- ¿Pero no te has fijado?
- ¿En qué?
- Pues que la Engracia, la prima de Joaquina, lleva tiempo sin venir a misa.
- Sí. Un día que la vi por la calle se lo dije. Me respondió que son cosas suyas.
- Se ha enfadado contigo.
- Ah.
La gente se enfada. Porque quiere y con quien quiere, que hasta ahí podíamos llegar.
Hay enfados directamente con Dios. Porque sí, porque a ver quién es Dios para hacer su voluntad y no la de la Alfonsa. Y es que esta buena mujer se pasó tiempo pidiendo a Dios que salvara a su marido, muy malito por las cosas de la vida, de la vida que había llevado… Y Dios, que es muy suyo, en lugar de hacer caso a la Alfonsa decidió que su esposo mejor estaba en el otro mundo. Resultado: una menos en misa. Si Dios no me escucha, regañamos y se acabó. Hace usted muy bien, señora. A ver qué vas a decir.
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