2.08.25

Hacerse viejo como buen hijo de Dios (I)

“Hacerse viejo sin desesperar es un desafío que solo la gracia puede ayudar” MaricruzTR 

Es un desafío que nos presenta Dios, nuestro amado Dios, para que crezcamos en virtud ya que, de lo contrario, qué feo volverse un viejillo mal encarado al que será difícil cuidar.

Introducción

Hoy, muy temprano, le pedí su parecer a un amigo muy querido que me lee para preguntarle su parecer sobre escribir acerca de hacerse viejo como buen hijo de Dios. Dice que le parece muy bien el tema. También a mí ya que, tengo mucho para escribir al respecto, tanto como antes escribí sobre tantas cosas que fueron para mi actos de adoración a Dios.

Porque si, que la vida es para hacer con ella un acto de adoración, que es por ahí que nos llega de Dios ese deslumbrante rayo de luz que nos transforma en seres agradables en su presencia.

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Les digo una cosa (hago este paréntesis para explicar algo), durante papa Francisco, a quien –por gracia- llegué amar, sufrí mucho, al punto que ya no quería saber nada de nada (todo aquello lo puse como ofrenda porque realmente no sabía qué más hacer). Recé mucho pidiendo pureza y gratitud para no ofender a Dios, sin embargo, ahora, con papa León, he visto que no se nos da mayor prueba que la necesaria.

Doy gracias por todo aquello y por los Heraldos del Evangelio que los trajo Dios a vivir muy cerca de casa en el campo y puedo ir a misa con ellos. De frecuentarlos recibí la fuerza para sostenerme. Ahora me doy cuenta.

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Pues, bien, les digo que lo de hacerse viejo parece un buen tema porque, no solo tengo mucho para escribir sino mucho de lo que hablar de lo que hace Dios, que es lo principal.

Les confieso algo, ya que el Jubileo de los jóvenes me hizo pensar en ello, he visto que a ciertos sectores de católicos, tal como los Infocatólicos y otros, no se nos toma en cuenta. Padre Jorge González lo mencionó el otro día. Cierto, nos dejan a un lado, tal vez sin querer, pero el caso es que nadie nos pregunta sobre cómo enfrentar distintas situaciones en las que todos aquí son expertos.

Porque nadie pregunta, es por lo que se debe hablar cuando es necesario. Cuando nadie pregunta es porque no sabe o no quiere saber y eso no es virtud, sino defecto. De ahí que, si nadie pregunta sobre cómo hacerse viejo con ayuda de Dios, se debe hablar.

Para eso estoy aquí y, como siempre, con ayuda de Dios lo haré.

Probaremos un tiempo para ver si es para su mayor gloria.

Eso de arriba fue una especie de introducción, lo que sigue será parte de lo vengo a decir.

 

Una semana y tres citas médicas

“Yo no sé quién puede vivir así. Cómo va a ser que tenga que salir tres de cinco días a ver a un doctor si, en realidad, no me siento ni veo enferma? Qué barbaridad!”

Así es como reacciona la cabeza de esta criatura de Dios antes de caer en cuenta que aquello, en realidad, es bendición.

Primero que todo, las citas son con médicos del Seguro Social, quiere decir que sus honorarios los pagué durante mi vida, ahora recibo los beneficios. Luego, los médicos no quedan lejos ni el horario es incómodo. Además, una cita es con la Doc. Melissa para que me de las medicinas para el dolor crónico, la otra con Doc. Evelio, para las medicinas de mantenimiento del corazón y el asma y, la otra, con la junta médica para que me entrevistará para una pequeña cirugía que deben hacerme.

Si tuviera que pagar por todo eso no tendría con qué, así que es una múltiple bendición en muchos aspectos.

Una bendición más es que no tendré que cambiar ni faltar a mis sesiones de natación que tanto bien me hacen. Esa es doble bendición.

Tampoco tendré que cambiar el horario de rezar los Laudes, así que me iré a la cita habiéndolo hecho, si es que otra cosa no se interpone; luego, me llevaré mi rosario para rezarlo en el bus por si acaso pasara algo que me impidiera hacerlo a la hora que acostumbro.

