Es urgente racionalizar la vida parroquial
Mi impresión de párroco es que, desde hace bastante tiempo, estamos perdiendo los papeles a la hora de plantear la vida pastoral. Mi impresión es la de estar constantemente recibiendo materiales, indicaciones, sugerencias, convocatorias y encuentros todos ellos de vital importancia.
Ahora mismo tengo sobre la mesa un sinfín de cuestiones. Los presupuestos económicos del 2016 que deben ser entregados hoy mismo, carteles, folletos y materiales varios de Cáritas para la campaña de los “sin techo” y cuyo día clave es el domingo 29. Por supuesto, hay una concentración en no sé dónde y una marcha solidaria en vaya a saber. Materiales para grupos de niños y jóvenes, y adultos, y una proyección y un power point. Mañana recibimos a la Virgen de la Almudena, peregrina en la diócesis, a las 12 de la mañana, en una parroquia de la Vicaría. También mañana encuentro de catequistas de la Vicaría, eso sí, a las doce, y por la tarde la despedida de D. Fidel en la catedral.

Reuniones y más reuniones. Preguntas y más preguntas: qué piensa la gente, qué necesita, qué busca, cómo salir al encuentro de sus necesidades… Cada consejo, cada propuesta, cada programa… todo acaba en lo mismo: en un antropocentrismo narcisista que se pregunta qué necesitamos, qué queremos, qué sentimos, qué nos agrada, qué echamos en falta.
Yo creo que las cabezas se ponen tontas y que los sueños sueños son. Esta carta nació dentro del II Congreso de Teología Continental realizado entre los días 26-30 de octubre en la ciudad de Belo Horizonte, Brasil bajo el titulo:"Iglesia que camina con Espíritu y desde los pobres". Se les pasó colocar en el título la palabra misericordia. Hoy si no colocas en algún lugar esa palabra no eres nada.
Los curas nos quejamos de que la gente nos pregunte constantemente por el horario de misas, pero hay que reconocer que no siempre se lo ponemos fácil.





