La magia y los libros para chicos (I)

                   Hécate, obra de Maximilian Pirner (1853-1924).

 

 


                                      “El ojo malo

que transmuta el donaire de su hermano

y la gracia de su hermano,

apuesto como es,

devora su carne sin cuchillo,

bebe su sangre sin copa…”.

Tablilla sumeria.

  

“Por eso me he entregado a la magia:

para ver si por la fuerza y la palabra del espíritu me son revelados ciertos misterios;

para no tener que decir con agrio sudor lo que no sé;

para conseguir reconocer lo que el mundo contiene en su interior.”

Goethe. Fausto

 

“Mañana ––y ha de ser temprano––

iré a visitar a las hermanas fatídicas.

Necesito que me digan más, porque ahora estoy resuelto a saber,

por los peores medios, lo peor.”

Shakespeare. Macbeth

  

“¡Oh diablo a quien yo conjuré!

¿Cómo cumpliste tu palabra en todo lo que te pedí?” 

Fernando de Rojas. La Celestina

 

 

La magia es tan antigua como el hombre. Y tan antigua como ella es el temor que siempre la ha acompañado.

Sabemos que la Iglesia condena su práctica como algo pecaminoso y diabólico, sin que se hagan distingos entre magia blanca o negra. En varios lugares de la Biblia se nos advierte al respecto (Deuteronomio 18:10-14; Levítico 19:26, 31, 20:27; Hechos 13:8-10; II Corintios 4:4; I Pedro 5:8 y I Timoteo 4:1). No hay pueblo o civilización que no la haya considerado al menos con respeto, sino con miedo.

En la actualidad es diferente. El mundo moderno frivoliza con tales cosas y ni siquiera para nosotros, los cristianos, parece un tema que se pueda tomar en serio. Hoy, todo ello es calificado de superstición. 

Sin embargo, es una cuestión a la que debe prestarse atención y más si existe riesgo ––y cierto es que existe­­–– de que pueda afectar a nuestros hijos. Por eso deberíamos esperar que fuera tratada como siempre lo ha sido, con sumo cuidado y recelo, aunque lamentablemente no es así. En el mundo de la literatura infantil y juvenil es un tema muy transitado, hasta el punto de que alguno de los mayores éxitos editoriales de los últimos tiempos se asientan en historias que tienen la magia como coprotagonista. Me refiero ahora, como serie de libros más representativa, a la saga de Harry Potter, de J. K. Rowling, aunque soy consciente de que existen otras. Lo que comente a partir de aquí puede ser aplicado a todas.

 

El sentido de la trascendencia y la futilidad del mal

Los cristianos creemos en la existencia de un mundo espiritual tan real como el material (aunque se trate de una creencia que, desde siempre, ha acompañado al hombre, fuere cual fuere su profesión de fe). En frase del Cardenal Newman: “Tal como lo repetimos en el Credo, hay dos mundos, “el visible y el invisible” el mundo que vemos y el mundo que no vemos––

Ese coexistente mundo paralelo se encuentra habitado por otros seres; el mismo Newman nos dice que es “un mundo de santos y de ángeles, un mundo glorioso (…) de maravillas eternas, hermosas, misteriosas, e incomprensibles, que se ocultan detrás de lo visible”, pero también un mundo habitado por las almas de los muertos que “cuando parten de aquí no dejan de existir, sino que se retiran de la escena visible de las cosas”. Finalmente, también es un mundo por el que “ronda, como un león rugiente, buscando a quien devorar”, Satán, con sus “espíritus de demonios, que hacen prodigios” y que “andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas”. Todos tenemos relación con esa realidad, seamos creyentes o no, lo queramos o no. Ese mundo invisible “existe ahora, aunque no lo veamos. Está entre nosotros y a nuestro alrededor”

Porque como gustaba decir a C. S. Lewis, los seres humanos son anfibios, mitad espíritu y mitad animal. Siendo espíritus, pertenecen al mundo eterno, pero siendo animales, habitan el tiempo” (Cartas del diablo a su sobrino. 1942). No podemos dejar atrás esa dualidad, no podemos dejar de ser seres anfibios y, de tanto en tanto, sentimos la necesidad de algo espiritual. Vamos, cual cazador, tras el rastro de toda esa luz que no podemos ver.

Hoy en día esta búsqueda resulta más peligrosa que nunca por un generalizado alejamiento de Dios que nos deja desvalidos frente al vacío creado por esa ausencia y nos aboca a colmarlo con cualquier cosa. Ya lo había anunciado el agorero de Nietzsche: “Rompiendo un concepto principal del cristianismo, la fe en Dios, uno rompe el esquema: nada necesario se mantiene en las manos de uno”, o de manera menos ampulosa Dostoievski, cuando en Los hermanos Karamazov el segundo de los hermanos, Iván, afirma que “si Dios no existe, todo está permitido”. Esta doble circunstancia ––el vacío y la necesidad––, con el abandono de ese ansia de trascendencia y espiritualidad, de esos “anhelos inmortales”, como los llamaría Shakespeare, ha traído consigo un remedio pernicioso, pues como Chesterton hizo decir a su Padre Brown,“es el primer paso que se da cuando no se cree en Dios; se pierde el sentido común y se dejan de ver las cosas como son en realidad” (La incredulidad del padre Brown. 1926). 