Será muy bonito encontrarme en los consultorios con tanta gente necesitada de una sonrisa, consuelo, unas palabras de ánimo o algún consejo que daré sin que me lo pidan (jeje), tanta gente por la que ofreceré mis oraciones ya que, como soy enfermo misionero, eso hago.

Las Obras Misionales Pontificias (OMP) tiene ese apostolado del enfermo misionero al que me adscribí. Me corresponde rezar por los misioneros, el papa, el clero, los enfermos y además rezo por mi familia y seres queridos, que incluye el resto de la humanidad; porque es cierto, todos son mis seres queridos.

Como al enfrentar la muerte, hay que echarle el cuerpo al día, aunque la carga no parezca fácil, la gracia puede.

Soy testigo.

19.07.25

Preferir una forma del rito sobre la otra nos hace sectarios.

De muchos años para acá es muy difícil escribir sobre Liturgia debido a las reacciones de muchos lectores aficionados quienes han elegido una forma del rito sobre la otra como si una fuera la única verdadera y más santa.

No me refiero únicamente a los que se autodenominan “tradicionalistas” sino también a quienes conocemos como “progresistas” o “modernistas”.

Hasta aquí, y debido a que se hace necesario nombrarlos para analizar la cuestion, el tema asusta y también lo que expresan unos y otros cuando se nombra este asunto pero, me atrevo hacerlo ya que espero siempre lo mejor de las personas, aun cuando actuan por temor a perder algo que consideran les pertenece. 

El temor es el combustible de toda violencia. .  

Uno que ame a Cristo en la Liturgia será incapaz de elegir una forma del rito sobre la otra, la gracia evitará cosa semejante; le será imposible, una elección de ese tipo. 

A qué tipo de elección me refiero?

Me refiero al tipo de elección que te convierte en miembro de una secta.

Una elección de ese tipo se hace porque has comprometido tu libertad a tus gustos o preferencias, es decir, has elegido esclavizarte.Elegir una forma del rito sobre la otra tiene ese efecto, te convierte en persona esclava de tu soberbia y la vez, persona sectaria.

No hace falta mencionar el efecto nocivo que dicha elección tiene para el alma y el bloqueo del Entendimiento para las cosas de Dios.

Es decir, si fueras un jugador de fútbol y eligieras -por sobre el entrenamiento y el trabajo en equipo- la fama y la apariencia para meter goles, tarde te darías cuenta que no sirven para nada. 

Así es como actuas al preferir una forma del rito sobre la otra, esa es tu conducta y te lo digo claramente, así seas laico, presbítero u obispo, todos tienen por delante la opción de ser sectarios o no. De verse como unos tontos, o no.

Se debe decir alto y fuerte: preferir una forma del rito sobre la otra nos hace sectarios.

Se equivoca quien piensa que la celebración de la santa misa en una u otra forma del rito provoca el sectarismo. Es una infamia afirmar algo así de la Santa Misa. No, lo que nos hace sectarios es actuar con soberbia al elegir una forma del rito sobre la otra.

Este solo sanará con ayuda de Dios y la voluntad de cada; uno así como con el auxilio que ofrezca el Magisterio y la Tradición para corregir el entuerto.

Benedicto XVI tenía claro que lo mejor era la convivencia de ambas formas del rito romano. Lo mejor es su mutuo enriquecimiento, decía. Ofrecer la opción de celebrar la forma extraordinaria al menos una vez por mes en cada diócesis para enriquecimiento del celebrante y la asamblea. Que estén disponibles todas las opciones de conocer y celebrar a Cristo.

Actualmente, en nuestra Santa y amada iglesia, a duras penas conviven ambas formas del rito. En algunos lugares ha sido absolutamente prohibido el vetus ordo; es como, si prohibieran el novus ordo. Una locura!

Es fácil hallar el fruto de la convivencia en varias partes del mundo. Yo lo conocí en Guadalajara, Jalisco, México. Ahí está la preciosa parroquia de la Virgen del Pilar a cargo de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP) en cuya diócesis se celebran tanto el vetus como el novus ordo y cuyas asambleas se entremezclan.

En esa diócesis hay presencia de Lefebvristas, aunque desconozco la relación que tienen con los demás, el caso es que están ahí, conviviendo; hechos que son una declaración de mutua aceptación y unidad, cosa que tiene mayor apariencia de “cosa de Dios” que lo que venimos padeciendo. 

