Charita
Ayer tuvimos una experiencia maravillosa en el ciberespacio que consistió en que, a diferencia del pasado, esta vez aparecimos un chorro (y cuando digo un chorro es “un chorro”) de católicos dando la cara ofreciendo razón de nuestra esperanza con valentía, respeto y honradez en una página de una periodista nacional.

Cuando observo las fotografías de las chicas lesbianas besándose ante la Catedral de Lima (de mi Lima querida, de esa Catedral portentosa), cuando las miro –decía- me quedo pensando en lo que uno de esos besos implica para la vida de cada una de esas muchachas; pienso también en que –como sucedía hace algunas décadas- ser socialista por estas tierras era una moda y todo el que se preciaba de ser universitario lo era tanto como se precian estas muchachas hoy día de ser “evolucionadas”.
Vaya! Les he mantenido al tanto de los progresos de mi Trabajador Estrella pero ahora vengo a compartirles la noticia de que abandona lo que emprendió con tanto esfuerzo a nuestro lado.
Qué les diré? El Señor cada día me sale con cada cosa, con decirles que se me pone de frente de manera tan pero tan evidente que se que les costará creerme. A mi me cuesta creerlo. Ya verán.
Una nota breve sobre la confianza ya que ha sido algo de lo poco que me he atrevido a pedirle a Dios quien me ha dado tanto.