El apartamiento de Dios nos coloca en una situación paradójica: por un lado, se habla menos que nunca de este mundo invisible y sus habitantes (pocos creen realmente en la existencia de los ángeles y menos del demonio y del infierno) y por otro, se populariza su consideración banal, fútil e intrascendente, en una estudiada estrategia de seducción (¿diseñada por quien? Pregúntense cuál es la astucia mayor del diablo; según Baudelaire, es hacernos creer que no existe). Este tratamiento intrascendente y lúdico, disfrazado de entertainment, ha dado lugar al renacimiento de una “nueva” espiritualidad. Con el declive de la religiosidad, ha entrado en liza el ocultismo en su versión progre-dulcificada, como un refugio inocente y placentero, mezcolanza de espiritualidades contradictorias, disparatadas e incoherentes, buenista y seductor. Me refiero a la proliferación de la literatura, cursos y programas de la llamada “autoayuda”, a los caminos pseudofilosóficos/religiosos de la denominada “Nueva Era” (yoga, reiki), y a la proliferación de sectas y prácticas culturales, espirituales, lúdicas o cuasi religiosas, que ocultan viejas prácticas ocultistas y satánicas.

El alejamiento del hombre de su camino natural de trascendencia, forzado y frustrado por la cultura circundante, ha dado lugar a esta nueva y distorsionada espiritualidad, con sucedáneos siempre decepcionantes. Y uno de ellos, quizás de los más peligrosos, es la magia.

 

El poder mágico de la palabra

En el asedio al que nos somete esta espiritualidad tóxica, el infante y el púber son carne de cañón. Nada hay más ligado a la infancia que la palabra en su carácter creador y estructurador del mundo. La palabra conforma el pequeño universo del niño, le da seguridad, solidez y límites. Nada fuera de lo que dice o le dicen existe para él y todo puede hacerse o acomodarse a la palabra, desde el muñeco inanimado hasta el padre amoroso.

El niño, desde su más tierna infancia, ansía enfrentar la intimidación del mundo a través de la magia de la palabra, asido a los sones y ritmos de su dicción y al compás de la música antigua y primaria de su corazón y del de su madre.

Esta intuición infantil del poder de la palabra tiene su origen en el reflejo de Dios: Él creó con su palabra el mundo, Él es la palabra y el mundo su obra, que a ella se somete y acompasa. Y la magia no es sino una pálida y herética imitación del único acto creador, que no busca la similitud con el Hacedor a través del amor, sino que es impulsada por el poder y el dominio; es una de las manifestaciones del viejo y luciferino non serviam, del endiosamiento y de la auto divinización del hombre. 

La capitulación y el sometimiento de la dureza y crueldad del mundo a la palabra es un ansia interior del corazón infantil. Las canciones, los corros, las nanas, hasta los llantos rítmicos y pausados, buscan dominar y cambiar el mundo salvaje e indómito, hacerlo doméstico y apacible. ¿Y qué trata de hacer la magia sino colmar este ansia y hacerlo a través de la voz y la palabra, instrumentos mágicos por antonomasia? Existe una inquietante similitud entre la magia organizada y esta intuición infantil que explica la atracción que esta ejerce sobre el niño, una atracción puramente humana pero que se torna más poderosa si cabe, porque los niños carecen del escudo de escepticismo de que disponemos los adultos. La inocencia infantil contiene en su seno su propia vulnerabilidad. La magia ofrece el dominio del mundo por medio del encanto de la palabra, con conjuros, hechizos, sortilegios, maldiciones, encantamientos: Abracadabra, ábrete sésamo, alakazam, hocus pocussimsalabim. Y como sabemos, nada como eso fascina al niño. 

Y hecha esta introducción, a partir de aquí prestaré atención a un solo aspecto de este asedio, el que concierne a la acción de los libros de que trataré en una próxima entrada.