Como es fácil concluir, los frutos de esa convivencia son buenos, verdaderos y bellos. Papa Benedicto lo tenía claro y lo dejó dicho en su libro “El Espíritu de la Liturgia”.

Sigo amando la Liturgia gracias a los sacerdotes que me dieron formación y también a Benedicto XVI quien, entre otros, me afirmó en lo de “ser una, santa, católica y apostólica” de la Iglesia.

Pidamos la Gracia de un corazón agradecido libre de temor para que nos sea posible amar a Cristo en la Liturgia sin la mala inclinación a elegir una forma del rito sobre la otra.

Gracias por su amable lectura.

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NOTA: Cerraré comentarios.

 

 

2.07.25

En la Iglesia (no) escuchamos

“Saber escuchar, o escucha activa, es la habilidad de prestar atención a lo que dice otra persona, comprendiendo no solo las palabras, sino también las emociones y perspectivas subyacentes. Implica un interés genuino por lo que se comunica, y va más allá de oír; es un proceso activo de interpretación y respuesta”.  (Resultado búsqueda en Google)

 

Si bien lo anterior es el resultado de una búsqueda en Google, podemos confiar que –al menos- aparentemente y en lo fundamental, es una respuesta confiable.

Google, además, describe los beneficios de la escucha activa y cómo desarrollarla.

Esta descripción general de la escucha activa carece del aspecto de antropología cristiana como sería, para empezar, que a todos nos ha creado Dios con dignidad humana. A partir de lo fundamental, es que cualquier bautizado tendría que proponerse escuchar, pero no sucede y es por la soberbia.

Y digo que es por soberbia porque la humildad hace lo contrario, para empezar, la humildad, escucha. No sería humildad si no lo hiciera.

Ahora bien, me fui a investigar este asunto de “la escucha” porque, tras la muerte de papa Francisco, sigo “escuchando” sobre el asunto de la sinodalidad o lo que es lo mismo: el “saber escuchar” que, sin duda, necesitamos aprender en la Iglesia.

Durante esos años de preparación para el sínodo sobre sinodalidad estuve esforzándome en escuchar, lo que más esfuerzo requirió fue en “el interés” que el tema despertaba ya que era nulo. Puse mucha atención durante las sesiones on line previas entre laicos y consagrados latinoamericanos, mucha, pero debo decir que no entendí nada, parecían estar hablando en idioma extraño. Lo que más llamaba mi atención es que los participantes parecían entender lo que se decía y alababan las presentaciones que para mí fueron excesivamente largas, ininteligibles y aburridas. Podría ser que no entendía porque no me interesaba, eso también, pero lo dudo ya que, en verdad quería conocer la iniciativa del papa Francisco. No lo logré.

Mi deseo de comprensión fue sincero ya que me doy cuenta que éLo he padecido siempre. Si, se sufre por la falta de escucha al punto que uno termina adaptándose a la impositiva soberbia de algunos fieles y consagrados, presbíteros u obispos.

La jerarquía tendría que marcar alguna diferencia?  Si, pero no es la norma.

No estoy diciendo que no hay humildad en los obispos, la hay pero, lo que no encuentro son destrezas comunicativas que involucren un auténtico interés sobre lo que se está diciendo, que hagan preguntas (a mi, que he sido lo revuelca albóndigas que he sido, nunca, ningún obispo nada me preguntó), eviten juzgar y procuren validar lo expresado.

Es posible darse cuenta que “escuchan” con sincero corazón pero no hay forma de saber qué sucede en su interior con lo que se dice. Cada palabra parece caer como cuerpo inerte en un agujero negro.

Uno sabe, por personas como el padre Pío, que a las autoridades se les dificulta escuchar y, con ello el santo aprendió a vivir. No veo por qué no habríamos de hacerlo nosotros con ayuda de Dios? Aprender a sobrellevar la cruz que son algunos obispos a los que se ama muchísimo.

Puede uno, por gracia y con humildad amarlos, sobrellevar sus personas como una cruz, pero también, por gracia, puede uno ejercitar con ellos las obras de misericordia. Yo, por ejemplo, las ejercito por medio de este blog y, ocasionalmente, en persona.  

