nos hacen católicos.

Empecemos.

  • Rodilla a tierra o profunda reverencia al entrar y salir del templo.
  • Arrodillarse durante la consagración y, en caso de que no exista reclinatorio y/o no poder arrodillarse para recibir la comunión, inclinar la cabeza o hacer profunda reverencia antes de recibir la comunión y responder a las palabras “Cuerpo de Cristo” con un firme ¡AMEN! 
  • Considerar seriamente recibir la comunión solo en la boca. Les aseguro que notarán la diferencia en sus vidas.
  • Apenas despertar, de rodillas decir una jaculatoria o breve oración como la que me enseñó mi madre de niña: “Con Dios me acuesto, con Dios me levanto, con la gracia y el amor del Espíritu Santo. Dios conmigo y yo con él, cama de canto a canto y bendición del Espíritu Santo. Amèn”.
  • Encomendar nuestros emprendimientos o peticiones especiales al Santísimo Sacramento al despertar y durante el día.
  • Santiguarse con agua bendita al salir de casa y dejarse acompañar del rosario y de una estampa en la cartera y colocar un fondo de pantalla al celular con una imagen cristiana.
  • Tener un Sagrado Corazón de Jesús en la puerta de tu vivienda, una cruz o una placa que indique que eres católico
  • A falta de espacio para tener un oratorio, que sería lo ideal, tener un pequeño altar en tu habitación o donde acostumbras a orar al que puedes agregar estampas, imágenes, una vela, agua bendita con la que santiguarás, etc.
  • Aprender oraciones y cantos en latìn, el idioma oficial de la Iglesia universal. 

 

Realizar lo anterior, por obra de la gracia, irá transformando tu vida por lo que has de saber que avanzarás en el entendimiento de las cosas de Dios y, por lo mismo, se te irán ocurriendo muchos otros pequeños gestos tal como:

  • Dar testimonio de la verdad aun en prejuicio propio, esto es no solo nunca mentir sino predicar abiertamente sobre la gracia, el pecado, la existencia del cielo y el infierno, etc.
  • Buscar acercar las almas a Dios mediante invitación que hicieres a tus conocidos a la Santa Misa, la Hora Santa o, simplemente, a rezar el rosario en tu casa por alguna intención en particular que tengan en común.
  • Practicar todas las obras de Misericordia solo o acompañado.
  • Pedir al Señor y María Santísima las gracias necesarias a tu estado.
  • Consagrarte a los Sagrados Corazones de Jesús y de María y esparcir su devoción.
  • Ir a misa y a la Hora Santa con mayor frecuencia.
  • Separar un momento del día a la oración ya que, de todas formas, se te volverá imprescindible.

 

Por otro lado, existen gestos de otro tipo en los que casi nadie piensa y que, conforme vas avanzado, se te irán ocurriendo, tal como:

  • Entrar en contacto con tu párroco o un obispo y, mediante fidelidad y obediencia, ganar su confianza para presentar dudas, sugerencias y recomendaciones tal como, por ejemplo:

Preguntar por què razón ya no se predica sobre el cielo, el infierno, el pecado y la gracia.
Por què razón no parece interesarles hacer proselitismo si así fue como actuaron los Discípulos.
Por què razón, si los Santos Padres lo hicieron y asì se construyò la Iglesia, ya no combaten los errores teológico-doctrinales que abundan en tantas diócesis.

  • O podrìa ser que se te ocurra, tal como el padre Thomas G. Weinandy, decidir escribir, por ejemplo, al papa Francisco (Casa Santa Marta, Ciudad del Vaticano, Roma, Italia) ya sea imprimièndola y adjuntando tu firma o, escribirla de propia inspiración en la confianza de que la gracia hablará desde tu sentido de la fe o sensum fidelium, como se le conoce. 

La gracia vendrá en tu auxilio ya que, a estas alturas –de seguro- te habrás dado cuenta, que cada uno de estos pequeños gestos ha tenido como finalidad transformarte en auténtico testigo de la  verdad. 

No temas. 

¿No temas?, pero, ¿què digo? Si llegaste hasta aquì, es porque has dado pasos de gigante hacia gozar plenamente de la libertad gloriosa de los Hijos de Dios. 

6.10.17

¿Procura el Señor por todos los medios, hasta por nuestro medio, la salvación de las almas?

Es muy hermoso e interesante ir reconociendo los medios que el Señor utiliza para asignarnos tareas específicas durante la presente crisis.

Pienso, por ejemplo, en David (Alonso Gracián) y María Arratibel, en el padre Javier Sánchez, en Pedro Luis Llera así como en Luis Fernando.

A cada uno de ellos y, a cada uno de quienes colaboran con la gracia, nos coloca como candiles sobre la mesa para que así, la luz que en dones, virtudes y talentos nos ha regalado, brille tal como debe ser, para mayor gloria de Dios y santificación de las almas.

David, por ejemplo, podría haber sospechado unos cinco años atrás que se vería escribiendo en un blog del que beberíamos la verdad que arroja el tomismo? María Arratibel, se imaginaba de protagonista de un documental producido por su hermano agnóstico? Pedro Luis, se veía de director de colegio católico en medio de una sociedad decadente? El padre Javier, se imaginaba con parroquia y trabajando sin descanso por la formación espiritual y litúrgica de las almas? Se imaginaba Luis Fernando comentando los evangelios y a los santos padres?

