Triste solución en la exposición de Teresa de Calcuta en Vigo
Tristes. Muy tristes novedades en lo concerniente a la exposición en Vigo sobre madre Teresa de Calcuta. Ya nos dijeron ayer que había levantado ampollas en los sectores laicistas y radicales porque veían el asunto como apología del catolicismo.
Pues acabo de ver la noticia aquí mismo de que se ha llegado a una solución de compromiso que consiste en quitar de la exposición unos cuantos símbolos religiosos para que nadie se moleste. Pues qué bien. Eso es lo que se llama cargarse una exposición, falsear la realidad, faltar al respeto a la beata Teresa y difuminar el fundamento de su vida y su labor: el amor a Cristo.
Va a quedar una exposición falsa, adulterada, absurda, ininteligible y vergonzante, eso sí, políticamente correcta, de pasteleo, de te quiero me quieres, amigos for ever.

Los monaguillos, para empezar, me parecen un extraordinario invento. Un par de chavales que sepan su oficio, acompañen al sacerdote, le ayuden con las vinajeras y el lavabo, la campanilla o la bandeja de la comunión, es un servicio muy de agradecer. En días solemnes, otro par para que ayuden con incensario y naveta, perfecto. Pero no más.
La gente de mi pueblo seguro que la van a identificar sin demasiados problemas aunque debe hacer como treinta años de su fallecimiento. Era vecina mía, una mujer muy humilde. Vivía de una pequeñísima pensión de no sé qué, y cuatro perras que le daba el ayuntamiento por barrer las escuelas. Viuda, los hijos marcharon a trabajar a la ciudad y estaba sola. Pero recuerdo lo que le decía a mi madre: “no sé qué hacer con tantos cuartos”.
En mi parroquia, como en tantas otras, estamos aprovechando el mes de enero para organizar una nueva peregrinación a
Hay medios, instituciones y personajes de la vida eclesial que son, desgraciadamente, una fuente inagotable de despropósitos y naderías. El monasterio de Montserrat siempre fue nacionalista, pero serio. Ahora ya, ni eso. Sus monjes tenían fama de formalidad, hondura intelectual, profundidad teológica y saber hacer. Parece que últimamente han decidido dejarse deslizar lanzarse en los brazos del nacionalismo más casposo y la progresía más insustancial. Ellos sabrán.