Sobre este tema tendré que hablar un poco más en futuros articulitos, con ayuda de Dios.

Dedicado a los obispos de mi país a los que tanto quiero y, particularmente, aquellos con los que he cruzado palabra. Ellos saben de quienes hablo.

El Señor los conserve en su gracia.

 

 

 

 

 

 

 

 

28.06.25

La perspectiva de la muerte y el CELAM

Como que un día te digan que tienes cáncer.
La perspectiva  de lo que hasta ese momento fue tu vida, cambia radicalmente.

Cambia para bien, con el auxilio de Dios.
Aun cuando no sea más que un tumorcito fácil de extraer y que no tomará mayor cantidad de sesiones de quimioterapia, radioterapia o terapia hormonal, una, dos o las tres simultáneamente; aun cuando proceso no durara más que algunos meses, la perspectiva, cambia solo porque aparece lo único que no es opción: morir.

Podría ser que, con esa nueva perspectiva, que la alegría no la encuentres cerca de la playa sino mar adentro. Solo, nadando con lo que tengas de fuerza y destreza. Dando todo de ti, con ayuda de Dios.

Puede ser que así te llegue el mejor regalo que tendrás en la vida: sufrir un poco, con auténtico sufrimiento, del que nace de la perspectiva de dejar esta vida y planeta tan hermosos.

Qué dicha enorme llegar a tener esas ganas infinitas de vivir con salud, sobre todo con salud espiritual, también menta,l aunque por la física, no podamos hacer mayor cosa.

Qué dicha fenomenal!

Y, empezar a notar a aquellos que, cerca de ti, que sufren por la misma razón, empezar a notar cómo cada uno enfrenta el don que les ha sido dado. Mirándoles se sufre pero también se reciben alegrías y sobre todo, certezas de que ese camino conduce a lugar tan anhelado como es la vida en Dios.

Y notar quiénes te aman, y cuánto pueden lograr con ese amor que te tienen, u observar también, cuan poco te quieren y cuánto se les dificulta sacar de sí lo mejor.

En fin, sufrir ante la perspectiva de la muerte, cambia todo. Cambia el corazón de piedra en uno de carne. Enhorabuena!

Sorpresa será cuando te des cuenta que, según caminen las cosas, podrías llegar a ser muy parecido a Jesús en su pasión, en todo sentido. Espero que llegues a sentir agrado y gratitud con la idea. Sería lo ideal, con ayuda de Dios.

—– O —–

Esta larga introducción ha sido, un poco para honrar a quienes hayan recibido la noticia de su enfermedad y para quienes la van sobrellevando.

Tengo varias personas cercanas enfermitas que me han hecho reflexionar.

—— O —–

Pero también, esta reflexión sirva para los prelados responsables del CELAM ya que, desde hace décadas, ese organismo tiene un cáncer del que parecen no enterarse.

El enorme tumor por su tamaño y malignidad esconde la fe católica y, aunque han recibido ayuda de Dios, se les ha  de haber quedado traspapelada entre estados financieros y programas pastorales. Vaya usted a saber!

El estado de ese cuerpo que es el CELAM viene a ser, ya no como la barca de Pedro, sino como un crucero que, por su tamaño y potencia, es absolutamente incapaz de prestar atención a que, a su lado, a duras penas, flota una barquilla con nuestro amado Jesús, cabizbajo y a la espera de llamar su atención. Así se mira desde lejos.
Que Nuestro Señor se encargue de ese cuerpo enfermo, que con su ayuda obtengan perspectiva ante la muerte.

Quizá el papa León, quien podría haber padecido a su lado, será por quien les llegará la salud.

Sea como Dios quiera. Amen

12.06.25

Jesús, mira

Para mi persona ha sido dificilísimo mirar a Jesús a los ojos.

Finalmente, lo he podido hacer mirando una imagen del Niño Jesús de Praga.
Lo miro fijamente y espero a que sus ojitos inicien la conversación o, nada más, lo miro.

El caso es que lo he podido mirar y comprendo que me está escuchando, que le importa lo que digo, que está a mi favor, aun cuando solo llegue a contar dolida y arrepentida mis vergüenzas. Será el único que nunca pensará “Qué cosa tan aburrida!”, aunque lo sea.

