Panda de indocumentados
No es lo que son. Me temo que es lo que somos en general los católicos incluyendo sacerdotes, religiosos y no me importa incluir obispos. De ahí para arriba no me atrevo.
Si se atreven, pregunten, pregunten. A ver cuál es el último documento medio serio que nos hemos leído. Y ya puestos, a ver si en los días de su vida han leído alguna encíclica, algo anterior al Vaticano II. Más aún: si se han leído los documentos del Vaticano II y cuándo fue la última vez. Mucho me temo que demasiados católicos no tienen más formación que una vaga referencia al espíritu del concilio. Por eso lo de indocumentados.


Son, parece, una de las preocupaciones del santo padre. También de muchos obispos y curias diocesanas, que se muestran siempre en guardia ante lo que consideran deslealtad, ruptura de la comunión eclesial y una forma de minar la confianza en personas e instituciones. Esto es lo que hay.
Lo sé. Me van a dar más palos que a una estera porque aquí o te sumas a lo mandado o entras en el grupo de los indeseables del sistema, cosa, por cierto, de la que me siento muy orgulloso.
Porque hay que darlas, las cosas como son.