 


7 comentarios

  
Joaquín
Vamos, hombre...¿en serio? ¿vamos a soltar otra vez el rollo de que los libros de Harry Potter son "diabólicos"? Los libros de Harry Potter son simplemente historias fantásticas. La "magia" que aparece en ellos NADA tiene que ver con lo que tradicionalmente se ha condenado como tal. No nos la cojamos con papel de fumar, por favor.
25/04/19 12:47 PM
  
Cos
Yo no he leído ningún libro de Harry Potter ni he visto ninguna de las películas que se que se han hecho pero aquí hay una señora que sí advierte sobre ellos. Hay que pensar que a veces los mensajes que se cuelan pueden ser muy sutiles. O qeu mas allá de los detalles lo que se cuele sea una visión global anticristiana.
www.youtube.com/watch?v=h8rhKGghTmc
25/04/19 4:02 PM
  
Ramvel
Joaquín, tenga paciencia y no se adelante a las cosas. Ya vendrán las entradas siguientes.
La existencia del Maligno y su poder en el mundo es bíblico. San Pablo dice que los ídolos de los paganos son demonios.
Cristo habla de demonios y los expulsa.
Fray Nelson ha hecho una muy buena reflexión sobre un tema similar y advierte de que podemos crear condiciones (queriendo o no) que faciliten la influencia y acción de espíritus malos.
Espero ansioso las siguiente entradas, porque siempre he tenido cierta dificultad para permitir que mis hijos pequeños lean libros (o ver películas) que no conozco. ¡Y vaya que la magia es atractiva para los niños!
25/04/19 8:40 PM
  
Mª Pilar
Gracias por sus entradas, seguro ayudara a muchos padres y abuelos en discernir que libros infantiles comprar o poner a disposición de sus hijos.
Yo he pasado mi época de madre con niños pequeños y es un tema que me ha preocupado.
Me ha horrorizado esas sección infantil de las librerías que parece la sección esotérica, mas que una sección para niños .A los niños tiene que quedarles claro la diferencia entre el Bien y el Mal y que cosas o personas pueden representar lo uno y lo otro, y buscar su simpatía y a adhesión a lo primero. Que sepan percibir la belleza de Bien y que les guste,Todo esto facilitara la formación religiosa de los niños
27/04/19 8:05 PM
  
Adriana
Su análisis me recuerda y me confirma algo que yo me percaté al ver las películas de Harry Potter. Antes de viajar a España, acá en Colombia, hacia el año 1998, si mal no recuerdo, tenía un andar ya maduro en la RCC del país, y formación teológica. Un día, una amiga me dijo que quería saber mi opinión sobre un evento. Ella trabajaba en una empresa petrolera inglesa, y me comentó que en la empresa promovían para los empleados ir con sus hijos, su familia a unas actividades los viernes en la noche, actividades de magos para los chicos, que los celebraban en una casa bonita en un barrio residencial. Fuí con ella y me sorprendió ver la cantidades de familias inglesas asistiendo al completo, pocos colombianos, todo encuento en luces suaves, y no era una fiesta de cumpleaños, era algo que se hacía los viernes. Me presentó a un mago inglés, pero lo curioso era el discurso que sacaban a escena, decían que San Juan Bosco era el jefe de los magos y que quería mucho los niños. Aludían que el santo hacía actos de magia para entretener a los niños y que por eso la magia era buena. Me puse a recorrer la casa, pintada de negro sus paredes, buena decoración y con imágenes de magos muy a la usanza de las películas de Harry Potter. Además cuadros de San Juan Bosco con una estrella de cinco puntas, el signo de brujería, detrás de la cabeza. Me explicaba mi amiga que en la empresa, los ingleses aunque se suponen protestantes, no eran muy practicantes de su religión pero que gustaban mucho de la magía, y magía dura, no hablo de sacar un conejo de la chistera para hacernos reír a todos. La sensación que me quedò es que personas con procesos culturales de descristianización muy grandes, se arriesgan con la magia por la necesidad de "creer en algo". Luego cuando salieron las películas de Harry Potter, cuando ví las escenas, la decoración me resultó familiar. Mi conclusión a la que llegué es la que expone Ud, cuando ya la sana barrera que pone el cristianismo frente a estas prácticas, se rompe, ya no hay problema de presentarle a los niños la magia como algo amigable, una nueva religión sin problemas. He ahí la cuestión, y para que cuele, la mezclan con virtudes ( es contradictorio) para que no resulte alarmante.
27/04/19 8:51 PM
  
Jorge Cantu
Estimado Joaquín:

Por "fantástico" que sea el mundo literario de Harry Potter y similares, me queda claro que el trasfondo de ese "mundo" es ateo y filognóstico. Dios no pinta para nada en él; los "buenos" nunca acuden a Él ni le refieren jamás. Los poderes mágicos son ciegos, según quien los utilice y sí en cambio los poderes malignos tienen manifestaciones muy similares a las diabólicas. La "nariz" contraída de Voldemort me recordó fuertemente las representaciones de Baphometh. Dudo mucho que la mente creadora de tales historias sea antipática hacia el ateísmo, el gnosticismo, "ciencias" ocultas, satanismo, etc.
28/04/19 3:46 AM
  
Dylanbob
A mi particularmente no me gusta Harry . Pero por aca casi todo es pecado. El rock es satanico. La televisión satánica. Ir a la playa pecado. Salir la calle a enfrentarse a las mujeres dedicadas a mostrar de las pecado... en fin hay que hacerse monje escuchar música clásica y ver películas católicas solamente. Usted entiende el mundo hecho por Dios es malo malo malo....
28/04/19 7:51 PM

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