El párroco omnisciente
Son muchas las cualidades que nuestros fieles nos tribuyen a los sacerdotes, especialmente a los párrocos. Yo creo que como nos ven en el altar y, nos sienten así como hombres de Dios, se piensan que nuestros son todos los atributos del mismo Dios.
Santidad. Por tanto nos exigen perfección absolutísima en todo lo que hacemos, decimos o, incluso, pensamos. El cura no se enoja, no duda, reza siempre, no se permite en su vida el fallo más mínimo. Es perfecto, aunque lo de la perfección no todo el mundo lo entiende igual.
Eternidad. El cura, y eso es así, no puede cansarse ni jubilarse. Punto. Y pobre de ti si te quejas de estar cansado.
Omnipotencia. Todo lo puedes. Incluyendo la recomendación para el trabajo del nieto, la plaza para la residencia de ancianos Tal, conseguir fondos para arreglar la iglesia, llamar a un conocido para lo del médico de Fulano. Todo lo puede el cura.