O, me imaginaba a mi misma viviendo un estilo de vida semejante al de quien hace votos de pobreza, castidad y obediencia?

De ninguna manera.

Cada uno, por separado, tiene una tarea asignada la que, en conjunto, es de una tal fuerza y superioridad que solo puede venir de Dios.

Así como Dios, en medio de la oscuridad, ha brillado, brilla y brillará por siempre. 

Sin mérito alguno ya que no se ha hecho otra cosa que colaborar con la gracia en adhesión a Su voluntad.

Así como de mis amigos españoles podría decir de muchos otros, tal como mi párroco, quien –justo hace un año- ha sido asignado por primera vez como pastor de almas en una parroquia con una paupérrima evangelización.

¿Procura el Señor por todos los medios, hasta por nuestro medio, la salvación de las almas?

¡La procura!

Infinidad de personas se encuentran bajo las mismas circunstancias; aunque la mayoría, apenas cae en la cuenta; sin embargo, el que se enteren o no, no tiene mayor importancia ya que Dios hace todo bien y todo tiene su tiempo.

Eso sí, procuremos un poco del silencio y la oración de la vida contemplativa para que podamos conocerLe, amarLe y servirLe mejor.

Diantre! Porque, es la pura verdad que, entre más se Le conoce más se Le ama y más se desea servirLe mejor.

¡Todo es gracia!

 

30.09.17

Dulce Cristo en la tierra (I)

el que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió” Mt 10,40

El día que te conocí

Te conocí en la tremenda atracción que despertó en mi la manera en la que vivió la enfermedad y el sufrimiento san Juan Pablo II y en la gallardía con la que Benedicto XI conservó intacta la fe y moral de la Iglesia por lo que no pude menos que saltar de alegría el día en que, tras el “habemus papam” te nombraron sucesor de Pedro.

Habría querido escribirte para entonces pero se me hizo imposible ya que para esos días mi padre agonizaba; poco después de tu elección murió en su cama rodeado de su familia.

Una vez ido papá, durante el año de duelo, empecé a seguirte como lo hice con papa Benedicto XVI durante todo el perìodo que ejerciò el ministerio petrino; estuve a su lado en las buenas y en las malas, tal como lo hice con papá.

Acompañar diariamente al papa, beber de sus enseñanzas y darlas a conocer, había llegado a ser habitual en mi por lo que, no iba a ser diferente una vez fuiste nombrado en línea con tu antecesor.

Desde aquél día, bendito día, en que dijiste “Quién soy yo para juzgar?”, llena de contrariedad, continué lo que había venido haciendo en redes sociales desde el 2010 como era ofrecer el contexto de tus palabras para, de esa manera, apoyar a mis hermanos en su comprensión dado que los medios de comunicación seculares habían adquirido el hábito de distorsionarlas provocando gran confusión entre nosotros.

Sin embargo, de poco sirvió, como sirvieron de poco las decenas de tweets que por largo tiempo  envié a @pontifex suplicando que, por amor a Cristo y a su Iglesia, construyeras las frases de manera que les evitaras a los enemigos de la Iglesia elaborar con ellas armas para herir la unidad de la Iglesia.

Por esos días, ahora lo recuerdo, estaba en discusiones con una querida amiga de Tucumán que estaba enardecida debido a tu elección. Mucho enfatizaba en que había sido la más nefasta. Que estaba al borde de perder la fe. Le resultaba incomprensible que Dios Altísimo permitiera el que llegaras a la silla de Pedro.

Obviamente, te defendí y le rogué que te diera una oportunidad, diciéndole: - “Dale un año. Es todo lo que pido. Un año para que papa Francisco se habitúe a su papel de pontífice y para que evitemos caer en desesperación”

Ese día perdí a mi amiga.

No quiso darte ni siquiera esa oportunidad. Más tarde supe que se había hundido en la desesperaciòn e impotencia al verse ante un obispo de Roma a quien, aparentemente, conocía mejor que yo durante sus días como obispo de Buenos Aires.

Yo, en cambio, te di la oportunidad ya que tiendo a pensar siempre bien de las personas por lo que, para conocerte dediqué, no uno, sino tres años de mi vida.

Al mencionarte este suceso con mi amiga y, sobre todo al darte a conocer el resultado, espero que por tu gran amor a las almas, percibas algunos asuntos importantes:

- Tu esmerada labor pastoral como obispo de Buenos Aires había rendido dulces frutos pero tambièn amargos y, continua siendo asì… 

-  Existimos multitud de ovejas que, tal como lo pediste aquél día en el balcón, hemos venido orando intensamente por ti y amándote en la medida en que hemos colaborado con la gracia.

De tal forma que, ten la seguridad de que cualquier cosa que diga de ahora en adelante, corresponde a quien en fidelidad y obediencia, con amor entrañable por Cristo y una pasión por su Iglesia a toda prueba, te ha recibido como a su “dulce Cristo en la tierra” debido a que así Nuestro Señor Jesucristo lo ha querido.  

«¡Oh Dios eterno!, recibe el sacrificio de mi vida en beneficio de este Cuerpo Místico de la Santa Iglesia. No tengo otra cosa que dar, sino lo que me has dado a mí»
Santa Catalina de Siena