Anoche tuvimos la primera vigilia de la adoración nocturna en Braojos
Ayer se cumplieron seis meses desde mi toma de posesión de las parroquias de Braojos, Gascones y La Serna del Monte, y el Señor quiso que lo celebrásemos con la primera vigilia de la adoración nocturna en Braojos.
Hace un par de meses comenzamos a dar los primeros pasos. He de reconocer que el consejo diocesano, con su presidente al frente, nos ha apoyado desde el primer día, y que hemos contado desde entonces con la colaboración de adoradores de diferentes secciones de Madrid. Pero claro, adoración nocturna en un pueblo de doscientos habitantes… Parece demasiado.

Hoy ha sido uno de esos días raros en que he pasado la mañana trabajando en casa. Así que he aprovechado también para poner una lavadora y alguna tarea casera. Fuera de eso, ¿hay algo que hacer en el despacho parroquial del que dependen escasos cuatrocientos feligreses?
Les digo que casi que estoy por lanzar una recogida de firmas en change.org o similar, porque el pobre Poncio Pilato ha sido denostado, ridiculizado, puesto en un brete y de paso en solfa como ejemplo de falta de compromiso, relativismo, comodidad y ahí me las den todas. Pero hete aquí que al final vamos a tener que darle la razón.
Ayer lo he vuelto a escuchar. Falleció José María Iñigo y ya tenemos a algún sacerdote más bueno, evidentemente que los demás, proclamando “santo súbito”. Mejor, no “santo súbito”, sino “ya es santo”. Porque si el clérigo en cuestión afirma tajantemente que el finado ya está en el cielo, es lo que está diciendo: que ya es santo.