¡Cómprate un frasquito de perfume!
Alrededor del milagro de la multiplicación de los panes ronda el reclamo del Señor ya que, habiendo visto los discípulos sin número de hechos prodigiosos, todavía dudaban; por eso, cuando hallaba fe en los extranjeros, les regalaba con lo que pedían no sin destacar públicamente la gran fe de aquellas personas.
Recuerdo tantas discusiones acerca de la veracidad de los milagros de Jesús. Recuerdo que yo misma dudé. Sé que muchísimos dudan de sus milagros.
Este año mi hermana perdió su trabajo. Un día se hallaba con fiebre en cama. Llorando me decía que se sentía muy mal porque, además, solo teníamos $4 en la cartera.
Preocupada por su salud y abrumada por la noticia, debí dejarla desconsolada mientras cruzaba la calle para traer sus medicinas del Seguro Social ya que estaban a punto de cerrar
Lo recuerdo vívidamente. Justo al poner el pie en la acera opuesta miré al suelo y había un rollo de billetes al que le puse el zapato para evitar que se lo llevara el viento.
Miré a un lado y a otro para ver si había alguno a quien se le hubiera caído pero, no, nadie había. Ni un alma. Así que lo tomé y lo eché en la bolsa del pantalón sin mirar. ¡Total! Era solo dinero. Lo mismo pude haberme inclinado si hubiera sido basura tirada.
Llegué a la ventanilla, retiré las medicinas y de regreso las coloqué junto con el dinero al lado de mi hermana.
-“Qué es esto?”, preguntó.
- “Plata que encontré!”.
Después de contar el dinero dijo: - “Ay, Crucita! Esta plata le debe estar haciendo falta a alguien!”
- “Cierto!”, dije asustada mientras me llevaba la mano a la boca. “Tenés razón! Voy a regresar y le diré al secretario que si alguien llegara diciendo que se le perdió un dinero que me busque para devolverlo”
Esperamos hasta el día siguiente a la misma hora y como nadie presentó reclamo lo utilizamos para la comida, pero –además- pedí a un sacerdote que ofreciera misa por quienes lo perdieron ya que, mi hermana y yo, de solo pensar que fueran niños o algún anciano que se quedaran sin comer, nos estremecíamos.
Aquél rollito eran $80. Cuando se terminaban me gané $40 en una de esas rifas que uno compra tan solo por colaborar.
Cuando éstos llegaban a su fin, yendo a comprar el pan con las últimas monedas, pedí al Señor me regalara tan solo un poquito más para estar un poquito más holgada.
En ese momento me di perfecta cuenta de mi audacia pero, dado el resultado, me parece que al Señor le pareció bien ya que, mientras caminaba, miré al suelo y había $12.
En este momento no sabía si llorar o reír a carcajadas.
Hoy, varios meses después de este y otros milagros, leí de Marisa Cuerda lo siguiente:
“Cómprate un frasquito de perfume y si la alegría se ha escapado, aspira de ese perfume, pero que nunca te falte la alegría. El perfume puede ser cualquier cosa, cualquier milagro”
Ahora lo tengo claro, aquellos milagros de Jesús fueron reales como lo son los que realiza en el presente. Nos los ha venido regalando para que le reconozcamos como Hijo de Dios pero porque bien sabe desde siempre que podría faltarnos la alegría.
Aquél día la muchedumbre caminó de regreso a casa a lo mismo de siempre pero alegres ya que ahora tienen un frasquito de perfume igual al mío.
Filipenses “4 Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense. 5 Que la bondad de ustedes sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca. 6 No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios. 7 Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús”.


Han notado que un solo día de sol tras un temporal provoca que olvidemos las sensaciones de soledad, tristeza y opresión provocadas por el mal tiempo? Completamente se olvidan! Es impresionante!
En estos días la Iglesia católica costarricense está librando una durísima batalla tanto en relación a las declaraciones de Mons. José Rafael Quirós sobre el proyecto de Reforma a la Ley General de Salud que pretende dejar el portillo abierto al aborto indiscriminado sino también respecto a lo que la Caja Costarricense del Seguro Social pretende obligar al clero a cotizar por un monto superior al subsidio de 250mil colones que reciben los sacerdotes por convenio con el Estado.





