1.07.24

Cosas de Juana...

Juana, en La Serna, es algo así como mi Rafaela particular. Muchos años, muchas penas, mucho trabajo, y una sonrisa siempre en su rostro.

La feligresa más constante. Cuántas misas no habremos celebrado los dos, y no digo solos porque con nosotros están siempre san Andrés, la Virgen del Socorro, san Agustín y san Antonio, que el templo se veneran, amén de ángeles, arcángeles, serafines, querubines, tronos, potestades y toda la corte celestial, para ir resumiendo. 

Juana tiene su forma de hablar. la de siempre, la del pueblo, la que suena a diálogo con solera y verdad profunda. Clara, concisa, precisa en el lenguaje. Todo se le entiende.

El caso es que un servidor andaba este sábado pasado renqueando del pie derecho, cosa de poca importancia pero molesta, y que, por cierto, ya está casi superada del todo. 

Fue entrar Juana al templo y verme andando con esa poca dificultad y me dice:

“Tenga cuidado, que lo mismo hocica y se va p’al suelo y luego a ver quién le levanta… Ya sabe cómo son estas cosas. Una caída mala… y dobla peineta".

Se entiende todo. Hasta lo de la peineta. 

Le digo un día:

- ¿Vendrá alguien más a misa?

- Sí. Pelé, Melé y el palo la escoba. Me parece que ya estamos todos… Pero usted tranquilo, que ellos se lo pierden. 

- Amén. 

28.06.24

Empeñarnos en lo que no podemos controlar

La liturgia de los últimos días está siendo terrible. Desde el pasado domingo, la tempestad y la barca que casi se hundía, la casa edificada sobre arena o sobre roca, el destierro a Babilonia, hoy mismo la memoria del mártir san Ireneo. Todo son catástrofes. 

Demasiado sencillo concluir diciendo que es que nos atacan por todos lados, aunque pudiera ser verdad, que no lo voy a negar. Parece que todo lo tenemos en contra: una sociedad secularizada, los medios de comunicación, las redes sociales, los políticos, incluso la gente más cercana. Como siempre. Cuando no son los vientos huracanados que encrespan el mar y se lanzan contra la casa, son los perseguidores de la fe, babilonios o autoridades romanas. Una historia muy vieja.

Es el gran lamento. Todo lo que nos pasa es por culpa de los otros que son muy malos. No estoy en absoluto de acuerdo. 

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26.06.24

Rejuvenecer cuarenta años

La nostalgia es la nostalgia, y en la medida en que nos hacemos mayores nos produce una especial ternura volver a nuestros orígenes. Cosas en las que hacía tiempo que no reparábamos, hoy hasta nos humedecen los ojos de emoción. Me siento rejuvenecido. Mucho. Los que nos formamos en los años setenta y ochenta hoy nos estamos reencontrando con las propuestas de nuestra juventud. Cualquier día saco los pantalones campana y un jersey de cuello vuelto. Me estoy planteando una posible trenka y la cazadora de pana.

Emocionante encontrarte en cualquier parroquia de nuevo los carteles de nuestra juventud, eso que colgábamos en nuestros templos y que con letras enormes nos recordaban la esencia de nuestra fe: “Dios te ama", “Cuaresma, tiempo de conversión”, “Jesús te espera". Hoy vuelven y nos sacan la emoción de aquella lejana juventud. 

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22.06.24

Fracaso total de mi programa de noticias de los viernes

Hace ahora como cuatro meses que les dije que me metía en otro charco: un programa semanal de noticias de Iglesia. Ayer emitimos el programa número 21. 

Un fracaso según algunos de mis incondicionales seguidores y comentaristas. ¿Los motivos? Básicamente dos: que un cura de pueblo casi sin feligreses qué podía saber de la iglesia, y que las noticias que doy no son más que un refrito de cosas que hay por la red. Tienen razón, empezando por el sofrito. 

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21.06.24

Ir creando núcleos mínimos

Por favor, que no me refiero a olvidarnos de nuestra pastoral de siempre. Pero no deja de darme vueltas en la cabeza la necesidad de ir creando en las parroquias núcleos mínimos, con una, dos, tres personas… Dios quiera que más, que de verdad deseen una vida cristiana más profunda y comprometida.

Grupúsculos de formación básica, arraigada y comprometida, enraizados en la oración y en la vida sacramental. Gente concienciada, generosa, que ofrezca por sus parroquias y por el mundo, más que actividades múltiples, su vida entera como ofrenda. Y mientras, haya grupo o no, el compromiso aparezca o no, los sacerdotes dando ejemplo de oración, entrega y fidelidad, aunque aparentemente no hagamos nada…

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