Ay! Cielo, bendito! Es el Niño y solo un niño, cuando mira, lo hace sin juzgar y esperando todo y solo lo mejor de ti y de todo. Imposible decepcionarlo, sobre todo cuando se trata del Niño Jesús que lo sabe todo, por quien y para quien todo fue creado, de cuya vida vivo y de quien soy perdonado, vez tras vez, con los mismos o nuevos pecados. Recibiendo, una y otra vez, consuelo, alegría, paz, esperanza de encontrármelo de veras y apretar esos cachetes* con todo amor y devoción. Ay! Chiquito de mi alma! Niño bendito de mi corazón!
Solo de un niño, del Niño, puedo uno estar seguro de que, no habrá día que no tenga tiempo para ti, ni que serás un atraso o molestia, ni pensará que eres débil si te echaras a llorar o que eres irremediable si, triste o enfadado, te desahogas en su regazo. Solo El sabrá acogerte si estás con miedo y te hará sentir valiente entre sus brazos. Con solo mirar al fondo de sus ojos, lo sabrás. Sabrás que lo puedes todo y querrás nunca dejarlo, ni que te deje jamás.

Cielo bendito! Qué dicha ha sido llegar a mirar a Jesús a los ojos.
Más que una dicha, es una gracia, me parece que grandísima.

De mirarlo con frecuencia desearas tener su mirada; se lo pedirás y te la dará, poco a poco, empezaras a mirar con esos mismos ojos que te llenan el alma y será para mayor gloria de Dios y santificación de las almas.  

Jesús, mira.

— o —

Ahora bien, los apóstoles y sucesores, se zambulleron en esa mirada, y sucedió que, también fueron transformados por su gracia. De ahí que, miraban como Jesús y lo miraban en los demás ya que muchos, fueron agraciados. Por eso, para los seguidores más jóvenes fue fácil confiar, ya que al ver a Pablo o Juan, por ejemplo, era como ver a Jesús. Esos jóvenes seguidores fueron más tarde, los Santos Padres, de quienes tanto aprendemos.

Cómo no dar testimonio de la Resurrección si ellos mismos experimentaban las consecuencias en sus personas y en los miembros de la comunidad? En la propia comunidad, como el propio cuerpo de Jesús! Que no es poca cosa!

Ahora bien, probablemente, uno tenga una idea personal de Jesús, por lo que, lo que vea de El en los demás, sea aquello que combina con la idea que uno tiene; por ejemplo, para mí, la idea que tengo de Jesús es que siempre, no importara qué, fue amable. Anduvo siempre agradecido y contento, por mencionar algunos detalles.

Así es como, cuando me encuentro con un consagrado o a cualquiera, me adelanto a pensar bien, pienso y espero ver a Jesús en algunos o muchos aspectos; lo que pasa, es que el método no es infalible ya que, muchas veces me equivoco y tanto que, a veces, no veo en esa persona ningún aspecto de Jesús. Nada. Ninguno.

Sin embargo, también, sucede lo contrario, al ver a un consagrado, de inmediato, das con Jesús. Lo descubres en su lado amable, por su alegría y estar contento; por su forma de hablar de ese amor que le ha sido dado y del que le sobra para regalar y, de vuelta, para seguir amando y saberse amado. Por la forma en cómo habla de todo lo que ha pasado hasta llegar ahí. Por la gratitud que le brota por los poros y de la pureza que es incomparable. Por esa forma cierta, inequívoca de dar las señas para llegar al cielo, con Jesús.

Y también, que no es poco, se le conoce por hablar del Padre como de algo propio, que le pertenece y de quien es llamado “suyo”.  Como si lo hubiera visto con sus propios ojos.

En ese consagrado a Jesús se le ve, sobre todo, por la veneración, respeto, propiedad y exactitud con la que se expresa de tantas cosas acerca de las que le ha sido dado entendimiento y que comparte; en el entusiasmo con que vive y que solo encuentra reposo al celebrar la santa misa con la que, finalmente, nos deja ver que se trata de Jesús y no de su persona.

 

De cuando uno se encuentra con hombres así es que recuerda a los de Emaús, que no llegaron a saber que era el Señor, hasta la fracción del pan.

Jesús, mira

 

* Cachetes le decimos por cariño a las mejillas