La desesperación nos coquetea a todos
La crisis financiera mundial nos ha golpeado a todos en todas partes.
A los que teníamos hasta hace poco cierta “comodidad” nos golpea al punto de que como nunca antes nos hemos visto en la necesidad de “pensar el mundo” de forma diametralmente opuesta para lograr que “el cinco” dure hasta final de mes.

No creo que sea para alardear más bien para que conmigo se alegren: he regresado a mi parroquia.
Yo, bien lo sé, de sencilla me paso. Por ello, muchos se sienten ofendidos y me lo reclaman como si ser persona sencilla fuera pecado. Lo cual me da mucha risa, dicho sea de paso.
Recuerdo que desde niña de lo que más me apasionaba durante las vacaciones era el involucrar a mis hermanos, primos y amigos en toda clase de juegos, trabajos y diversión.
He venido estando tan pero tan ocupada en tanta cosa de la que necesito ocuparme para sobrevivir que no he tenido tiempo para ustedes. Sin embargo hoy, tras una breve plática por facebook con mi hermana y Alvaro surgió un tema que me llamó la atención lo suficiente como para dedicarle algo de mi poco tiempo.